Eunicio Pineda, que vive protegido por Acnur en un país europeo, afirma haber visto en dos ocasiones cómo Uribe repartía armas y equipos de comunicación a miembros de un grupo paramilitar conocido como El Clan de los 12 Apóstoles, que aterrorizaba la zona con sus “campañas de limpieza social”. Un eventual juicio a Uribe pondría en aprietos a su hermano Álvaro, presidente de Colombia entre 2002 y 2010 y previamente gobernador de Antioquía durante la época que se está investigando.
Desacreditar al testigo
Pineda ha pagado un precio alto por contar su versión. “Al principio me ofrecieron dinero para que ingresara en la banda pero yo sólo quería trabajar la tierra, no matar a gente”, dijo en el encuentro la semana pasada en Madrid. Después vinieron las amenazas para que callara. Cuando Pineda se atrevió a denunciar la situación en el cuartel de la 4ª Brigada del Ejército en Antioquia, vio allí uniformados que había visto también en la Hacienda La Carolina y se calló. Fue a la Fiscalía pero ésta no le creyó. Sí lo hizo la Defensoría del Pueblo.
El labrador tuvo que huir de la zona pero regresó más tarde cuando le ofrecieron trabajo. Fue secuestrado, torturado y finalmente le aplicaron la “ley de la fuga”. Cuando corría para escapar de sus verdugos le alcanzó una bala, pero sobrevivió. “Gracias a Dios, me escapé”, contó. No se atrevió a acudir a un hospital porque las bandas muchas veces iban allí para rematar a sus víctimas.
Defensores de derechos humanos le sacaron del país. Testificó por primera vez desde Chile antes de marcharse al exilio protegido en Europa. “Mi vida es como estar en la cárcel”, lamentó.
La defensa de Uribe primero intentó negar que Pineda hubiese vivido en la zona, pero se demostró que efectivamente trabajaba allí durante el periodo cuando estaba activo el clan paramilitar. Luego alegaron que sufría esquizofrenia y que su declaración era falsa. Las pruebas periciales en el consulado colombiano de Madrid ahora han tumbado esta acusación.
Conexión venezolana
Además de Pineda, hay otros testigos que también señalan a Santiago Uribe como uno de los jefes de la banda criminal, pero se trata de personas vinculadas con aquellos crímenes. En 2010 el ex mayor de Policía Juan Carlos Meneses hizo una declaración en Buenos Aires, donde se había fugado. Admitió haber colaborado con la banda como jefe de Policía del municipio donde operaban los 12 Apóstoles, y que ésta fue financiada y dirigida por Santiago Uribe.
Meneses, contra quien había una orden de búsqueda, se entregó a las autoridades colombianas el año pasado tras pasar varios años escondido en Venezuela. La defensa de Santiago Uribe acusa a los gobiernos bolivarianos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, declarados enemigos del expresidente colombiano, de estar detrás de la acusación hecha por Meneses.
Hay otros antiguos policías y militares que han testificado contra Santiago Uribe y que estuvieron igualmente implicados en la actividad paramilitar, por lo cual su testimonio está también condicionado. La defensa de Uribe lleva años arremetiendo contra lo que llama “el cartel de los testigos falsos”. De ahí la importancia de la declaración de Eunicio Pineda, ya que fue un simple labrador que no participaba en el grupo paramilitar, como asegura.
Importante señal
Según Prado, el abogado de Pineda, ya está todo listo para que se abra el juicio contra Uribe. “Tarde o temprano le juzgarán”, aseguró. El abogado ha sido blanco de amenazas y acusaciones por sus vínculos políticos. Trabaja para el alcalde de Bogotá Gustavo Petro, ex militante de la guerrilla M-19 y firme opositor al anterior gobierno de Uribe como senador por el Polo Democrático Alternativo.
Para Prado, un eventual juicio contra el hermano del expresidente enviaría una señal muy importante: “Una vez que una de las grandes figuras caiga habrá mucha más gente que se atreverá a hablar, cuando vean que hay unas garantías mínimas”.