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REUTERS/ Jason Lee
Durante
la visita a Pekín del 22 de noviembre de la ministra de Asuntos
Exteriores surcoreana, Kang Kyung-wha, quedó claro que a China el
despliegue del escudo antimisiles estadounidense (THAAD) en Corea del
Sur le molesta y que exige garantías a su vecino surcoreano.
Desde la perspectiva china, el despliegue del THAAD es un asunto de seguridad nacional. Según declaraciones
del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, China insta a su vecino
norcoreano a que se comprometa a solucionar el problema del escudo
antimisiles, cuyo despliegue se amparó en la amenaza que representa el
arsenal nuclear de Corea del Norte para la región pacífica.
"Hay un dicho en China que dice que las
promesas deben cumplirse y que se reflejan en los hechos. Esperamos que
Corea del Sur continúe controlando adecuadamente la situación",
manifestó en su momento el ministro de Exteriores chino, Wang Yi.
Lea más: Moscú dice que el sistema THAAD en Corea del Sur está dirigido contra Rusia y ChinaY es que el despliegue del THAAD estadounidense en Corea del Sur ha hecho saltar por los aires las buenas relaciones entre ambos países y ha enfadado a China hasta el punto de que el gigante asiático le ha cerrado el grifo al turismo surcoreano en su territorio, aunque Pekín nunca lo haya atribuido al despliegue del escudo.
Principio de acuerdo

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Periodistas del diario ruso Nezavízimaya Gazeta apuntan a que la visita de la ministra de Exteriores de Corea del Sur a Pekín tendría que haber servido para reiterar los compromisos de su país y citan a Wang Sheng, politólogo de la Universidad de Jiling (China), quien señala que a ambos países les interesa restaurar las relaciones económicas que el THAAD hizo saltar por los aires junto con la confianza mutua de ambas naciones. Al fin y al cabo, cree el experto, ambos países desean la desnuclearización de la península coreana.
Una OTAN en miniatura

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AP Photo/ las Fuerzas Armadas de EEUU
El THAAD se desplegó durante la primera mitad de 2017 como respuesta a las pruebas nucleares de Corea del Norte, pero su instalación hizo que tanto Rusia como China observasen el despliegue con recelo. A ello se añade todo un seguido de ejercicios y maniobras militares entre Corea del Sur y Estados Unidos en el mar del Japón.