De acuerdo con La Jornada, las entidades con el mayor número de casos son Michoacán (PRI), Jalisco (PRI), Guerrero (PRD), Tamaulipas (PRI), Morelos (PRD) y Durango (PRI).
Uno de los hallazgos más graves ocurrió en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, donde entre 2010 y 2011 integrantes del cártel de Los Zetas asesinaron a más de 200 migrantes que pretendían llegar a Estados Unidos. Posteriormente enterraron los cuerpos en fosas clandestinas.
Otro caso brutal es el de las fosas y restos hallados en Iguala y Cocula, Guerrero, durante la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, donde se encontraron los cuerpos de por lo menos 54 víctimas de presuntos grupos del crimen organizado que operan en la entidad. Hasta el momento la mayoría no han sido identificados.
En febrero de 2008, investigaciones condujeron al macabro hallazgo de 47 cadáveres en una sola fosa en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Cifras “oficiales” de las subprocuradurías Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) y de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo, así como por la coordinación general de Servicios Periciales, registran el hallazgo de 307 víctimas de grupos criminales repartidas en 38 fosas. Estos hallazgos corresponderían al periodo entre 2007 y 2014, con personal de la Procuraduría General de la República (PGR) adscrito a las delegaciones de todo el país, realizando investigaciones.
La coordinación general de Servicios Periciales reportó que en el mismo periodo se localizaron los restos de 565 personas en 155 fosas clandestinas. La Seido aclaró que “en el periodo solicitado únicamente contó con el registro de 20 averiguaciones previas” y que no posee datos del número de fosas clandestinas donde “fueron hallados los cadáveres enterrados ilegalmente, así como el número de cuerpos hallados en total en el país y por entidad”.
Por su parte, la dirección general de Servicios Periciales detalló que entre 2007 y 2008 se localizaron fosas en las las ciudades de Aguascalientes (dos víctimas); Chihuahua (seis) y Ciudad Juárez, Chihuahua (47); Comitán, Chiapas (tres); Tlalnepantla, estado de México (una); Salina Cruz (una) y Oaxaca, Oaxaca (dos); Reynosa, Tamaulipas (cinco); delegación Tlalpan, Distrito Federal (una).
La Jornada continúa refiriendo las horrorizantes cifras de hallazgos y víctimas inhumadas clandestinamente año con año en diferentes regiones de todo el país, reflejando el estado fallido que es México sobre todo desde que Calderón y Peña Nieto usurparon el poder.
En 2009 se reportaron fosas en Taxco, Guerrero (una víctima), Oaxaca, Oaxaca (tres), Puente de Ixtla, Morelos (tres). En 2010 se tomó conocimiento de los restos de 13 personas en Acapulco y 41 en minas de Taxco, Guerrero.Nótese como la cifra de hallazgos aumenta de forma escalofriante desde 2012, es decir, desde que Peña Nieto usurpó el poder aquel año sin que los mexicanos opusieran una resistencia eficaz, lo que ha traído como consecuencia este genocidio.
En 2011 se localizaron dos víctimas de inhumación clandestina en Monterrey, Nuevo León; tres en Hermosillo, Sonora; 120 en San Fernando, Tamaulipas; una en Ecatepec, estado de México; 53 en Durango, Durango, y 28 en Altamirano, Veracruz.
Entre septiembre y diciembre de 2012, la PGR detectó 28 fosas en Acapulco, donde encontraron restos de 42 personas.
En 2013 se reportó el hallazgo de seis víctimas en Acapulco, una en Tizayuca, Hidalgo, dos en la zona del Ajusco, delegación Tlalpan; 13 en Tlalmanalco y dos en Valle de Bravo, estado de México. Entre noviembre de 2013 y enero de 2014 se hallaron 75 cuerpos en 37 fosas clandestinas en el municipio de La Barca, Jalisco.
También en 2013 fueron encontrados los restos de dos personas en fosas de Tezoyuca, Morelos; dos en San Bernardo, Sonora, y otros dos en Acapulco.
En 2014 se encontraron los restos de una persona en la delegación Tlalpan, cinco en Acapulco, dos en Jojutla, Morelos; siete en Lázaro Cárdenas y un numero indeterminado en Aguililla, Michoacán; otros dos en Acapulco y 55 en fosas ubicadas en Iguala, Guerrero.
Fuente
Y nos podemos echar otro siglo reportando fosas, muertos, incinerados, asesinatos en masa, decapitados cuyas cabezas aparece en un Estado y el cuerpo en otro, etc. El colmo de la situación es que estas brutalidades ya no nos horrorizan. Ya forman parte de la cotidianeidad. Ese síntoma de deshumanización ha sido uno de los grandes logros del sistema espurio, pues gracias a la insensibilidad programada en el pueblo, los asesinos usurpadores han podido perpetuarse en el poder.
Si queda un resquicio de dignidad humana en los mexicanos, la reacción para acabar con este baño de sangre debe ser AHORA y no hasta 2018. ¿O cuántos muertos más necesitan para indignarse y derrocar a los asesinos? ¿Cuántas décadas más de brutalidad hacen falta?