“La sabiduría de la vida consiste en la eliminación de lo no esencial. En reducir los problemas de la filosofía a unos pocos solamente: el goce del hogar, de la vida, de la naturaleza, de la cultura”.
Lin Yutang
Cervantes
Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.
MIGUEL DE CERVANTES Don Quijote de la Mancha.
La Colmena no se hace responsable ni se solidariza con las opiniones o conceptos emitidos por los autores de los artículos.
22 de octubre de 2017
La autopsia comienza a mostrar qué ocurrió con Santiago Maldonado a orillas del río Chubut
La persecución y la muerte
El
cuadro que pinta el primer peritaje completa el de los testimonios:
balazos, una fuga desesperada. Los gendarmes enfrentan como mínimo la
sospecha de abandonar una persona que se ahogaba porque no sabía nadar,
lo que equivale a un homicidio. La alternativa puede ser peor.
Los
primeros datos que arroja la autopsia del cuerpo de Santiago Maldonado,
cruzados con los elementos ya contenidos en la investigación, empiezan a
completar la escena de la persecución emprendida por la Gendarmería que
terminó en su muerte. El cuadro es de una fuga dramática, en la que
sonaban los disparos, algo que se prueba claramente en las filmaciones,
se verifica con los cartuchos recogidos en el lugar y en la grabación en
la que uno de los gendarmes reconoce “les dimos corchazos para que
tengan”.
La
represión ilegal –el juez sólo había autorizado a despejar la ruta– con
los efectivos corriendo cuesta abajo, terminó en la orilla del río,
cerca de donde finalmente se encontró el cadáver. La autopsia establece
que el cuerpo no tiene lesiones, pero no puede determinar si hubo
forcejeos o si Santiago fue empujado hacia el río.
Está claro que el artesano de ninguna manera se hubiera
metido en el cauce por voluntad propia, ya que no sabía nadar y le tenía
miedo al agua. La persecución terminó con el joven sumergido y en ese
punto aparece otro elemento que seguramente jugó en su contra: Santiago
llevaba encima muchísima ropa que al mojarse produjo un peso muy difícil
de soportar; tres pullóveres, tres pantalones, una campera, borceguíes,
dos pares de medias. En la autopsia se lo pesó vestido, 83 kilos, y
desnudo, 52. Una masa enorme de 31 kilos adicionales.
La autopsia no pudo fijar hasta ahora la cantidad de días
que el cuerpo estuvo en el agua. A primera vista, los forenses
sostuvieron que parecía un cuerpo que tenía sólo siete días, pero que no
se podía descartar que estuviera allí desde el primer momento porque
ese río por las noches baja hasta a doce grados bajo cero. Todo esto se
determinará en el laboratorio y en el microscopio, sobre todo estudiando
los microorganismos e insectos. Pero aun si estuvo desde el principio
en ese lugar, el mapa demuestra (ver mapa) que es donde intervinieron
los gendarmes y donde persiguieron al joven.
Secuencia
Como lo reveló el periodista Horacio Verbitsky, el número 2
del Ministerio de Seguridad Pablo Noceti, viajó al sur especialmente
para arengar a las fuerzas de seguridad contra los mapuches. La reunión
fue en Bariloche el 31 de julio, el día anterior a la desaparición de
Maldonado. En ese encuentro, los ministros de Seguridad, la procuradora
de Río Negro y los jefes policiales de Río Negro y Chubut escucharon
asombrados la exposición feroz de Noceti, quien insistió en que debía
actuarse sin orden judicial y utilizando la figura de la flagrancia.
Según los presentes, Noceti estaba fuera de sí. En un encuentro
posterior, el juez Guido Otranto le advirtió a Noceti que la figura de
flagrancia se podía usar para despejar la ruta pero no para perseguir a
la comunidad mapuche dentro de la Pu Lof.
Los funcionarios y las fuerzas policiales provinciales se
desmarcaron del desequilibrio de Noceti al punto que desde entonces no
participaron de ningún operativo ni aparecieron interviniendo en nada.
Pero la Gendarmería sí dispuso un operativo con toda la impronta del
funcionario llegado de Buenos Aires: cien efectivos, muchos vehículos,
cascos, postas de goma, para sólo ocho integrantes de la comunidad
mapuche, entre ellos Santiago. Las imágenes muestran una desproporción
total, alimentada por el mensaje de que los mapuches eran terroristas
vinculados a Al Qaida y financiados desde Londres, reverdeciendo el
viejo mito nacionalista de que a la Argentina le quieren arrebatar la
Patagonia. Hubo una cantidad insólita de afirmaciones que terminaron
demolidas por la realidad: en sucesivos allanamientos no le encontraron a
la comunidad mapuche ni un arma ni un explosivo ni elemento bélico de
ningún tipo.
Dudas
La autopsia macroscópica (falta la microscópica) no pudo –ni
podía– establecer de forma definitiva la causa de la muerte. El trabajo
fue encabezado y dirigido por Roberto Cohen del Cuerpo Médico Forense
(CMF) y los comentarios fueron unánimemente elogiosos sobre la seriedad y
el nivel de consulta con los 56 especialistas presentes. Se trató de la
autopsia número 3087 del CMF durante 2017, lo que demuestra la
experiencia del equipo, tan cuestionado en el caso Nisman. A priori, el
cuerpo no tiene vestigios de una agresión de terceros: no hay
cuchilladas, lesiones por arma de fuego o golpes. Tiene unas pocas
lesiones provenientes de peces y dos mordeduras pequeñas de un hurón o
zorro. No se perciben lesiones en las manos ni en los puños que indiquen
que se haya defendido de alguien.
En paralelo, los autopsiantes percibieron que “la médula
estaba líquida”, es decir que una cavidad cerrada como es la médula
tenía agua. Lo mismo pasó con distintos órganos. Cuando una persona cae
al agua, estando viva, obviamente trata de respirar. El líquido entonces
invade todo e incluso pasa a la sangre. En la autopsia, por ejemplo, se
extrajo sangre del corazón para hacer el estudio porque el concepto, en
palabras sencillas, es que se respiró agua. Por estos primeros
descubrimientos es que está la apreciación, a primera vista, de que
Santiago murió por submersión, es decir ahogado. Y un poco más en el
terreno criminalístico, los forenses se llevaron la impresión de que
jugó un papel importante la cantidad de ropa que llevaba y que, mojada,
actuó como un verdadero plomo dentro del agua. Santiago tenía:
Una remera puesta al revés, con las letras hacia adentro
Un pullover de lana
Un pullover de fibra
Un polar
Una campera
Tres pantalones, incluyendo uno de nieve y uno con tela polar
Una bufanda
Dos pares de medias
Borceguíes
En el bolsillo izquierdo tenía un bastón extensible.
En la autopsia se lo pesó primero vestido. Dio 83
kilos. Luego se le sacó la ropa. Pesó 52. O sea que la ropa (ayer seguía
mojada) sumó nada menos que 31 kilos, algo muy difícil de soportar en
el agua. Pero a eso hay que agregar que Santiago no sabía nadar y que
tenía una especie de trauma con el agua desde chico. La confirmación de
la causa de muerte se hará después de los estudios que harán los
anatomopatólogos que analizarán el agua en los distintos órganos.
La otra duda se centra en cuánto tiempo estuvo el cuerpo en
el agua, básicamente si se lo plantó hace unos pocos días. En esa
cuestión intervendrán los profesionales de la Facultad de Ciencias
Exactas de la UBA y la Universidad de La Plata. En la UBA, los biólogos
analizarán los microorganismos presentes en los distintos órganos. Verán
si se corresponden con las muestras tomadas en el río Chubut y
estudiarán el tiempo que llevan en el cuerpo. En La Plata trabajarán los
entomólogos, que son los que estudian los insectos. También ellos
calcularán el tiempo que tienen los pequeños insectos en el cuerpo.
Plantado
La estimación del tiempo en el agua está directamente
relacionada con la idea de que el cuerpo fue plantado allí. Sobre el
tema se hicieron especulaciones de todo tipo, algunas siniestras. Por
ejemplo, que hubo un testimonio mapuche reconociendo que el cuerpo
estaba ahí y que ese testigo le avisó al juez Gustavo Lleral. El
magistrado ya lo desmintió y el relato de los ocho binomios de
instructor y perro que estuvieron en la búsqueda de Santiago indica que
arrancaron un kilómetro arriba de donde se encontró el cuerpo y nadie
les indicó nada.
Lleral aclaró en varias oportunidades que la decisión de
volver a rastrear se tomó el viernes el 13 de octubre, tras tomarle
declaración al jefe de la Prefectura. El oficial le insistió, como antes
lo había hecho con Otranto, en que era necesario rastrillar otra vez el
río porque con una vez –el 18 de septiembre fue en la única ocasión que
se hizo en esa zona– no era suficiente. En verdad Otranto nunca estuvo
convencido de que Maldonado estuviera el 1 de agosto en la Pu Lof.
Siempre dijo que no había evidencia plena, que los mapuches engañaban,
que podría estar en Chile y otras teorías semejantes. Con esa visión de
las cosas, el rastrillaje fue poco consistente y sin la intensidad
necesaria. El otro elemento que se introdujo en la situación es que el
Equipo Argentino de Antropología Forense sugirió que se hiciera con
perros más especializados.
De todas maneras, el factor de mayor importancia fue la
crecida del río, producto de los deshielos y de las lluvias. Los
especialistas del sur habían advertido desde el principio que un cuerpo
caído al agua podía quedar sujetado por las ramas y sólo se movería con
la crecida. Los estudios anatomopatológicos, y los adicionales en la UBA
y en La Plata darán un panorama del tiempo en que estuvo el cuerpo en
el agua. Se basarán en sus estudios y en los datos sobre temperaturas y
condiciones del rio Chubut. Esos profesionales dirán si es más probables
que el cuerpo fuera puesto allí pocos días atrás o haya estado desde el
principio, al menos desde el punto de vista científico. Por ahora, nada
es decisivo.
Mapa
Como se ve en el mapa satelital realizado en la justicia de
Esquel, los gendarmes persiguieron a los mapuches y a Santiago hacia
abajo, a muy pocos metros de donde se encontró el cuerpo. No es verdad
que había 300 metros de distancia. Las frases que surgen de los
celulares de los uniformados “les dimos corchazos para que tengan”;
“tengo uno, tengo uno”, hay uno flotando, tres nadando” son evidencias
de la persecución y el hostigamiento.
Por supuesto que existe la hipótesis del forcejeo y la caída
al agua de Santiago, que de ninguna manera se hubiese metido en el río
por voluntad propia. Por alguno de los audios de los gendarmes hay
sospechas de que los uniformados vieron al joven en el río y no hicieron
nada. Esa hipótesis llevaría a una acusación de abandono de persona,
casi equivalente al homicidio. No en vano hubo todo un proceso de
ocultamiento: la filmación del operativo fue cortada, las camionetas
lavadas, se verifican irregularidades en los libros de guardia, el
alférez Emmanuel Echazú y otro compañero tardaron doce horas en volver a
su base
El lunes entre las 10 y las 12, los forenses oficiales y los
de parte deberán concurrir a la morgue para firmar las conclusiones
iniciales. Habrá que ver si allí hay discrepancias. Y luego se irán
presentando los estudios complementarios para confirmar causa de la
muerte, su posible data y el tiempo que estuvo el cuerpo en el agua. Es
posible que los dos últimos temas terminen con discrepancias.
Los datos que están fuera de la discusión son que la muerte
de Santiago se produjo en el marco del operativo ilegal de la
Gendarmería, con los efectivos hostigando a los mapuches, no en la ruta
sino dentro de su territorio. La instrucción del Ministerio de Seguridad
no fue actuar preservando la vida y la integridad física como prioridad
sino “combatir contra el terrorismo”, que en verdad no eran sino siete
mapuches y Santiago, totalmente desarmados. raulkollmann@hotmail.com
El mapa satelital realizado por la Justicia de Esquel, mostrando ubicaciones.