Lo
dijo William S. Lind, el ideólogo de la Guerra de Cuarta Generación:
"Estados Unidos es un Estado de partido único. El partido único es el
partido del Establishment, que es también el partido de la guerra. A
menos que estés dispuesto a aupar la guerra permanente para la paz
permanente, no podrás ser miembro del Establishment".
El primer discurso del presidente Donald Trump ante la Asamblea General de las Naciones Unidas parece haberse inspirado en esa idea. A modo de saludo, celebró la aprobación del gasto militar de Estados Unidos para el 2018: 700 mil millones de dólares invertidos en matar.
Frente a la ONU habló el presidente estadounidense con el índice de opinión pública más desfavorable de los últimos años. Según la encuestadora Gallup, 71% de los estadounidenses están insatisfechos con la forma en la que se está dirigiendo esa nación.
Una encuesta realizada por Pew Research Center en 37 países, demostró que la opinión pública internacional sobre el presidente Trump y los Estados Unidos ha empeorado abruptamente en los últimos meses. Sólo el 22% de los encuestados manifiesta confianza en la política exterior de Trump.
Durante los últimos años de la presidencia de Obama un 64% de los encuestados confiaba en el tratamiento de la Casa Blanca sobre temas internacionales. En la misma proporción tenían una visión positiva de Estados Unidos. Apenas en seis meses, la percepción del país hegemón ha caído hasta el 49% ante la opinión pública de los ciudadanos encuestados.
En América Latina la percepción es menos favorable. En México la opinión positiva de Trump es de apenas el 5%. En Chile 12% y en Argentina 13%. El 47% de los encuestados expresó una opinión favorable de EEUU. Esto implicaría una caída dramática desde el final de la administración de Obama. El descenso en México sería de 36 puntos porcentuales, 29 puntos en Chile y 23 puntos en Brasil.
Donald Trump recientemente celebró una cena temática sobre Venezuela. Teresa Cruvinel alertaba en la página web Brasil247 que, en realidad, la reunión se enfocó en la planificación de una maniobra militar que se va a realizar en la Amazonía. Citamos a la autora: "La operación militar conjunta con las fuerzas especiales del ejército norteamericano fue anunciada como si fuese una invitación de Brasil, lo que dejó a los militares brasileños asustados. ¿Dónde se ha visto que se abra un área estratégica como la Amazonía para fuerzas militares extranjeras?".
William Serafino nos aporta otro dato peligroso tras bastidores: "El senador Lindsey Graham ofreció armamento militar y apoyo a Juan Manuel Santos durante su primera visita oficial a Washington, ante un eventual conflicto bélico con Venezuela. Haley también compartió con el presidente colombiano durante la cena de conspiración convocada por Trump en Nueva York el pasado 18 de septiembre, acompañados por el mismo general Kelly que en 2015 mostró su intención de invadir a Venezuela por razones 'humanitarias'".
Este último se reunió con el diputado Julio Borges, emblema internacional de los opositores venezolanos que buscan intervención estadounidense en Venezuela.
Ya es público que el presidente Trump es incapaz de leer y analizar los
documentos que recibe de la inteligencia estadounidense. Para librarse
de decisiones complejas, expandió el poder de sus generales en las
operaciones militares en Siria, Irak y Afganistán.
Estos hechos no son necesariamente mal vistos por los ciudadanos estadounidenses que se sienten más tranquilos si un adulto, maduro, con uniforme, toma las decisiones en lugar de un superficial magnate adicto al Twitter.
Según las encuestas, la institución más confiable del país es la militar con un 72% de aprobación. Dicho esto con el pesar de que se trata de la más corrupta de todo el sistema y logra desviar billones de dólares de los contribuyentes en gastos indebidos o sin justificar.
Trump, sin temor al ridículo, se atrevió a pronunciar el discurso dictado por los militares que resucitan el "eje del mal". En la homilía trazó su agenda de guerra contra cuatro países a los que llamó a combatir bajo la premisa de que "si los muchos rectos no confrontan a los pocos malvados, el mal triunfará". Y ellos, los "buenos", están dispuestos a lanzar "bombas humanitarias".
Permítanme colar una infidencia: humanamente, no defiendo las armas nucleares de nadie. Pero ¿no es ese el terror que invade al mundo cuando sabemos que Trump tiene en su poder los códigos nucleares de la nación más poderosa? ¿No fue Estados Unidos -que él dirige- el que en julio firmó junto a Gran Bretaña y Francia un comunicado en el que expresaban "No tenemos la intención de firmar, ratificar o siquiera ser parte del tratado" de no proliferación alegando la importancia de su poder disuasivo?
La posición más sensata sobre el tema la ofreció Putin cuando dijo: "En Corea del Norte prefieren comer pasto antes que renunciar a su programa (nuclear) si no se sienten seguros", por lo que "hay que encaminarse hacia el diálogo".
Tanto el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), como las otras potencias signatarias del acuerdo han reconocido que Irán está en pleno cumplimiento de sus restricciones sobre el programa nuclear.
En dos ocasiones la administración Trump ha certificado el cumplimiento del acuerdo por parte de Irán.
Al día siguiente del discurso de Trump -cuando todavía olía a azufre- en una reunión en Naciones Unidas en la que participó el Secretario de Estado, Rex Tillerson, EEUU reconoció que Irán cumple con los compromisos a cabalidad. Pero Washington busca azuzar las tensiones con un país al que resiente como un obstáculo para su ansiedad de dominio del Oriente Medio, donde abunda petróleo.
Sobre Cuba reiteró que no se levantará el bloqueo impuesto por Estados Unidos contra Cuba por más de 55 años si la nación caribeña no cumple con los designios de Washington.
Para iniciar el análisis sobre Venezuela, citamos a David Brooks: "…de repente descartó su promesa de respetar la soberanía y no dictar los sistemas políticos de otros países, al invitar a la 'comunidad internacional' a enfrentar a la 'dictadura socialista' de Venezuela".
Luego dijo que el problema de Venezuela es que "el socialismo ha sido fielmente implementado". Creo que todos diferimos de esa frase. De hecho la convocatoria del presidente Nicolás Maduro a la Asamblea Nacional Constituyente se sustentó en una implementación más fiel del socialismo de lo que hemos logrado hasta ahora.
El mismo Trump que, ante la ONU, dijo luchar "contra el terrorismo y su promoción", ha convertido su administración en la principal fuente de financiamiento, de orientación política-militar y de liderazgo del terrorismo en Venezuela.
Ha recibido, hospedado y estimulado a criminales de guerra que no han escatimado en quemar vivas a personas, asesinar incluso por decapitación, asediar comunidades enteras, utilizar a niños como soldados, e incluso confesar la intención de bloqueos de vías para impedir el suministro de alimentos a la población.
La derrota de la operación de guerra no convencional que se intentó ejecutar contra Venezuela hace pocos meses ha desesperado a la Casa Blanca que ya reconoce la consolidación de Maduro en Miraflores.
Durante la era Trump, las sanciones y el bloqueo contra Venezuela -acciones que contravienen el derecho internacional- han pasado de lo tenue a lo nítido. Según la profesora Pascualina Curcio "el 61% de las importaciones en Venezuela proviene de EEUU y de países que se han prestado en el marco de la Organización de Estados Americanos a las agresiones políticas y económicas contra el pueblo de Venezuela".
"Del total de los medicamentos que Venezuela importa, el 37% proviene de EEUU, seguido por México con el 15%, el 13% de Alemania, el 12% de Colombia. En cuanto a los alimentos, si bien en Venezuela se produce el 88% de lo que se consume, el 12% restante que es importado proviene en un 37% de EEUU, 36% de Colombia, 11% de Argentina, 8% de México".
Los amargos del bloqueo ya se hacen sentir. El pasado 7 de septiembre el presidente Maduro denunció que después de las sanciones de Trump bancos como el Citibank han impedido transacciones para la compra de insulina y de los alimentos básicos distribuidos por el Estado. Paradójicamente, en el foro internacional más importante, Trump justificaba sus planes de guerra asegurando Venezuela está "muriendo de hambre".
Reuters informó recientemente de subrepticias afectaciones planificadas contra nuestra economía. Citamos a la agencia: "Las recientes sanciones de Estados Unidos a la estatal venezolana Pdvsa han comenzado a afectar a su filial en el país norteamericano, Citgo Petroleum, al dificultar la obtención de crédito para las compras crudo a sus refinerías, de acuerdo a seis fuentes bancarias y de mercado".
Esto ocurre en contravención de las excepciones explícitas de la orden ejecutiva de Trump en las que se excluía a Citgo de sanciones, como proveedor de derivados del petróleo en el país del norte.
Durante varios años en los mercados de oro, los mayores compradores fueron los bancos centrales de China y Rusia. Así han ido forjando confianza en sus monedas en un contexto de crecientes sanciones económicas y el espíritu bélico de la guerra comercial de Washington.
China anunció su deseo de lanzar los contratos de futuros de petróleo en yuanes con su posible conversión en oro. El gigante asiático es el más grande consumidor de petróleo del mundo: la posibilidad de que una moneda diferente al dólar comience a dominar el mercado es real.
China y Rusia van fortaleciendo sus músculos para lograr unir a sus socios comerciales en los países Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y los países asociados a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Esta última organización reúne a países que comprende el 42% de la población mundial. Detrás de esta gran operación económica, comercial, diplomática y política pudiera surgir una moneda alternativa al dólar. Venezuela pudo haber dado un primer paso, quizá, de modo inocente.
El primer discurso del presidente Donald Trump ante la Asamblea General de las Naciones Unidas parece haberse inspirado en esa idea. A modo de saludo, celebró la aprobación del gasto militar de Estados Unidos para el 2018: 700 mil millones de dólares invertidos en matar.
Frente a la ONU habló el presidente estadounidense con el índice de opinión pública más desfavorable de los últimos años. Según la encuestadora Gallup, 71% de los estadounidenses están insatisfechos con la forma en la que se está dirigiendo esa nación.
Una encuesta realizada por Pew Research Center en 37 países, demostró que la opinión pública internacional sobre el presidente Trump y los Estados Unidos ha empeorado abruptamente en los últimos meses. Sólo el 22% de los encuestados manifiesta confianza en la política exterior de Trump.
Durante los últimos años de la presidencia de Obama un 64% de los encuestados confiaba en el tratamiento de la Casa Blanca sobre temas internacionales. En la misma proporción tenían una visión positiva de Estados Unidos. Apenas en seis meses, la percepción del país hegemón ha caído hasta el 49% ante la opinión pública de los ciudadanos encuestados.
En América Latina la percepción es menos favorable. En México la opinión positiva de Trump es de apenas el 5%. En Chile 12% y en Argentina 13%. El 47% de los encuestados expresó una opinión favorable de EEUU. Esto implicaría una caída dramática desde el final de la administración de Obama. El descenso en México sería de 36 puntos porcentuales, 29 puntos en Chile y 23 puntos en Brasil.
Cena temática
Para atacar a Venezuela, Trump goza de las lealtades de presidentes con robustos prontuarios de violaciones de derechos civiles, políticos y humanos, que están decididos a acallar los problemas de sus países desplazando el debate contra el nuestro.Donald Trump recientemente celebró una cena temática sobre Venezuela. Teresa Cruvinel alertaba en la página web Brasil247 que, en realidad, la reunión se enfocó en la planificación de una maniobra militar que se va a realizar en la Amazonía. Citamos a la autora: "La operación militar conjunta con las fuerzas especiales del ejército norteamericano fue anunciada como si fuese una invitación de Brasil, lo que dejó a los militares brasileños asustados. ¿Dónde se ha visto que se abra un área estratégica como la Amazonía para fuerzas militares extranjeras?".
William Serafino nos aporta otro dato peligroso tras bastidores: "El senador Lindsey Graham ofreció armamento militar y apoyo a Juan Manuel Santos durante su primera visita oficial a Washington, ante un eventual conflicto bélico con Venezuela. Haley también compartió con el presidente colombiano durante la cena de conspiración convocada por Trump en Nueva York el pasado 18 de septiembre, acompañados por el mismo general Kelly que en 2015 mostró su intención de invadir a Venezuela por razones 'humanitarias'".
La Casa Blanca militarizada
Según Stephen Kinzer, la administración Trump ha militarizado sus relaciones internacionales: "El poder que da forma a la política exterior y de seguridad de Estados Unidos ha caído en manos de tres militares: el General James Mattis, secretario de Defensa; el General John Kelly, jefe de personal del presidente Trump; y el General H.R. McMaster, el asesor de seguridad nacional".Este último se reunió con el diputado Julio Borges, emblema internacional de los opositores venezolanos que buscan intervención estadounidense en Venezuela.
Estos hechos no son necesariamente mal vistos por los ciudadanos estadounidenses que se sienten más tranquilos si un adulto, maduro, con uniforme, toma las decisiones en lugar de un superficial magnate adicto al Twitter.
Según las encuestas, la institución más confiable del país es la militar con un 72% de aprobación. Dicho esto con el pesar de que se trata de la más corrupta de todo el sistema y logra desviar billones de dólares de los contribuyentes en gastos indebidos o sin justificar.
Trump, sin temor al ridículo, se atrevió a pronunciar el discurso dictado por los militares que resucitan el "eje del mal". En la homilía trazó su agenda de guerra contra cuatro países a los que llamó a combatir bajo la premisa de que "si los muchos rectos no confrontan a los pocos malvados, el mal triunfará". Y ellos, los "buenos", están dispuestos a lanzar "bombas humanitarias".
¿"Rocket Man" no es una canción de Elton John?
Dijo que Corea del Norte es una "nación depravada" que "pone en peligro el mundo con la destrucción nuclear".Permítanme colar una infidencia: humanamente, no defiendo las armas nucleares de nadie. Pero ¿no es ese el terror que invade al mundo cuando sabemos que Trump tiene en su poder los códigos nucleares de la nación más poderosa? ¿No fue Estados Unidos -que él dirige- el que en julio firmó junto a Gran Bretaña y Francia un comunicado en el que expresaban "No tenemos la intención de firmar, ratificar o siquiera ser parte del tratado" de no proliferación alegando la importancia de su poder disuasivo?
La posición más sensata sobre el tema la ofreció Putin cuando dijo: "En Corea del Norte prefieren comer pasto antes que renunciar a su programa (nuclear) si no se sienten seguros", por lo que "hay que encaminarse hacia el diálogo".
Cuando aún olía a azufre (si es que deja de oler en algún momento)
De Corea del Norte pasó a identificar a Irán como otro punto del "eje del mal". Calificó el acuerdo nuclear con Irán, respaldado por la ONU, como una "vergüenza".Tanto el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), como las otras potencias signatarias del acuerdo han reconocido que Irán está en pleno cumplimiento de sus restricciones sobre el programa nuclear.
En dos ocasiones la administración Trump ha certificado el cumplimiento del acuerdo por parte de Irán.
Al día siguiente del discurso de Trump -cuando todavía olía a azufre- en una reunión en Naciones Unidas en la que participó el Secretario de Estado, Rex Tillerson, EEUU reconoció que Irán cumple con los compromisos a cabalidad. Pero Washington busca azuzar las tensiones con un país al que resiente como un obstáculo para su ansiedad de dominio del Oriente Medio, donde abunda petróleo.
Socialismo atómico
Como un peligro similar a la amenaza nuclear, Trump colocó al socialismo para ingresar a Cuba y Venezuela en el "eje del mal".Sobre Cuba reiteró que no se levantará el bloqueo impuesto por Estados Unidos contra Cuba por más de 55 años si la nación caribeña no cumple con los designios de Washington.
Para iniciar el análisis sobre Venezuela, citamos a David Brooks: "…de repente descartó su promesa de respetar la soberanía y no dictar los sistemas políticos de otros países, al invitar a la 'comunidad internacional' a enfrentar a la 'dictadura socialista' de Venezuela".
Luego dijo que el problema de Venezuela es que "el socialismo ha sido fielmente implementado". Creo que todos diferimos de esa frase. De hecho la convocatoria del presidente Nicolás Maduro a la Asamblea Nacional Constituyente se sustentó en una implementación más fiel del socialismo de lo que hemos logrado hasta ahora.
El mismo Trump que, ante la ONU, dijo luchar "contra el terrorismo y su promoción", ha convertido su administración en la principal fuente de financiamiento, de orientación política-militar y de liderazgo del terrorismo en Venezuela.
Ha recibido, hospedado y estimulado a criminales de guerra que no han escatimado en quemar vivas a personas, asesinar incluso por decapitación, asediar comunidades enteras, utilizar a niños como soldados, e incluso confesar la intención de bloqueos de vías para impedir el suministro de alimentos a la población.
La derrota de la operación de guerra no convencional que se intentó ejecutar contra Venezuela hace pocos meses ha desesperado a la Casa Blanca que ya reconoce la consolidación de Maduro en Miraflores.
Durante la era Trump, las sanciones y el bloqueo contra Venezuela -acciones que contravienen el derecho internacional- han pasado de lo tenue a lo nítido. Según la profesora Pascualina Curcio "el 61% de las importaciones en Venezuela proviene de EEUU y de países que se han prestado en el marco de la Organización de Estados Americanos a las agresiones políticas y económicas contra el pueblo de Venezuela".
"Del total de los medicamentos que Venezuela importa, el 37% proviene de EEUU, seguido por México con el 15%, el 13% de Alemania, el 12% de Colombia. En cuanto a los alimentos, si bien en Venezuela se produce el 88% de lo que se consume, el 12% restante que es importado proviene en un 37% de EEUU, 36% de Colombia, 11% de Argentina, 8% de México".
Los amargos del bloqueo ya se hacen sentir. El pasado 7 de septiembre el presidente Maduro denunció que después de las sanciones de Trump bancos como el Citibank han impedido transacciones para la compra de insulina y de los alimentos básicos distribuidos por el Estado. Paradójicamente, en el foro internacional más importante, Trump justificaba sus planes de guerra asegurando Venezuela está "muriendo de hambre".
Reuters informó recientemente de subrepticias afectaciones planificadas contra nuestra economía. Citamos a la agencia: "Las recientes sanciones de Estados Unidos a la estatal venezolana Pdvsa han comenzado a afectar a su filial en el país norteamericano, Citgo Petroleum, al dificultar la obtención de crédito para las compras crudo a sus refinerías, de acuerdo a seis fuentes bancarias y de mercado".
Esto ocurre en contravención de las excepciones explícitas de la orden ejecutiva de Trump en las que se excluía a Citgo de sanciones, como proveedor de derivados del petróleo en el país del norte.
Y líbranos del dólar... amén
Por su parte, Venezuela ha tomado la decisión de comenzar la publicación del precio del petróleo en yuanes. Todavía los mercados internacionales no han reaccionado dramáticamente al anuncio. Sin embargo, la Casa Blanca sí lo hizo, porque ese mismo día anunció la cita de Trump con los presidentes latinoamericanos que se aliaron al ejercicio de simulación de invasión a Venezuela y William Bronwfield tachó a nuestro país como un "productor de narcóticos". La lectura en Washington es mucho más amplia que la que están haciendo los economistas de Primero Justicia en Twitter.Durante varios años en los mercados de oro, los mayores compradores fueron los bancos centrales de China y Rusia. Así han ido forjando confianza en sus monedas en un contexto de crecientes sanciones económicas y el espíritu bélico de la guerra comercial de Washington.
China anunció su deseo de lanzar los contratos de futuros de petróleo en yuanes con su posible conversión en oro. El gigante asiático es el más grande consumidor de petróleo del mundo: la posibilidad de que una moneda diferente al dólar comience a dominar el mercado es real.
China y Rusia van fortaleciendo sus músculos para lograr unir a sus socios comerciales en los países Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y los países asociados a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Esta última organización reúne a países que comprende el 42% de la población mundial. Detrás de esta gran operación económica, comercial, diplomática y política pudiera surgir una moneda alternativa al dólar. Venezuela pudo haber dado un primer paso, quizá, de modo inocente.