Por
Ingeniero Carlos J. Contreras C.
Ingeniero Carlos J. Contreras C.
Existe una anécdota sobre un
profesor universitario zuliano, conocido por no ser muy afable al trato con sus
alumnos, en donde una de sus discípula levantó la mano y le preguntó de manera ingenua
que no entendía sobre lo que estaba “explicando” en su clase y el susodicho
docente se volteó y dirigiéndose hacia la confundida alumna, con aire de docto
le dijo: “Ni entendereis”. Así, estoy yo
en estos momentos. Hay cosas que no entiendo y no voy hablar o escribir sobre
ciencia o tecnicismos que ameriten investigaciones. Son situaciones que se han
convertido de insolente y maliciosa manera, parte de nuestro devenir cotidiano.
No se si con candidez se creyó que
por ser 2014 un año no electoral, la canalla opositora se iba a tomar un tilo y
a tranquilizarse y que la cordura política crearía un oasis de paz social. Pero
no, era solo un espejismo, era la misma celada
que ha montado la derecha malviviente venezolana en contra del pueblo
venezolano que escogió como derrotero, el camino trazado de justicia social
reivindicativa señalado por el liderazgo del Camarada Hugo Chávez y que el
compañero presidente Nicolás Maduro asumió como responsabilidad revolucionaria,
acrecentar y mantener. Lo único que les quedaba a estos manipuladores y
cobardes, era incendiar la calle enmascarada en la manida “protesta justa” que
ha desencadenado en una vorágine de muerte y destrucción.
El estamento corporativo
transnacional norteamericano que gobierna Estados Unidos y que tiene como fantoche
al descolorido moreno farandulero de Obama, que reivindicó al gobierno del
beodo y orate vaquero de Bush, tiene sus asquerosas narices metidas en esta
nueva escalada desestabilizadora con los mismos argumentos, los mismos métodos
y los mismos serviles lacayos. La derecha venezolana, no podía darse el lujo de
que este año no comicial, las calles y
la psiquis del pueblo estuvieran tranquilas. No, ellos debían someternos a la
nefasta perturbación, sobre todo cuando el gobierno bolivariano y voceros calificados
(por ellos mismos) de la oposición se reunieron con el fin de concertar una
agenda venezolana, a pesar de las innegables diferencias existentes. Y su carne
de cañón son los universitarios, que le dieron réditos en las guarimbas
anteriores. Universitas estos, que con
la manida frase de que son el futuro pensante del país, se le debe justificar
los desmanes para que ellos decidan el futuro del resto de la Venezuela que
quiere tranquilidad, siguiendo el guión montado por la derecha internacional. Y
lo más lamentable, es que el talante natural revolucionario independiente y
contestatario de esa juventud enmascarada se ponga al servicio del adversario
natural: los Estados Unidos.
¿Por qué protestan de manera tan
demencial la sifrinería venezolana? Por algo tan simple que ellos se niegan a
aceptar: esto es una lucha de clases, donde la clase privilegiada busca el
poder para gobernar y desmontar el estado popular logrado y su vía expedita no
es la constitucional, sino provocando a las clases populares para que salgan a contrarrestarlos.
En pocas palabras, buscan la lucha literal cuerpo a cuerpo, montando la olla
para la intervención extranjera, como lo ha dicho abiertamente la aspiradora
nasal de la María Cochita Alonso. Estas protestas con libreto gringo, dirigido
en Venezuela por la casta reaccionaria de la elite económica, política,
clerical, universitaria y social venezolana tiene varias connotaciones y una de
ellas es el temor de segmento acomodado de perder aquellos espacios que ellos
gozaban privilegiadamente: acceso a la educación universitaria, a la medicina
especializada, a la tecnología en todos sus aspectos hasta a nuestros sitios de
recreación y esparcimiento como las costas y sus insulares áreas. Es decir,
ellos nunca aceptaran que “personas como ellos, tan inteligentes, preparadas,
hermosotes y de buena posición (la posición del mitómano) puedan estar junto a esta plebe” a menos que
estos últimos (el pueblo llano) sigan siendo la servidumbre, los obreros,
jardineros, lava carros, mandadero o cualquier evocación de marginalidad que
esta aristocracia insuflada, vieran como “natural”. El universitario guarimbero y los cobardones
que los aúpan vía “redes sociales” diciéndoles que son unos héroes, se están
convirtiendo en algo natural y esa vaina no es buena.
Ahora, con mi poca ingenuidad me
pregunto:
¿Por que nuestra revolución no
reforzó, desarrolló y fortaleció nuestros cuadros universitarios de izquierda,
progresista y de talante chavista, permitiendo contra natura que ahora se haya
revertido la situación y sea la derecha armada, fascista, pro-gringa la que
cubra estos juveniles y formadores recintos? Y no solo las universidades
llamadas autónomas, sino las experimentales y hasta la Bolivariana y los
programas de la Misión Sucre han sido inoculados. Aquella pléyade de dirigentes
estudiantiles de inicio y mediados de nuestra revolución y que hoy ostentan
cargos públicos y que se les criticó por sus privilegios y su recurrencia
mediática, no dejaron tras de si (como era su obligación) la descendencia de
liderazgo y acompañamiento que nos permitiera hoy día, no sentir el agobio de
la derecha malandrina en las
universidades, sino también en las calles.
Hay que recuperar esos espacios, no
es posible que el lenguaje procaz, intimidante y que ha subvertido el orden cívico,
tenga eco en el pensar de la masa estudiantil. Si bien es cierto que hubo
paciencia en combatir estos trasgresores de la paz ciudadana, tampoco es menos
cierto que no solo con la acción del estamento de orden público podemos cambiar
esta situación. Nuestra revolución debe retomar y formar una nueva camada de líderes
estudiantiles que no se sientan huérfanos y que tengan el apoyo de todo el
conglomerado revolucionario y no solo dándoles palmaditas en la espalda para
insuflarles ánimo o un espacio en los medios, para después dejarlos solos en la
tierra de nadie de los campus universitarios a expensa de la jauría armada de
la derecha. Sin desmeritar la actual gestión del Ministerio con sus bemoles, el
trabajo realizado por el profesor Héctor Navarro fue encomiable y se debería,
con esa experiencia de este gran ideólogo y practicante revolucionario, hacer algo al respecto.
El Gobierno Bolivariano está
haciendo un inmenso esfuerzo para combatir la delincuencia acaparadora, que
trafican con los alimentos del pueblo. Diariamente hay decomisos de alimentos y
de productos de uso familiar. Pero y ¿luego? Las colas para expenderlos a los
precios reales son intensas e inmensas y nuevamente escasean en un dos por
tres. ¿Dónde van a parar? A la llamada economía informal. Los comerciantes
informales (otrora buhoneros) eran visto como gente que diariamente se
esforzaban con la venta de productos (por lo general, la llamada “mercancía
seca”) a precios competitivos y de esta manera podían sostener dignamente un
hogar y procurar un bienestar para la generación de la familia. Y ahora, a la
vista de todos, en calles, avenidas, callejones, casas, en “mercados portátiles” expenden de manera
inconciente y sin atisbo de restricción, los productos decomisados. Estos
“mercados portátiles” pululan por todo el país y estos ciudadanos son tan
perversos como los acaparadores y sus ganancias sobrepasan con creces la ley de
precios y costos justos.
Otra duda. Algo que me extraño, en
esta oleada guarimbera es que no hubo una pronunciamiento del gremio que asocia
las aseguradoras del país. ¿Por qué los directivos de estas empresas no emitieron con firmeza una declaración, debido
al incremento de la siniestralidad, producto de la destrucción de bienes que
hace la derecha golpista y que afectarían lógica y ostensiblemente sus arcas? Habrá
que ver los números y las circunstancias, para ver si ellos se están
“sacrificando” e invirtiendo en el lado equivocado de la democracia.
Me preocupa lo siguiente. La
educación, la alimentación y la salud son las necesidades fundamentales de los
habitantes de un pueblo. Es gran parte de su felicidad si son logradas o
satisfechas. Como dice mi vieja Rosa “mientras uno tenga salud, donde dormir y
que comer, lo demás se logra con voluntad”. Hay muchas cosas que la revolución
le ha devuelto al pueblo y los ha dignificado, en materia de salud,
alimentación, vivienda y educación. Pero es justo dar un reconocimiento a los
servidores públicos del sector salud y educación, en cuanto a sus reivindicaciones.
Estamos de acuerdo que los funcionarios que resguardan nuestra seguridad, los
que laboran en la industria petrolera, los que están en el área tributaria y
judicial tengan una remuneración justa, equilibrada y acceso a vivienda,
vehículos y servicios y bienes, además de la jubilación a tiempo y
disponibilidad. Pero, también es justo que nuestros docentes, nuestras
enfermeras y enfermeros, nuestros médicos les sea valorada su formación,
empeño, dedicación y que el acceso a la
vivienda, aun vehiculo, aun salario mas real es necesario y que su jubilaciones
no sea un calvario, sino el digno momento de reconfortar la labor humana que
ellos emprendieron e hicieron como fe de vida. Los educadores y los miembros
del sector salud, son los asalariados
que han estado menos propensos a la inquina de la corrupción y la
contrarrevolución, en contraposición a los que tienen mayores ingresos y que
laboran en aquellos trabajos considerados
“más sensibles”.
Aunque me queda mucho más por
expresar, no lo haré hoy porque escribí demasiado hasta para mi. El día sábado 24
de este mes, el mercantilista de la información Ismael Cala, recalará en la
ciudad de Puerto La Cruz con su conferencia "El Poder de Escuchar" y
de telonero tendrá a Eduardo Rodríguez el de la información justa y equilibrada
Venevisión. Los que asistan para oír las babosadas de este arrogante Pinocho
informativo, tendrán que pagar miles de bolívares para que le den un
certificado de asistencia. Lo irónico del caso es el nombre de la manida
conferencia, cuando es indecente fablistán trató de manera insidiosa y no tuvo
el poder de escuchar ni dejar hablar a la Fiscal Luisa Ortega Díaz. Este
mitificado personaje mediático anda como perro por su casa en nuestra patria,
reuniéndose de manera publica con la derecha conspiradora y creando una matriz
adversa internacional de nuestra patria y de nuestro gobierno y del compañero
presidente Maduro. Una pancartica de bienvenida sería buena.
FELICIDADES PARA APORREA Y TODA SU GENTE
El próximo será mas corto
Sin Chávez no hay Revolución,
porque Chávez es la Revolución.