Gwyneth Paltrow, ganadora del Óscar a mejor actriz en 1999,
desistió del experimento al darse cuenta de cuán fuera de contacto
estaba con la realidad de las personas con menores recursos en ese país.
Por: Washington Post
Foto tomada de la cuenta de
Twitter de Gwyneth Paltrow en la que publicó los productos que compró
con el bono del programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria.
Aunque el objetivo era que Paltrow debía sobrevivir siete días con este monto, al cuarto desistió. Según explicó, la verdadera razón por la que no logró el objetivo, es que reconoció cuán fuera de contacto está con la realidad de los pobres.
A través de cuenta de Twitter contó cuales fueron los productos que adquirió en comparación con los tipos de alimentos que se venden en un mercado de Rhode Island, a menudo frecuentado por los clientes que utilizan los cupones.
Frijoles, arroz, maíz y los huevos estuvieron dentro de las compras, sin embargo, además de los dos primeros, no incluyó nada de lo que un padre compraría para que sus hijos se preparen mientras ellos están en el trabajo, a menos que fueran chef precoces. No hay queso, sopas enlatadas o platos congelados, de fácil preparación, para un menor.
En el caso de los frijoles tendrían en remojo durante medio día antes de ser preparados. Incluso la lechuga tendría que ser lavada, si es que hay una tienda de comestibles cerca de los barrios urbanos estadounidenses.
La ganadora del premio Óscar en 1999 tampoco adquirió carne, así que es posible que haya pensado en que las familias de bajos ingresos de Estados Unidos son vegetarianas. En cambio, compró siete limas.
Este ejercicio sugiere que Paltrow no logró entender la vida que llevan las personas con menos recursos en su país sino que intentó demostrar que se podría llevar una dieta saludable con un presupuesto ajustado. Ella expresó su frustración por el hecho de que varios ciudadanos no tengan acceso alimentos frescos, por lo que hizo un llamado de atención y pidió dinero.
Sin embargo, los estadounidenses no tienen una dieta saludable sin importar su salario. Incluso las familias que compran con estos cupones no solamente tendrían que enfrentar el problema de los altos costos de las verduras y las hortalizas sino también el rechazo de los niños hacia estos alimentos y la rápida descomposición de los mismos.
Investigaciones realizadas por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos han concluido que la dieta de los estadounidenses no es una cuestión de dinero y que los hogares con ingresos un poco más altos no tienden a gastar dinero en carne y prefieren preparar alimentos congelados.
La evidencia demuestra que el aumento en el monto de los cupones de alimentos no llevaría a que los ciudadanos compren frutas y hortalizas porque en realidad el consumo de este tipo de productos, considerados sanos, es muy bajo en la población.
Para entender las prioridades que tienen los beneficiarios a la hora de comprar alimentos, en 2013 el Washington Post visitó una de las tiendas en las que se redimen estos bonos y conoció lo que ofrece el sitio para satisfacer la demanda de sus clientes, la mitad de ellos blancos, un cuarto son hispanos y 15% afroamericanos.
El dueño de la tienda ordenó 150 libras de carne de lomo para los nuevos pobres, que todavía se aferran a los viejos hábitos; y mollejas de pollo que se vende por cerca de US$2 por libra. También pizza para los inmigrantes pobres.
Si bien el dinero no es la razón principal por la que los pobres no puedan comer más verduras frescas, se podría pensar que existe poco acceso a los productos pero la realidad es que las tiendas de comestibles son difíciles de encontrar en muchas ciudades de Estados Unidos, especialmente si la persona no posee un automóvil. Además, la investigación del Departamento de Agricultura concluyó que la facilidad de la preparación de los enlatados está fuertemente ligada a este comportamiento de consumo.
Al igual que estadounidenses con ingresos medio altos, los pobres comen alimentos que sean convenientes, sabrosos y familiares. A veces, incluso, pueden realizar compras comparativamente caras, por ejemplo, la carne picada, pizzas congeladas o (si son inmigrantes) salsas importados de sus países de origen. Los padres que trabajan tienen que preparar una buena comida para sus familias, aun cuando no tienen mucha plata.
Esto demuestra que en Estados Unidos comer saludable no depende del dinero sino del tiempo, el mismo que parece tener la hermosa actriz Gwyneth Paltrow.
Lea la historia completa en: http://wapo.st/1OxPaaU