Esta es la historia oficial del
desencuentro entre EEUU e Israel…pero según algunas personas, todo esto
podría ser puro teatro y este aparente desencuentro habría sido planeado
con mucha antelación por un think tank estadounidense.
De nuevo, un artículo de Tony Cartalucci arroja luz sobre el asunto…
Un documento de 2009 difundido por la Brookings Institution,
un think tank estadounidense próximo a la administración Bush, dejó en
claro que los EEUU estaba decidido a provocar a Irán para llevarlo a un
conflicto y que debía conseguir un cambio de régimen en Irán a cualquier
precio, aunque esto implicara una invasión militar directa y la
ocupación de Irán por tropas estadounidenses.
Sin embargo, antes de llegar a ese punto,
las autoridades de la Brookings Institution exploraron otras opciones,
que incluían fomentar un malestar político en Irán respaldado por
Estados Unidos junto con la intervención de fuerzas violentas
encubiertas, la instrumentalización de organizaciones terroristas
extranjeras a sueldo de EEUU para llevar a cabo asesinatos y ataques
dentro de Irán y incluso ataques aéreos limitados llevados a cabo por
EEUU o Israel.
Sede de de la Brookings Institution en Washington
Si nos fijamos bien, veremos que 6 años
después, éstas son precisamente las maniobras exactas que se han
empleado para debilitar y destruir a la vecina Siria, algo que según el
Brookings Institute, es el requisito previo indispensable antes de
iniciar una guerra contra Irán.
Pero hay un aspecto en los planes
redactados por la Brookings Institution que resultan de especial interés
en estos momentos, teniendo en cuenta que estamos asisitiendo a lo que
parece ser un conflicto diplomático cada vez más enconado entre los
Estados Unidos e Israel.
Y es que en tales documentos, se valoraba
la posibilidad de que EEUU encubriera secretamente un primer ataque
unilateral de Israel contra Irán, un ataque que parece estar siendo
planeado en estos momentos y que según los indicios, acabaría siendo
justificado de cara a la opinión pública Occidental mediante una
cuidadosa campaña de propaganda, de la que ya estamos viendo los
primeros indicios.
El documento de la Institución Brookings de 2009 titulado: “¿Qué camino hay que seguir para llegar a Persia? Opciones para una nueva estrategia estadounidense contra Irán”,
deja en claro que las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear
no son más que teatro, y que serán utilizadas para dar al mundo la
impresión de que Estados Unidos explora todas las opciones pacíficas
posibles, antes de verse obligado a recurrir a un cambio de régimen
violento.
El informe establece específicamente que:
…Cualquier
operación militar contra Irán probablemente resultaría muy impopular en
todo el mundo y requeriría del contexto internacional adecuado, tanto
para garantizar el apoyo logístico que la operación requeriría, como
para minimizar tanto como sea posible las reacciones negativas que un
ataque de este tipo provocaría.
La
mejor manera de minimizar el oprobio internacional y maximizar el
apoyo, (aunque sea a regañadientes o de forma encubierta) es atacar solo
cuando el resto del mundo esté convencido de que a los iraníes se les
ofreció una oferta generosa, excelente e inmejorable que ellos acabaron
rechazando.
Una oferta tan extremadamente generosa, que dé la impresión de que solo
un régimen obsesionado por conseguir armas nucleares podría rechazar.
En estas circunstancias, los Estados Unidos (o Israel) podrían vender
sus operaciones de ataque a Irán de cara a la opinión pública, como “un
mal doloroso pero necesario para evitar males mayores”, con la intención
de que la comunidad internacional concluyera que los iraníes “se habían
ganado con creces ese castigo” por negarse a cerrar un trato tan
generoso como el que les habían ofrecido.
Obviamente, Irán, tal y como admite el
propio documento de Brookings, no está dirigido por gente tan irracional
como para rechazar una “oferta tan generosa y excelente para sus
intereses”.
Por esa razón, la Brookings Institution
admite abiertamente que para conseguir esto, los EEUU deberían seguir
una doble estrategia política; una enfocada al consumo público (es
decir, mostrando a la opinión pública internacional que hacen “ofertas
magníficas”) y otra destinada a garantizar que Irán pareciera lo menos
razonable posible.
Para conseguir implementar tal estrategia, el documento de Brookings indica que:
Conseguir
esto sería un auténtico desafío. Por esta razón, sería preferible que
los Estados Unidos pudieran aludir a alguna provocación iraní como
justificación para sus ataques aéreos antes de lanzarlos.
Evidentemente, como más escandalosa, más letal, y más injustificable fuera la acción iraní, mejor sería para los Estados Unidos.
Por supuesto, sería muy difícil para los Estados Unidos incitar a Irán a
una provocación de este calibre sin que el resto del mundo se diera
cuenta de la jugada, algo que acabaría girándose en contra de los
propios EEUU.
Uno de los métodos que podría tener alguna posibilidad de éxito sería
apoyar encubiertamente a las fuerzas internas de Irán que quisieran
provocar un cambio de régimen, con la esperanza de que Teherán tomara
represalias abiertamente, o que incluso las tomara de forma indirecta,
algo que podría ser interpretado como un acto de agresión no provocada
por parte de Irán.

Como podemos ver en este fragmento, los
políticos de Brookings abiertamente conspiran para socavar la paz
mundial “tratando de incitar” a otra nación a que inicie una guerra.
Provocar a una nación que no representa
una amenaza directa a la seguridad nacional de los Estados Unidos es una
clara violación del derecho internacional, y el propio documento de la
Brookings Institution podría ser utilizado prácticamente como una
confesión firmada del crimen.
Quizás por la dificultad de llevar a cabo
todos los planes indicados anteriormente, que tanto podrían dañar la
imagen de EEUU en todo el mundo, el Brookings Institute plantea una
alternativa que le permite a los EEUU negar cualquier responsabilidad
por una ataque contra Irán.
Esa maniobra consiste en que sea Israel,
su socio regional, la que ataque a Irán unilateralmente, una opción a la
que dedican un capítulo específico titulado: “Permitir o animar a un ataque militar israelí”:
…lo
que hace que esta opción sea mejor que la opción de una campaña aérea
estadounidense, es el hecho de que solo Israel sería culpado por el
ataque.
En
tal caso, los Estados Unidos no tendrían que hacer frente a la
represalia iraní o a la reacción diplomática que acompañaría a una
operación militar estadounidense contra Irán.
Eso podría permitir que Washington consiguiera su objetivo: retrasar la
adquisición de una arma nuclear por parte de Irán y a la vez seguir
manteniendo intactas muchas otras iniciativas diplomáticas regionales de
Estados Unidos sin perjudicarlas, como sí le sucedería si atacara a
Irán directamente.
A nadie le debería sorprender que el
diario británico Daily Mail informara hace poco, basándose en
informaciones de un diario kuwaití, que Obama amenazó con derribar
aviones israelíes si atacaban las instalaciones nucleares iraníes año
pasado.
“El
periódico de Kuwait Al Jarida informa que el Presidente Obama,
enfurecido por los planes israelíes de atacar las instalaciones
nucleares de Irán en 2014, amenazó con derribar los aviones israelíes
antes de que pudieran llegar a sus objetivos.
La amenaza de los EEUU obligó al Primer Ministro Benjamin Netanyahu a abortar el ataque planeado”
Como vemos, los medios repiten una
narrativa que encaja perfectamente con la estrategia descrita por el
documento de la Brookings Institution en 2009, al pie de la letra. De
hecho, la perspectiva de “derribar” aviones israelíes se discutió como
uno de los muchos accesorios utilizados en este teatro geopolítico.
Los EEUU, según lo prescrito por el
documento de Brookings, debería mostrarse ante la comunidad
internacional como si estuvieran desesperados por tratar de forjar un
pacto casi injustificable con Irán, mientras que los “locos” de Israel,
actuando de “poli malo”, buscarían atacar unilateralmente a Irán, dando
así a los EEUU la opción de la negación plausible.
Tengamos en cuenta que la enorme fuerza
militar de Israel se debe en gran parte al largo, extenso y continuado
apoyo militar de Estados Unidos durante décadas, lo que significa que la
operación militar israelí ya sería posible sin la intervención directa
de EEUU.
También es interesante destacar que esta
maniobra unilateral de Israel encajaría plenamente con sus habituales
actos beligerantes y sus actividades inhumanas tanto contra su propio
pueblo como contra los palestinos, de cuyas tierras Tel Aviv se ha
apoderado y sigue ocupando.
La naturaleza de todos estos actos no es
el de la autoconservación, sino el de la provocación intencionada; actos
que crean divisiones políticas predecibles y fácilmente manipulables en
todo Occidente y que resultan muy útiles ahora que está sobre la mesa
la posibilidad de un “lamentable” ataque contra Irán, una nación con la
que Occidente ha fracasado una y otra vez, en sus intentos de derrocarla
a través de terrorismo, sediciones respaldadas por EEUU, sanciones y
provocaciones encubiertas.
También está claro que el documento de la Brookings Institution “¿Qué camino hay que seguir para llegar a Persia? Opciones para una nueva estrategia estadounidense contra Irán”,
representa el vivo retrato de una doctrina profunda y bien arraigada
utilizada para reordenar el Medio Oriente a conveniencia de los
intereses especiales occidentales.
Es una ventana abierta a las sucias actividades conspirativas de muchos de los Think Tanks occidentales.
Y es la confesión firmada de una conspiración contra la paz y la estabilidad mundiales.
Este documento debe ser leído en su
totalidad, antes de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
aquellos que lo escribieron y los intereses de las corporaciones
financieras que lo patrocinaron, sean llevados ante la justicia
internacional.
Este documento demuestra claramente que
son los Estados Unidos y sus aliados regionales, y no Irán, los
auténticos canallas que trabajan contra la paz y la estabilidad mundial,
con un amplio historial acumulado de atrocidades y abusos…y por lo que
vemos, con muchos más por venir.
TONY CARTALUCCI, investigador geopolítico y escritor establecido en Bangkok
Fuente:
Documento original de la Brookings Institution: