…para trascender al estado burgués es necesario repensar
las herramientas que sostienen su economía.
El final de la IIº Guerra Mundial trajo
como consecuencia la necesidad de estabilizar el sistema económico
mundial, cómo única vía para permitir la reconversión de la industria
bélica, en industria productiva, sin pasar por los traumas derivados de
la competitividad entre potencias. Esa misma competitividad que, en gran
medida, originó los dos grandes conflictos del siglo XX. Fue así que se
dio vida a los acuerdos de Bretton Woods, dónde nacieron el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional, completamente bajo el
dominio de EEUU. Una tercera organización debía nacer ahí, la
Organización Mundial para el Comercio, pero no fue así, EEUU no firmó el
acuerdo, demostrando las grandes diferencias, en materia de comercio
internacional, entre los aliados. El principal objetivo del sistema de
Bretton Woods, fue poner en marcha un Nuevo Orden Económico
Internacional y dar estabilidad a las transacciones comerciales a través
de un sistema monetario internacional, con tipo de cambio sólido y
estable fundado en el dominio del dólar. Al mantenerse fijo el precio
del dólar respecto al oro (35$/onza), los demás países deberían fijar el
precio de sus monedas con relación al dólar, y de ser necesario,
intervenir dentro de los mercados cambiarios con el fin de mantener los
tipos de cambio dentro de una banda de fluctuación del 1%. Éste sistema
funcionó, hasta que EEUU empezó a trasladar sus gastos de imperio en
expansión, al sistema económico mundial.
La quiebra del sistema acordado en
Bretton Woods se empezó a manifestar, paulatinamente, durante la Guerra
de Vietnam, cuando Estados Unidos enviaba al exterior miles de millones
de dólares frescos para financiar la guerra. Por otra parte, en 1971 el
país tuvo un déficit comercial por primera vez en el siglo XX, esto
trajo consecuencias importantes: ¿qué pasaría si la moneda que funciona
como unidad de cambio para el resto del mundo estuviera en una economía
deficitaria en su balanza de pagos? ¿quién y cómo se harían los ajustes
necesarios para mantener su valor declarado?; estas interrogantes
invadieron a los países europeos, los cuales, comenzaron a cambiar los
dólares sobrevalorados por marcos alemanes y por oro. Así, Francia y más
tarde Gran Bretaña, demandaron a EE.UU la conversión de sus excedentes
de dólares en oro. En breve, las reservas federales se contrajeron
drásticamente. Como respuesta, el presidente Richard Nixon,
unilateralmente, impidió las conversiones del dólar y lo devaluó, esto
permitió que las exportaciones estadounidenses fuesen más baratas y en
consecuencia más apetecibles en el mercado, por otro lado, la
devaluación logró aliviar el desequilibrio comercial. Asimismo, Nixon
impuso un arancel fijo temporal de 10% y tuvo éxito en forzar a Francia y
Reino Unido a revalorizar sus respectivas monedas[1].
Rumbo a la primera crisis petrolera y la instauración del neo liberalismo.
La guerra del Yon Kipur que ve a Egipto y
Siria aliados para enfrentar a Israel con el fin de recuperar los
territorios ocupados y defender al pueblo palestino, víctima de un
genocidio, fue el principal factor generador de cambio. Este conflicto
se ve marcado por la aparente, traición del presidente de Egipto que
luego de conquistar los territorios del Sinaí no procede con los planes y
deja débil la posición de Siria, que por su parte, había reconquistado
las Alturas del Golán. La traición permitió el contraataque israelí que
le llevó casi a ocupar las capitales de Damasco y El Cairo. La
indignación de los países árabes produjo el embargo del petróleo árabe
como forma de boicot contra los aliados de Israel.
El momento fue propicio para un
consenso. Los intereses en incrementar los precios del petróleo
generaron un acuerdo en la OPEP para fijar unilateralmente el precio del
crudo a tres veces el precio del mercado. La crisis de 1973 puso en
evidencia la falta de un sistema internacional cambiario estable, solo
que esta vez no hubo acuerdos como en Breton Woods, sino que se dejó el
sistema monetario a la libre fluctuación, se inició un período de fuerte
desregulación de los mercados y de las actividades financieras. El
mundo entró casi sin percatarse en un periodo dominado por la doctrina
neo liberal.
Del lado Latinoamericano,
el 11 septiembre de 1973 en Chile, Augusto Pinochet, apoyado por la
CIA, perpetra un cruento golpe de estado contra el Presidente
progresista, democráticamente electo, Salvador Allende, e instaura una
dictadura militar que facilitó el ensayo del paquete neoliberal. Para
formular su política de estabilización económica, Pinochet confió en los
llamados Chicago boys, economistas neoliberales con postgrados en la
Universidad de Chicago, fuertemente influenciados por las políticas
monetarias de Milton Friedman. Se aplicó la estrategia del shock, que
consistía en reducir el gasto público en un 20%, despedir al 30% de los
empleados públicos, aumentar el IVA (impuesto sobre el valor agregado),
privatizar la mayor parte de las empresas estatales y liquidar los
sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda. Políticas anti populares
sostenidas con un sistema represivo violador de los DDHH. No obstante,
los resultados desastrosos iniciales: el PIB empezó a crecer
sostenidamente y el caso chileno fue promovido por el FMI como el
“Milagro Económico Chileno”. Se institucionalizaron estos paquetes y se
convirtieron en la propuesta del FMI. Vimos nacer lo que más tarde se
conocería como “el consenso de Washington”.
En EEUU Ronald Reagan y en Reino Unido
Margaret Thatcher, aplicaron una serie de políticas conservadoras e
impopulares, acompañadas de un gran aparato ideológico mediático, que
mientras decretaba el fin de la historia, impulsaba la cultura
competitiva e individualista como motor para la afirmación social. En
particular se mostraron como fuertes opositores al bloque soviético.
Desde entonces, cada vez que leemos
sobre políticas económicas, vemos un vademecum que reproduce el mismo
paquete. Por otra parte, el uso de la palabra “paquetazo”, pareciera que
aterroriza a los decisores políticos por los efectos mediáticos que
genera. En realidad, el neo liberalismo, nos presentó una receta que
tocaba integralmente, todas las herramientas de política económica. Ese
sentido de integralidad en la estrategia, fue lo que permitió su rápido
desarrollo y aceptación académica a nivel internacional. Lo que llamamos
después del Caracazo, el “paquetazo neoliberal”, se fue transformando
poco a poco en simplemente un paquetazo económico, le quitamos el
apellido y generalizamos el concepto. Hoy vemos, en general, que las
propuestas de política económica son muy desarticuladas entre ellas,
reaccionamos a la coyuntura, pero no alzamos la mirada y nos proyectamos
un horizonte económico plurianual.
Sin embargo, el Comandante Chávez,
tenía muy clara la integralidad de la estrategia política, y como buen
líder, plasmaba los ejes centrales de esas políticas: El saldo de la
deuda social, la potencia energética, el desarrollo económico
sustentable, la protección del ambiente y la mayor suma de felicidad
posible para el pueblo. ¿Cómo traducimos esto en términos de una
estrategia integrada de política económica?, bien, en un Paquetazo
Económico Socialista Bolivariano del Siglo XXI:
- 1. En materia monetaria, debemos reforzar la estabilidad y la internacionalización del bolívar, abandonar paulatinamente el patrón de cambio Bs/$, por un patrón de cambio basado en una canasta de monedas (yuan, real, rublo, euro, dólar y sucre). Incentivar el intercambio regional en SUCRE y aplicar políticas que lleven a un aumento paulatino de las reservas internacionales, cómo sostén de la fortaleza real del Bolívar.
- 2. En materia fiscal, aplicar políticas de justicia fiscal, incrementar los ingresos no petroleros con impuestos no regresivos como el IVA, bien sí, aumentando la presión fiscal a las clases Altas y a través de impuestos sobre productos nocivos como alcohol y cigarrillos. Aumentar también los impuestos de nacionalización de productos suntuarios de importación.
- 3. Favorecer el desarrollo industrial con arraigo territorial, a través de una política de sustitución de importaciones e incentivando las potencialidades locales de producción, involucrando directamente las Comunas. Instituyendo fondos de inversión mixtos público – privado – comunal, que permitan la formación de nuevas maneras de propiedad de los medios de producción, para garantizar la justicia económica y el fin de la explotación humana.
- 4. Éste último punto iría conectado con una política de incentivo al ahorro de las familias, generando instrumentos financieros, innovadores, que permitan socializar la actividad financiera, tradicionalmente en manos de la oligarquía, y desproporcionada respecto a la economía real. Este nuevo sistema alimentaría los fondos de inversión industrial, necesarios para activar el desarrollo del país.
- 5. Promover las exportaciones no tradicionales y con elevado valor agregado en los sectores donde seamos de interés para el comercio internacional. Diferenciando regionalmente las necesidades que pudiéramos suplir. Por ejemplo, la petroquímica y el cacao nos ofrece una oportunidad de actuar en mercados a nivel mundial, mientras que el procesamiento de alimentos nos da potencialidad para el intercambio regional.
- 6. Por último, aumentar la inversión social y optimizar su desempeño, como sistema de ahorro indirecto de las familias y generador de la mayor suma de felicidad posible.
Javier Rodríguez
Director de la Línea de Investigación Modelo de Gestión de la Política Social de GISXXI
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