MEXICO
Escrito por Laura Castellanos
“Era
chaparrito, era más grande el alma que él”, evoca la mujer al maestro
rural egresado de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapaque a su
organización armada le dio el nombre de Partido de los Pobres (PDLP).
*Su
paso por la Normal de Ayotzinapa, la fundación del Partido de los
Pobres, el día de su muerte. Un acercamiento a Lucio Cabañas, a 40 años
de su “homicidio”
Fuente: El Universal
EL
PORVENIR, GUERRERO.Una docena de trozos de adobe en un claro del monte,
rodeado de cafetales, a 500 metros del caserío de nombre El Porvenir,
en la sierra de Atoyac, es el único vestigio de la casa
donde Lucío Cabañas Barrientos nació el 15 de diciembre de 1938.
En
ese territorio de tierra colorada sin pavimentar, donde se erige un
puñado de viviendas carentes de servicios públicos, Cabañas protagonizó
un combate contra el Ejército, del que salió ileso en 1973, lo que
provocó la instalación militar temporal y la desaparición forzada de
ocho pobladores.
Todo lo cuenta una
señora que pide el anonimato, y que a la edad de nueve años conoció a la
figura guerrillera más significativa de la década de los 70, abatida
por el Ejército hace 40 años, el 2 de diciembre de 1974.
“Era
chaparrito, era más grande el alma que él”, evoca la mujer al maestro
rural egresado de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapaque a su
organización armada le dio el nombre de Partido de los Pobres (PDLP).
Su
intensa actividad guerrillera la monitorearon el Departamento de Estado
y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés)
del gobierno de Estados Unidos, según documentos desclasificados del
Archivo Nacional de Estados Unidos.
“El
guerrillero más conocido de México”, lo consideró la CIA. “Asociado con
más de 10 grupos urbanos en la ciudad de México, Aguascalientes,
Chihuahua, Monterrey y Oaxaca”, agregó.
“Tiene
un núcleo duro de 50 a 75 seguidores, pero probablemente sean más de
150 en operaciones particulares”, añadió, y registró el tamaño de la
movilización militar en su contra: “Más de 10 mil soldados, la séptima
parte de todo el Ejército, para sofocarlo”.
El
Departamento de Estado le adjudicó por su parte “la muerte de 150
soldados y 30 secuestros”. Además, confirmó a su gobierno la caída de
Cabañas a manos de tropas de la 27 Zona Militar, cerca de Tecpan de
Galeana, un día como hoy: “El cuerpo de Cabañas ha sido identificado
por tres personas”, se lee, “uno de ellos, un seguidor extremista, es
reportado como la fuente principal de información en la guerrilla de
Lucio”. Anunció: “Por supuesto el Ejército será reconocido por haber
eliminado al único terrorista conocido públicamente por su nombre
propio”.
Lucío o Lucio o Chío
—Mi’jito era
bien bonito de chiquito —dijo una vez Rafaela Barrientos, madre del
normalista, delante del joven moreno conocido por su carácter ocurrente,
cumplidor, conciliador y enérgico.
—¡Hasta a la vez, mamá! —le respondió en broma dando a entender que seguía siendo bonito.
Su
madre tuvo ocho hijos, tres de un primer matrimonio y cinco del
segundo. En el Registro Civil sus padres lo registraron como Lucío, con
acento. Su hermano David Cabañas, 11 años menor que él, dice del
nombre: “Se llamaba Lucío, pero le tumbó el acento y quedó Lucio”.
Pero cuenta que su
hermano prefería su mote familiar: “No me llamo Lucio, me llamo Chío”,
bromeaba cuando lo nombraban sus cercanos.
A
los 17 años, Lucio había cursado tercero de primaria y deseaba ingresar
a la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, por lo que se fue a
vivir a Tixtla, a cinco minutos de la población, y buscó trabajo.
“Él
atendía a los clientes de un hotel y se dormía en la puerta, con una
cobija en el piso, le pagaban un peso”, detalla David Cabañas. “También
llevaba masa a un molino de nixtamal”.
En un año, Lucio terminó la primaria y se las ingenió para tener cuaderno y pluma.
“El
papel de estraza que le daban para guardar la masa lo usaba para anotar
sus apuntes”, puntualiza, “y compraba solamente el repuesto de la tinta
de la pluma y la acomodaba en unas varitas que amarraba con hilo” para
poder escribir.
El paso por Ayotzinapa
Lucio
ingresó a los 18 años a la Normal Rural de Ayotzinapa, creada como
parte del programa educativo socialista de Lázaro Cárdenas, y se hizo
militante del Partido Comunista Mexicano (PCM). Rápidamente sobresalió
su liderazgo. En 1959, a la edad de 21 años, ya era secretario general
de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México
(FECSM).
Ese mismo año signó un
documento con membrete de la escuela, en el que instaba a sus compañeros
de la FECSM a esforzarse en sus actividades para no poner en riesgo
a la organización.
Les enunció: “La
implementación de un régimen socialista es la salvación del pueblo en
general de la miseria, que en el sistema capitalista es eterna”.
Al
interior de su escuela creó el Comité de Orientación Política e
Ideológica (COPI), espacio toral de formación extracurricular que desde
entonces funciona en el plantel.
David
Hernández, un joven normalista de Ayotzinapa que es parte de la cúpula
actual del COPI, señala del comité: “A él se lo debemos”.
Al
exterior, Cabañas se involucró en las luchas por mejores condiciones
para los jornaleros y pequeños cafeticultores, en contra de la tala de
bosques y en las movilizaciones que destituyeron al gobernador Raúl
Caballero Aburto por sus actos de corrupción y represión.
En
su época de activismo y magisterio, detalla Hilario Mesino, fundador de
la Organización Campesina de la Sierra Sur (OCSS), “vivía en un cuarto
con un catre” y en la pared de su cabecera “tenía un retrato grande de
Emiliano Zapata y otro de Pancho Villa”.
Lucio
no quería tomar las armas, como militante del PCM descartaba que en el
país hubiera condiciones para esta vía. Sin embargo, la matanza en la
plaza central de Atoyac ocurrida el 18 de mayo de 1967 lo arrojó a la
subversión.
Ese día, policías municipales
ubicados en las azoteas de los edificios que rodean la plaza,
dispararon a mansalva contra un mitin pacífico de padres de familia y
maestros, entre ellos Cabañas, para exigir la destitución de una
directora escolar. Hubo 27 heridos y cinco civiles muertos, entre ellos
una mujer embarazada.
Esa misma noche el
guerrerense entró a la clandestinidad y comenzó la formación de su
grupo de autodefensa al que llamó PDLP.
Hacerse pueblo
La
voz claridosa de Cabañas quedó registrada en una grabación. Con
jocosidad narró a un grupo de campesinos las complicaciones que tuvo
para integrar su PDLP haciendo asambleas en los pueblos, los montes y
las milpas sin resultados.
“Y cuando
venían de por allá nos andábamos escondiendo y ponía yo a alguno: ‘No,
no, el compañero Lucio está muy ocupado y no va a recibir a nadie’, y a
escondernos, así para que no vieran en qué desgracia estábamos, que yo
solito con otro éramos todo el movimiento armado de Guerrero”, les
expresó.
Tras las masacres estudiantiles
de 1968 y de 1971 en la capital mexicana, una veintena de guerrillas
irrumpieron en distintas partes del país, como la de Genaro Vázquez, que
también actuó en Guerrero.
De 1969 a
1974 el PDLP secuestró terratenientes y con el dinero de los rescates
apoyó a las comunidades serranas, además ajustició a guardias blancas y
a delatores, y realizó “expropiaciones” o asaltos para financiar su
organización.
David Cabañas asegura que
al PDLP se integraron unos 120 milicianos, la quinta parte mujeres. La
organización actuó particularmente en un radio aproximado de 200
kilómetros cuadrados de la Costa Grande a la sierra de Atoyac.
También
tuvo una extensa red social urbana, de carácter informal, entre
estudiantes, maestros, burócratas, taxistas, trabajadores de hoteles y
colonos, de Acapulco y Zihuatanejo.
Y contó con pequeños núcleos en Michoacán, Durango, Oaxaca, Chiapas y la Huasteca.
En el ideario del PDLP Cabañas plasmó los objetivos de su lucha tras conseguir una insurrección popular que tomara el poder.
Buscaba:
independizar económicamente a México, derrocar a la oligarquía,
expropiar fábricas y sus bienes productivos y establecer un gobierno de
campesinos y obreros que garantizaran los derechos laborales y salarios
justos.
También materializar el derecho a
la educación, a la vivienda con servicios públicos, a la salud y
cultura; acceso a medios de comunicación y libertad de expresión;
elecciones democráticas; eliminar la discriminación contra las mujeres,
ancianos, personas con discapacidad e indígenas.
Cabañas resumió su filosofía en la frase: “Ser pueblo, hacerse pueblo, estar con el pueblo”.
El
secuestro del senador Rubén Figueroa, el candidato oficial a la
gubernatura del estado, para exigir la liberación de estudiantes y
campesinos presos por participar en las guerrillas en distintas partes
del país, originó un desplazamiento militar que aplastó al PDLP.
La
estrategia policiaco-militar en la Costa Grande y en la sierra que sube
hacia Chilpancingo, Iguala y Tixtla, incluyó el arrasamiento de
rancherías, la instalación de cárceles clandestinas, torturas,
asesinatos, violaciones sexuales y desapariciones forzadas.
El
informe que la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero entregó el
17 de octubre de 2014 al congreso legislativo estatal, documentó 512
casos de desaparición forzada.
Tras el
rescate de Figueroa en la sierra, tropas militares cercaron a Cabañas
y a su foco guerrillero sobreviviente, en El Ototal, cerca de Tecpan de
Galeana.
Tres versiones surgirán sobre
su muerte: en dos de ellas es tiroteado por un soldado, y en otra más es
herido de muerte y luego él mismo se da un tiro en el cuello. En su
acta de defunción el médico Rodolfo Guillem del Valle certificó el
motivo del fallecimiento: “Homicidio”. La fecha y la hora: “2 de
diciembre de 1974 a las 9:00”. Y su domicilio: “27 Batallón de
Infantería”, con sede en la ciudad de Iguala.
“Era
chaparrito, era más grande el alma que él”, evoca la mujer al maestro
rural egresado de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapaque a su
organización armada le dio el nombre de Partido de los Pobres (PDLP).
*Su
paso por la Normal de Ayotzinapa, la fundación del Partido de los
Pobres, el día de su muerte. Un acercamiento a Lucio Cabañas, a 40 años
de su “homicidio”
Fuente: El Universal
EL
PORVENIR, GUERRERO.Una docena de trozos de adobe en un claro del monte,
rodeado de cafetales, a 500 metros del caserío de nombre El Porvenir,
en la sierra de Atoyac, es el único vestigio de la casa
donde Lucío Cabañas Barrientos nació el 15 de diciembre de 1938.
En
ese territorio de tierra colorada sin pavimentar, donde se erige un
puñado de viviendas carentes de servicios públicos, Cabañas protagonizó
un combate contra el Ejército, del que salió ileso en 1973, lo que
provocó la instalación militar temporal y la desaparición forzada de
ocho pobladores.
Todo lo cuenta una
señora que pide el anonimato, y que a la edad de nueve años conoció a la
figura guerrillera más significativa de la década de los 70, abatida
por el Ejército hace 40 años, el 2 de diciembre de 1974.
“Era
chaparrito, era más grande el alma que él”, evoca la mujer al maestro
rural egresado de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapaque a su
organización armada le dio el nombre de Partido de los Pobres (PDLP).
Su
intensa actividad guerrillera la monitorearon el Departamento de Estado
y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés)
del gobierno de Estados Unidos, según documentos desclasificados del
Archivo Nacional de Estados Unidos.
“El
guerrillero más conocido de México”, lo consideró la CIA. “Asociado con
más de 10 grupos urbanos en la ciudad de México, Aguascalientes,
Chihuahua, Monterrey y Oaxaca”, agregó.
“Tiene
un núcleo duro de 50 a 75 seguidores, pero probablemente sean más de
150 en operaciones particulares”, añadió, y registró el tamaño de la
movilización militar en su contra: “Más de 10 mil soldados, la séptima
parte de todo el Ejército, para sofocarlo”.
El
Departamento de Estado le adjudicó por su parte “la muerte de 150
soldados y 30 secuestros”. Además, confirmó a su gobierno la caída de
Cabañas a manos de tropas de la 27 Zona Militar, cerca de Tecpan de
Galeana, un día como hoy: “El cuerpo de Cabañas ha sido identificado
por tres personas”, se lee, “uno de ellos, un seguidor extremista, es
reportado como la fuente principal de información en la guerrilla de
Lucio”. Anunció: “Por supuesto el Ejército será reconocido por haber
eliminado al único terrorista conocido públicamente por su nombre
propio”.
Lucío o Lucio o Chío
—Mi’jito era
bien bonito de chiquito —dijo una vez Rafaela Barrientos, madre del
normalista, delante del joven moreno conocido por su carácter ocurrente,
cumplidor, conciliador y enérgico.
—¡Hasta a la vez, mamá! —le respondió en broma dando a entender que seguía siendo bonito.
Su
madre tuvo ocho hijos, tres de un primer matrimonio y cinco del
segundo. En el Registro Civil sus padres lo registraron como Lucío, con
acento. Su hermano David Cabañas, 11 años menor que él, dice del
nombre: “Se llamaba Lucío, pero le tumbó el acento y quedó Lucio”.
Pero cuenta que su
hermano prefería su mote familiar: “No me llamo Lucio, me llamo Chío”,
bromeaba cuando lo nombraban sus cercanos.
A
los 17 años, Lucio había cursado tercero de primaria y deseaba ingresar
a la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, por lo que se fue a
vivir a Tixtla, a cinco minutos de la población, y buscó trabajo.
“Él
atendía a los clientes de un hotel y se dormía en la puerta, con una
cobija en el piso, le pagaban un peso”, detalla David Cabañas. “También
llevaba masa a un molino de nixtamal”.
En un año, Lucio terminó la primaria y se las ingenió para tener cuaderno y pluma.
“El
papel de estraza que le daban para guardar la masa lo usaba para anotar
sus apuntes”, puntualiza, “y compraba solamente el repuesto de la tinta
de la pluma y la acomodaba en unas varitas que amarraba con hilo” para
poder escribir.
El paso por Ayotzinapa
Lucio
ingresó a los 18 años a la Normal Rural de Ayotzinapa, creada como
parte del programa educativo socialista de Lázaro Cárdenas, y se hizo
militante del Partido Comunista Mexicano (PCM). Rápidamente sobresalió
su liderazgo. En 1959, a la edad de 21 años, ya era secretario general
de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México
(FECSM).
Ese mismo año signó un
documento con membrete de la escuela, en el que instaba a sus compañeros
de la FECSM a esforzarse en sus actividades para no poner en riesgo
a la organización.
Les enunció: “La
implementación de un régimen socialista es la salvación del pueblo en
general de la miseria, que en el sistema capitalista es eterna”.
Al
interior de su escuela creó el Comité de Orientación Política e
Ideológica (COPI), espacio toral de formación extracurricular que desde
entonces funciona en el plantel.
David
Hernández, un joven normalista de Ayotzinapa que es parte de la cúpula
actual del COPI, señala del comité: “A él se lo debemos”.
Al
exterior, Cabañas se involucró en las luchas por mejores condiciones
para los jornaleros y pequeños cafeticultores, en contra de la tala de
bosques y en las movilizaciones que destituyeron al gobernador Raúl
Caballero Aburto por sus actos de corrupción y represión.
En
su época de activismo y magisterio, detalla Hilario Mesino, fundador de
la Organización Campesina de la Sierra Sur (OCSS), “vivía en un cuarto
con un catre” y en la pared de su cabecera “tenía un retrato grande de
Emiliano Zapata y otro de Pancho Villa”.
Lucio
no quería tomar las armas, como militante del PCM descartaba que en el
país hubiera condiciones para esta vía. Sin embargo, la matanza en la
plaza central de Atoyac ocurrida el 18 de mayo de 1967 lo arrojó a la
subversión.
Ese día, policías municipales
ubicados en las azoteas de los edificios que rodean la plaza,
dispararon a mansalva contra un mitin pacífico de padres de familia y
maestros, entre ellos Cabañas, para exigir la destitución de una
directora escolar. Hubo 27 heridos y cinco civiles muertos, entre ellos
una mujer embarazada.
Esa misma noche el
guerrerense entró a la clandestinidad y comenzó la formación de su
grupo de autodefensa al que llamó PDLP.
Hacerse pueblo
La
voz claridosa de Cabañas quedó registrada en una grabación. Con
jocosidad narró a un grupo de campesinos las complicaciones que tuvo
para integrar su PDLP haciendo asambleas en los pueblos, los montes y
las milpas sin resultados.
“Y cuando
venían de por allá nos andábamos escondiendo y ponía yo a alguno: ‘No,
no, el compañero Lucio está muy ocupado y no va a recibir a nadie’, y a
escondernos, así para que no vieran en qué desgracia estábamos, que yo
solito con otro éramos todo el movimiento armado de Guerrero”, les
expresó.
Tras las masacres estudiantiles
de 1968 y de 1971 en la capital mexicana, una veintena de guerrillas
irrumpieron en distintas partes del país, como la de Genaro Vázquez, que
también actuó en Guerrero.
De 1969 a
1974 el PDLP secuestró terratenientes y con el dinero de los rescates
apoyó a las comunidades serranas, además ajustició a guardias blancas y
a delatores, y realizó “expropiaciones” o asaltos para financiar su
organización.
David Cabañas asegura que
al PDLP se integraron unos 120 milicianos, la quinta parte mujeres. La
organización actuó particularmente en un radio aproximado de 200
kilómetros cuadrados de la Costa Grande a la sierra de Atoyac.
También
tuvo una extensa red social urbana, de carácter informal, entre
estudiantes, maestros, burócratas, taxistas, trabajadores de hoteles y
colonos, de Acapulco y Zihuatanejo.
Y contó con pequeños núcleos en Michoacán, Durango, Oaxaca, Chiapas y la Huasteca.
En el ideario del PDLP Cabañas plasmó los objetivos de su lucha tras conseguir una insurrección popular que tomara el poder.
Buscaba:
independizar económicamente a México, derrocar a la oligarquía,
expropiar fábricas y sus bienes productivos y establecer un gobierno de
campesinos y obreros que garantizaran los derechos laborales y salarios
justos.
También materializar el derecho a
la educación, a la vivienda con servicios públicos, a la salud y
cultura; acceso a medios de comunicación y libertad de expresión;
elecciones democráticas; eliminar la discriminación contra las mujeres,
ancianos, personas con discapacidad e indígenas.
Cabañas resumió su filosofía en la frase: “Ser pueblo, hacerse pueblo, estar con el pueblo”.
El
secuestro del senador Rubén Figueroa, el candidato oficial a la
gubernatura del estado, para exigir la liberación de estudiantes y
campesinos presos por participar en las guerrillas en distintas partes
del país, originó un desplazamiento militar que aplastó al PDLP.
La
estrategia policiaco-militar en la Costa Grande y en la sierra que sube
hacia Chilpancingo, Iguala y Tixtla, incluyó el arrasamiento de
rancherías, la instalación de cárceles clandestinas, torturas,
asesinatos, violaciones sexuales y desapariciones forzadas.
El
informe que la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero entregó el
17 de octubre de 2014 al congreso legislativo estatal, documentó 512
casos de desaparición forzada.
Tras el
rescate de Figueroa en la sierra, tropas militares cercaron a Cabañas
y a su foco guerrillero sobreviviente, en El Ototal, cerca de Tecpan de
Galeana.
Tres versiones surgirán sobre
su muerte: en dos de ellas es tiroteado por un soldado, y en otra más es
herido de muerte y luego él mismo se da un tiro en el cuello. En su
acta de defunción el médico Rodolfo Guillem del Valle certificó el
motivo del fallecimiento: “Homicidio”. La fecha y la hora: “2 de
diciembre de 1974 a las 9:00”. Y su domicilio: “27 Batallón de
Infantería”, con sede en la ciudad de Iguala.