La deuda que mantiene el gobierno de Venezuela con las diferentes 28 aerolíneas internacionales que operan en el país es un tema complejo. Las aerolíneas internacionales se hacen ver a través de los medios de comunicación como empresas “humildes y desamparadas” que están siendo afectadas por las medidas “arbitrarias” del gobierno bolivariano.
Pero la realidad no es la que pintan los medios. Esas aerolíneas esconden un pasado que ha afectado al país en lo económico y se han vuelto un último protagonista de las fuerzas políticas internacionales opositoras al Estado venezolano, quienes están muy ansiosas de hacer sentir a los venezolanos una especie de sensación de aislamiento internacional como medida para desestabilizar al país. De este tema, ya he producido dos escritos: “El guiso de las aerolíneas internacionales y los boletos aéreos” (http://www.aporrea.org/
A partir del abril de 2008, las aerolíneas internacionales que operaban en Venezuela encontraron una falla en el sistema de monitoreo de CADIVI. Específicamente, ellas notaron que CADIVI tenía un sistema muy desarrollado de verificación, pero no de seguimiento. Cada mes, las aerolíneas internacionales enviaban un reporte a CADIVI, en el cual se detallaba la cantidad de boletos vendidos en bolívares. El envío de este reporte era imprescindible para que las aerolíneas pudieran convertir esos bolívares en dólares a tasa oficial. Cuando CADIVI recibía el reporte, verificaba la validez de dicha información; y si todo estaba en orden, entonces informaba al BCV que había que entregarle a esas aerolíneas los dólares que ellas solicitaban por venta de boletería.
Desde la creación de CADIVI en el año 2001, este sistema se había mantenido ininterrumpido y sin mayores novedades en Venezuela. Sin embargo, los intereses políticos y económicos de los directivos de las aerolíneas internacionales en Venezuela decidieron ir más allá de lo legal, cuando se percataron que luego de la verificación de CADIVI existía algo denominado “silencio administrativo” en la fase de seguimiento. Es decir, que CADIVI se satisfacía con la información que recibía de las aerolíneas, pero la institución no tenía conocimiento del verdadero costo con que se habían vendido esos pasajes y tampoco tenía herramientas metodológicas y jurídicas para llegar a esas áreas.
La primera Aerolínea que se dio cuenta de ese silencio administrativo fue TAM Airlines ¡Y me consta! En febrero de 2008, los directivos de esta aerolínea (que hoy se llama TAM Linhas Aereas y que hace años operaban con diferentes destinos desde Caracas) aumentaron disimulada y progresivamente en varias semanas los precios de los pasajes al doble sin llamar la atención de casi nadie.
En ese entonces, por ejemplo, un pasaje que originalmente valía 2568,00 Bsf ida y vuelta desde Caracas a Quito (lo que equivalía a 1200$, a la tasa oficial de ese momento de 2,14 Bsf.), en pocos meses paso a venderse casi al doble: 4136,00 Bsf. – es decir, 1568,00 Bsf más caro.
Pero lo interesante aquí es que TAM Airlines reportó a CADIVI que había vendido ese pasaje a 2568,00 Bsf., y nunca informó que en realidad lo había vendido a 4136,00 Bsf… Esta empresa prefirió hacer silencio y embolsillarse los otros 1568,00 Bsf. de diferencia ¡Y he aquí la trampa!
Pues con ese dinero que le habían quitado al viajero, se le ocurrió que podían hacer tres cosas:
1) en el mes siguiente podían incluir ese dinero sobrante en el nuevo reporte que iría a CADIVI camuflado como en un nuevo pasaje vendido a un viajero de identidad dudosa (que misteriosamente perdería a la postre su pasaje por un No-Show);
2) lo cambiaban en el mercado paralelo; y
3) compraban activos o bienes (muebles, inmuebles y financieros) venezolanos para luego venderlos a moneda dolarizada.
Gracias a esta genial idea, las demás aerolíneas se sumaron a esta iniciativa y para el 2009, todos los precios ya estaban ofertándose al doble de su costo original y casi siempre, según la regla del costo del dólar paralelo. Las aerolíneas internacionales aprendieron a reportar a la “conformista” CADIVI el 50% del costo real con que habían vendido los pasajes, y con el otro 50% especulaban para aumentar sus ganancias. Incluso, esta situación fue inadvertida por la extinta INDEPABIS u otro organismo hasta abril de 2013, cuando finalmente se tomaron cartas en el asunto ¿y por qué se tardó tanto? Sencillamente por dos razones: la primera, por la complejidad de las operaciones con que las aerolíneas daban cada paso; y la segunda, más importante que la anterior, es porque en CADIVI (pareciera) nunca hubo un “viajero frecuente” trabajando. Pues si hubiera existido, se hubiera descubierto las inconsistencias de inmediato.
Vale destacar (y no por echar flores) que la única aerolínea que siempre se mantuvo a derecho con Venezuela fue Gol Airlines (Varig), inclusive hasta hoy, la cual prefirió siempre vender sus pasajes al cambio oficial. Pero el descaro de TAM Airlines fue tan abusivo que incluso en su propia taquilla en su sede administrativa de Caracas los vendedores calculaban la venta a dólar paralelo como la cosa más normal del mundo. Y detalle interesante es que después de la alianza de esta aerolínea con el grupo LATAM Airlines Group, que también integra LAN Airlines, sus exdirectivos pasaron a formar parte directa e indirectamente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela, la cual es una de las culpables de que este escenario no se haya resuelto antes.
Luego que se congelaron los pagos en abril de 2013, las aerolíneas siguieron durante todo el año pasado (y parte de éste) vendiendo sus pasajes tasados al precio del dólar paralelo. Siempre tratando de ganar el doble por cada pasaje vendido. Y para empeorar la situación, en ese periodo de tiempo una gran parte de la boletería vendida en Venezuela fue vendida a ciudadanos de otras nacionalidades. Los colombianos, ecuatorianos, peruanos y brasileños, entre otros, descubrieron que era más barato viajar de turismo a Europa, África, Asia y América del Norte a través de Venezuela, que en vez de tomar un vuelo directo desde sus propios países. Por ejemplo, para un colombiano era mejor pagar un pasaje de ida y vuelta de Bogotá a Caracas por 500$, y una vez acá, cambiar otros 500$ en el mercado negro para conseguir un pasaje a Madrid Ida y Vuelta, que pagar los 2000$ de un vuelo directo Bogota-Madrid ida y vuelta por Iberia.
Esta relación de sucesos estaba ahogando al país y estaba escrito que tarde o temprano CADIVI iba a desaparecer. Ahora las aerolíneas reclaman al país 4200 millones de dólares por deudas pendientes, cuando a mi parecer, debería ser cuando mucho la mitad de ese monto. Ha sido un hecho notorio que el costo de los boletos aéreos que ellos han vendido en los últimos años fue a tenor del dólar paralelo y que ellos reportaban a CADIVI tan sólo una fracción de los verdaderos montos. Y aunque no sé en qué punto se encuentran las conversaciones al día de hoy entre nuestro gobierno y ellas, de todas la salidas posibles, debe exigírseles que haya una paridad palpable entre el costo del pasaje y el costo del dólar oficial a tasa SICAD II. De no hacerlo, sería permitirles a las aerolíneas continuar con ese modus operandi y dejarles cancha abierta para que vendan pasajes a más de 200 mil bsf. a Mexico y afirmen el paso para la muerte de nuestra moneda.
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