por CEPRID
TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA
CEPRID
Entre
el 13 y el 17 de agosto, el Vicepresidente de Estados Unidos Mike
Pence, conservador, cristiano fanático y republicano radical, "visitó"
Panamá, Chile, Colombia y Argentina con el pretexto de garantizar la
seguridad continental, incrementar la lucha contra el narcotráfico y el
terrorismo internacional, "impulsar el comercio bilateral, y la
inversión, continuar el apoyo del gobierno estadounidense en temas de
cooperación, de participación empresarial, agricultura y desarrollo de
la infraestructura"; es decir para afianzar el dominio y recuperar la
hegemonía imperial en América Latina y el Caribe.
Mike
Pence es un curioso personaje que mantiene estrechos vínculos con Erik
Prince, fundador de la empresa Blakwater Worldwide, que actúa como el
intermediario guerrerista sin escrúpulos para privatizar las guerras de
agresión imperial. Para ese objetivo contrata a miles de mercenarios,
incluidos latinoamericanos, para no arriesgar las preciosas vidas de
soldados estadounidenses. Esa es la empresa que mató a 17 iraquíes
civiles por lo que M. Pence organizó un evento en Washington en honor de
Prince. Hermosa combinación política-militar por la que el empresario
de la muerte, donaría millones de dólares a la campaña de Trump-Pence,
según denuncia del diario The Intercept.
Prince
y su empresa Frontier Services Group contrata soldados chilenos,
colombianos, panameños, salvadoreños y los convierte en mercenarios para
que luchen en Yemen y defiendan los intereses geopolíticos de Estados
Unidos y de sus aliados: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y otros.
La
amistad del vicepresidente Pence con Prince se fundamenta en el negocio
de la guerra. La estrategia estadounidense es usar mercenarios para
caotizar Medio Oriente, debilitar los Estados y cambiar las fronteras
según los intereses de dominación imperial. Por todo lo que es y
representa, la visita de Pence a América Latina fue para ordenar a los
gobiernos cipayos a ingresar a la Coalición Internacional que dice
luchar contra el Estado Islámico (Daesh) que, de conformidad con
analistas de todo el mundo, es una creación de Estados Unidos y sus
aliados de Europa.
El
vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence, convocó a los países de
América Latina a sumarse, al igual que Panamá, a la coalición
internacional contra Daesh. Dijo: "Llamamos a nuestros compañeros a lo
largo de América Latina a seguir el ejemplo de liderazgo de Panamá y
unirse a la coalición global para vencer a ISIS (siglas de Daesh,
autoproclamado Estado Islámico de Irak y Siria)", aseguró Pence en la
conferencia de prensa que brindó junto al presidente panameño Juan
Carlos Varela a la salida de la reunión que mantuvieron durante la
visita del jerarca estadounidense al país latinoamericano.
La
coalición internacional contra Daesh fue creada en 2014, está liderada
por Estados Unidos e integrada por más de 73 países. Sin embargo, sólo
Estrados Unidos y sus aliados de Europa han intervenido mediante
bombardeos que han matado a decenas de civiles en Siria, porque el
imperio promueve a los terroristas, los arma, entrena y financia para
combatir y derrocar al gobierno legítimamente constituido, de Bashar al
Asad que jamás autorizó ningún tipo operaciones en territorio sirio; es
decir que Estados Unidos, como siempre, viola las normas elementales del
Derecho Internacional.
Pence
considera que el mundo pertenece a Estados Unidos y que América Latina
sigue siendo su patio trasero en el que puede hacer lo que le plazca u
ordenar lo que se le ocurra al imperio y sus emperadores de turno. No
sabe, ignora o no le importa que América Latina y el Caribe hayan sido
declaradas zona de paz o no recuerda que Raúl Castro Ruz, Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, dio lectura a la Proclama
de América Latina y el Caribe como zona de paz, en el último día de
sesiones de la II Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
celebrada en La Habana.
Zona
de paz significa que no es territorio para ninguna clase de guerra y
menos aún, para que un miembro o varios miembros de la CELAC sean parte
de una colación internacional liderada por Estados Unidos en su
mascarada de guerra contra los terroristas del Estado Islámico porque
esa tal coalición sólo sirve para defender los intereses geopolíticos
del imperio.
Si Panamá se
unió a esa coalición, debe ser en condición de un gobierno cipayo que
nunca pensó que esa posición junto al imperio, podría, eventualmente,
acarrearle serios perjuicios al pueblo que podría ser víctima de
atentados terroristas del Daesch. Por otra parte, Panamá es miembro de
pleno derecho de la CEALAC y en esa calidad debería haberse contactado
con la Presidencia Pro témpore y con el Consejo Suramericano de Defensa
de la Unasur porque todos los países podrían ser arrastrados a un
conflicto que no les pertenece.
Estados
Unidos considera, equivocadamente, que América Latina y el Caribe son
sus peones en el tablero de ajedrez mundial y que deben obedecer al
mandato imperial tal como ocurría en la segunda mitad del siglo XX.
Felizmente los tiempos han cambiado y América Latina y el Caribe ya no
obedecen a la Casa Blanca en todos sus dictados, pero Pence y su jefe
Donald Trump, tal vez hayan sido informados sobre la pérdida de la
hegemonía de Estados Unidos en América Latina y esa podría ser la razón
que haya impulsado el viaje de Pence a Panamá, Colombia, Argentina y
Chile.
La Redacción BBC
Mundo informaba que "el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence,
hizo un llamado este miércoles a los países de América Latina para que
corten sus relaciones con el gobierno de Corea del Norte". Ya no se
trata sólo ordenar que América Latina Y EL Caribe sigan el ejemplo de
Panamá en la "guerra de la coalición internacional contra el Daesh",
sino que también quiere que América Latina se inmiscuya en contra de
Corea del Norte de conformidad con los intereses imperiales, pues desde
Santiago de Chile, una de las escalas en su gira latinoamericana, Pence
pidió el apoyo de las naciones de la región para que se unan a Estados
Unidos en contra del "comportamiento provocativo" del país asiático.
En
ese sentido, con toda la prepotencia de Trump, Pence decía: "La era de
la paciencia ha terminado. Estados Unidos hará todo lo que pueda
económica y políticamente para que Corea del Norte abandone sus
programas nucleares y de misiles balísticos".
Según
BBC Mundo Pence, "en particular, hizo un "llamado urgente" a los
gobiernos de Chile, Brasil, México y Perú para que sean los líderes de
la región en los movimientos necesarios para "aislar" a Pyongyang,
cortando cualquier relación económica y diplomática.
"Apreciamos
que Chile pudiera reclasificar los vinos chilenos como un bien de lujo
para que Corea del Norte no pueda conseguir estos bienes y pueda
convertirlos en efectivo para su régimen balístico".
Estados
Unidos y Corea del Norte han sostenido un intercambio de amenazas en
las últimas semanas luego los lanzamientos de misiles que ha realizado
el régimen de Pyongyang y de las sanciones económicas internacionales
promovidas por Estados Unidos.La tensión ha crecido hasta el punto de
que Corea del Norte amenazó con atacar la isla estadounidense de Guam,
en el Pacífico.
Pence
reconoció este miércoles desde Chile que ha habido un "progreso" en la
tensa situación, luego de que el líder norcoreano Kim Jong-un dijo que
su plan quedaba temporalmente en suspensión.
A
más del problema del terrorismo internacional desplegado por el Daesh y
de las relaciones con Corea del Norte, el tema de Venezuela siempre
estuvo presente en la agenda de M. Pence en su gira por América Latina.
Dijo: "Estados Unidos usará toda su fuerza diplomática y económica hasta
que se restaure la democracia en Venezuela. Trabajaremos con los países
aliados en toda América Latina para llegar a una solución pacífica
(para Venezuela)", dijo Pence, tras reunirse con la presidenta chilena
que de paln o rechazó la propuesta al afirmar que "hará todo lo posible
para apoyar a los venezolanos en el camino pacífico" hacia la
democracia, pero categóricamente rechazó "golpes de Estado o
intervenciones militares" ni sanciones que no provengan del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.
En
lo que respecta a Corea del Norte, la presidenta de Chile, Michelle
Bachelet, no aludió al pedido de Pence directamente, dijo que su
gobierno se opone al programa de armas nucleares del país asiático y que
apoya conversaciones multilaterales para encontrar vías pacíficas hacia
un desarme de la península coreana.
En
Santiago de Chile, el pueblo protestó y rechazó la presencia de Mike
Pence en América Latina. "A los gringos por el culo, fuera de América
Latina" fue el lema inscrito en una enorme tela portada por los
manifestantes, que se convirtió en una muestra de repudio y rechazo a la
visita a Chile del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.
Reuters
informaba que "Los inconformes gritaron consignas contra Pence y
prendieron fuego a dos banderas estadounidenses. Otras dos acciones
similares tuvieron lugar en puntos cercanos a la sede del Gobierno
chileno. La concentración contra el vicepresidente estadounidense fue
anunciada por el Comité Chileno de Solidaridad con el Pueblo Bolivariano
de Venezuela en rechazo a su presencia en Chile y a las palabras
amenazantes contra la nación venezolana.
Pence
reiteró una vez más en utilizar la fuerza diplomática y económica
contra el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro. "Lo que
vayamos a hacer en Venezuela, lo vamos a hacer juntos y así seguiremos
haciéndolo. El pueblo venezolano va a ser libre de nuevo. La libertad es
la fuente de nuestra seguridad", afirmó Pence que por ignorancia o por
vergüenza no critica primero la "democracia" que vive su país en donde
reina la pobreza de millones de personas frente a la riqueza de unos
pocos como Trump, donde no se respetan los derechos humanos ni
libertades de las de las minorías étnicas, en especial de los
afrodescendientes y en donde las desigualdades e injusticias económicas y
sociales son una espantosa realdad en la dictadura del capitalismo. Y
el Vicepresidente del imperio, en su torpe arrogancia calificó una vez
más de "dictadura" al sistema venezolano e indicó que el Gobierno de
Donald Trump "no permanecerá como observador", al salir de la reunión
con Bachelet.
La revista
estadounidense The Economist, en un análisis sobre las consecuencias de
la gira de Pence por 4 países de América Latina afirmaba: "Una profunda
perplejidad. Eso, dice un alto funcionario latinoamericano, describe la
actitud de su región respecto del gobierno del presidente Donald Trump.
Lo que no sienten los líderes latinoamericanos es temor, ni
sobrecogimiento, ni una sensación de una ambición compartida de hacer
grandes cosas. En los últimos días, el vicepresidente Mike Pence hizo un
tour por cuatro países de la región, incluyendo también Colombia, la
Argentina y Chile.
La
impresión más llamativa de este tour es la pequeñez. Pence ha pedido a
cada gobierno cosas modestas y en algunos casos intrigantes. No ha
descripto grandes visiones de cooperación panamericana del tipo
planteada en un tiempo por el presidente George H. W. Bush, que propuso
un área de libre comercio de las Américas.
Pence
se ha concentrado en políticas que importan inmediatamente a Trump en
casa: sanciones a Corea del Norte, más presión sobre el régimen
autocrático de izquierda de Venezuela o mejor acceso local para
productos y servicios estadounidenses específicos. En una medida
llamativa, sus anfitriones no han temido ignorar a Pence en cuanto a
pedidos que no tienen sentido o no se corresponden con las prioridades
locales.
El miércoles
último, Pence se reunió con la presidenta chilena, Michele Bachelet. En
sus propias palabras, la urgió fuertemente a que, junto con los líderes
de Brasil, México y Perú, rompieran los vínculos diplomáticos y
comerciales con Corea del Norte.
Este
pedido sobresaltó a los funcionarios chilenos. El comercio de Chile con
el régimen norcoreano es mínimo y el país apenas si tiene relaciones
diplomáticas con Kim Jong-un. Quizá lo más importante es que no está
claro para Chile por qué la interrupción de las relaciones diplomáticas
ayudaría a alcanzar la meta que más importa: presionar a Corea del Norte
para que abandone su programa de armas nucleares.
Pence
ofreció una respuesta que no fue del todo convincente, tratando de
transmitir la exuberancia de su jefe, un actor totalmente no
convencional en materia de política exterior. Señaló, correctamente, que
Corea del Norte ha usado "la demora y las negociaciones fingidas"
durante años mientras trabajaba para obtener armas nucleares utilizables
y un programa de misiles balísticos. Pence dijo que Trump declaró que
esa época se terminó. Ahora su vicepresidente pedía a los amigos de
Estados Unidos en todo el mundo "que continuaran usando herramientas
económicas y diplomáticas que tienen para aislar más a Corea del Norte".
Cuando
dejaba Santiago rumbo a Panamá, los diarios locales publicaron la
respuesta. "Chile rechaza el pedido de Estados Unidos de romper
relaciones con Corea del Norte" decía la primera plana de El Mercurio.
Bachelet
dijo a su visitante públicamente que, si bien su gobierno apoya el uso
de medios pacíficos para restaurar la democracia en Venezuela, Chile
nunca dará apoyo a golpes de estado o a intervenciones militares en ese
país. Quienes escuchaban en la región comprendieron por qué Bachelet
incluyó el tema de los golpes: su propio padre, Alberto Bachelet, fue un
oficial de la fuerza aérea que sirvió bajo el gobierno de Salvador
Allende, que fue derrocado en un golpe con respaldo de Estados Unidos en
1973. El brigadier-general Bachelet murió en prisión en 1974.
Esa
historia es un recordatorio de que la administración Trump está lejos
de ser la primera en tener relaciones difíciles con América latina y
sería injusto sostener que anteriores presidentes estadounidenses han
dedicado largas horas a políticas ambiciosas y hermosas para la región.
Aun
así, los niveles actuales de mutua indiferencia asombran a los que
conocen el paño de larga data. Trump alardea orgulloso de que manejará
la política exterior como una serie de negocios inmobiliarios,
negociando de a uno con otros países para obtener concesiones y traer
empleos de regreso a EE.UU. Resulta que el staff de seguridad nacional
de Pence, reclutado del Pentágono y otros entes estatales, es bien visto
por los diplomáticos extranjeros. Pero el enfoque que tienen que vender
es miope. Este presidente, se lamentan los funcionarios extranjeros,
parece no saber ni importarle que toda la región se siente ansiosa e
infeliz por el desprecio de Trump hacia México, sus amenazas de
destrozar el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) con
México y Canadá y su cancelación de la participación de EE.UU. en la
Asociación Trans-Pacífica, un pacto comercial ambicioso que incluye
algunos países de América latina. En Cartagena, Colombia, parado junto
al presidente pro-estadounidense, Juan Manuel Santos, Pence tuvo el
gusto de anunciar un acuerdo que permitiría el ingreso de paltas
colombianas al mercado de EE.UU. y un mayor acceso de arroz de ese país
al mercado colombiano.
En
la Argentina, flanqueado por el presidente Mauricio Macri, reformista
económico y aliado de Estados Unidos, Pence cantó loas a la calidad del
cerdo estadounidense e informó que hay negociaciones para vender más a
la Argentina.
Mientras
tanto, funcionarios chinos son una presencia constante en las capitales
latinoamericanas, firmando nuevos acuerdos comerciales, ofreciendo
fuertes inversiones y buscando construir nuevas redes de influencia en
toda la región del Pacífico.
Pence
habló de algunos temas importantes. En cada país que visitó, aseguró
que Trump no se quedaría viendo cómo Venezuela "se desliza a la
dictadura" y habló de cómo Estados Unidos y sus aliados en el hemisferio
occidental están unidos por la misma preocupación por los derechos
humanos y la democracia. Pero los anfitriones latinoamericanos saben que
su jefe en Washington ha cubierto de alabanzas a hombres fuertes y
autócratas. También saben que las sanciones estadounidenses que
realmente afectarían a Venezuela, involucrando el gran comercio
petrolero entre los dos países, harían subir el precio del combustible
para los conductores en Estados Unidos.
Todo
esto significa que la frase favorita de Pence en el extranjero es que
"Estados Unidos primero no significa Estados Unidos solo". Esto busca
expresar un compromiso de que aunque Trump fue elegido para poner la
prosperidad y la seguridad de EE.UU. por encima de toda otra
preocupación, su país sigue dispuesto a tener un rol líder en el mundo.
Lamentablemente, si la desilusión global con Trump se hace mucho mayor,
esa promesa de evitar "Estados Unidos solo" puede comenzar a sonar más
como una súplica". Traducción de Gabriel Zadunaisky
Respecto
de América Latina y, en particular Venezuela, Mike Pence está fuera de
foco; es decir totalmente alejado de la realidad. Llegó a sugerir se
observe la línea de la estrategia de la Casa Blanca para la región:
"Venezuela se desliza hacia una dictadura, y como ha dicho el presidente
Trump, Estados Unidos no se quedará parado mientras Venezuela se
desmorona", dijo Pence desde Cartagena, Colombia. "Estados Unidos,
Colombia y las naciones libres de América Latina no callarán". En esa
dirección, el gobierno norteamericano al declarar al Estado venezolano
como una instancia forajida y dictatorial, infiere el desarrollo de una
línea discursiva que apunta argumentos que legitiman una eventual
intervención contra Venezuela.
De
hecho, parece que Pence -como ya han hecho otros políticos visibles en
Norteamérica como Marco Rubio y Bob Menéndez-, están manufacturando
consensos en la sociedad estadounidense al colocar a Venezuela como un
país en total colapso, que significa un riesgo para la sociedad
norteamericana: "Un Estado fallido en Venezuela amenaza la seguridad y
la prosperidad de todo nuestro hemisferio y del pueblo de los Estados
Unidos de América". El vicepresidente gringo visita América Latina con
el fin de ratificar y darle cuerpo a la Declaración de Lima, una carta
de navegación política emanada de EEUU contra Venezuela. Se trata del
punto de inflexión en el que un grupo de cancilleres y países alineados a
EEUU consagran una conjura, un cerco y asfixia contra Venezuela
intentando consolidar espacios de aislamiento, que no fueron posibles
mediante sanciones como la aplicación de la Carta Democrática
Interamericana en la Organización de Estados Americanos (OEA).
América
Latina y el Caribe ya no son los mismos de los años 60s y 70s en los
que Estados Unidos imponía gobiernos dictatoriales-fascistoides o en los
que los gobiernos se subordinaban cipayamente al dictat imperial. Hoy
son más libres y soberanos.
Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com