
Ilustración de Debret, mostrando un indígena preparándose para una fiesta.
Los pueblos indígenas de Brasil comprenden un gran número de distintos grupos étnicos que habitaban el actual territorio brasileño antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI.
Historia y procesos de adaptación
Existen dos tesis que explican el poblamiento humano del continente americano. Una de ellas sostiene que la mayoría de los nativos americanos descienden de tribus migratorias provenientes de Siberia, en el norte asiático, las que cruzaron por el Puente de Beringia y luego se separaron en distintas direcciones. En Brasil, particularmente, la mayoría de las tribus nativas que habitaban el territorio hacia el año 1500 se piensa que descienden de la primera oleada de inmigrantes, quienes habrían llegado a América hacia el año 9000 a. C. durante la última era glacial, alcanzando la cuenca del Amazonas alrededor del 6000 a. C., tras haber pasado el istmo de Panamá. Una segunda hipótesis se apoya en descubrimientos recientes, tales como el esqueleto de Luzia en Lagoa Santa (Minas Gerais) han evidenciado la diferenciación morfológica entre el genotipo asiático y el aborigen americano, más similar al de los indígenas de África y Australia. Estos habitantes primigenios posteriormente habrían sido desplazados por los inmigrantes siberianos, siendo los nativos de la Patagonia y la Tierra del Fuego los últimos representantes de estas poblaciones aborígenes.
Danza puri.
Ocupo el territorio en el Pleistoceno, caracterizado por una gran inestabilidad ambiental. El clima era más seco y las temperaturas sensiblemente más bajas, había pocas manchas de bosques y gran parte de Brasil estaba cubierto por vegetación baja (cerrados y caatingas). Aún nada se sabe sobre estas poblaciones, ya que sus vestigios son escasos y difíciles de encontrar, pues corresponden a los primeros bandos nómades de cazadores que comenzaron a recorrer el país, muy lentamente.
Los restos de sus ocupaciones están enterrados en grandes profundidades y pocos sobrevivieron al paso del tiempo. En las excavaciones, generalmente, se encuentran apenas leves rastros de antiguas hogueras y unos cuantos fragmentos de piedra, probablemente lascas. Pero es a través del arte rupestre donde más datos sobre la cotidianeidad de estos pueblos pueden ser encontrados. Las imágenes de los cazadores brasileños del Pleistoceno muestra figuras en movimiento, revelando diversas escenas de su vida diaria. La lucha, caza, danzas rituales y sexo ilustran diferentes paneles. Las figuras humanas se ven portando bastones y disparadores como armas, cargando cestas con alimentos recolectados, o bailando alrededor de un árbol.
Encuentro de dos civilizaciones
Hacia inicios del siglo XVI, el litoral bahíano estaba ocupado por dos naciones indígenas del grupo lingüístico tupí: los tupinambás, que ocupaban la faja comprendida entre la costa del Dendê y el río São Francisco, y los tupiniquins, que se extendían de la costa del Dendê hasta el límite con el actual estado de Espírito Santo. Hacia el interior, ocupando el área paralela a aquella apropiada por los tupiniquins, estaban los aimorés. Tales grupos provenían de Alto Xingú, en la Amazonia y dominaban aquellos territorios hace cinco siglos, cuando los europeos arribaron a América, un “Nuevo Mundo” que rápidamente comenzó a explorarsey colonizarse. Los españoles fueron los primeros, llegando por el mar Caribe a las Antillas y desde ahí al resto del continente, principalmente por la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes. Los portugueses, por su parte, llegaron a la costa brasileña, dando inicio a un proceso de explotación de los nuevos territorios que se extendería hasta los albores del siglo XX, gradualmente en las tierras que estaban ocupadas por los aborígenes.
“La Primera Misa en Brasil” (1861), pintura de Victor Meirelles.
Adaptación al modelo europeo: mestizaje y exterminio
Los portugueses no mostraron mucho interés por Brasil en un inicio, pues estaba en auge el comercio de especias, y por que estaban en busca de riquezas minerales, pero el principal tesoro que encontraron fue el palo brasil, árbol de donde se extraía una sustancia colorante, usada para teñir tejidos. La madera, dada su gran resistencia, era usada para mobiliario y en la construcción de barcos. Pero como el comercio de palo brasil rendía mucho menos que la pimienta y la nuez moscada, el interés de Portugal se limitó al envío de unas pocas expediciones. Hasta 1530, la intervención de Portugal se resumió al envío de algunas escuadras para la verificación de la costa, para la exploración comercial de palo brasil, fundándose feitorias, establecimientos pasajeros donde se almacenaba el palo brasil hasta la llegada de la próxima flota. Eran atacadas constantemente por barcos franceses y sobre todo por rebeliones indias.
Aldea en la Reserva Xingu
Decenas de millares de personas murieron como consecuencia del contacto con los europeos y las enfermedades por ellos traídas. Dolencias como gripe, sarampión, tos ferina, tuberculosis y viruela, afectaron, a sociedades indígenas enteras. En cuanto a los procesos de adaptación social de los indígenas al modelo implantado por los conquistadores en el territorio por ellos previamente habitado, se puede decir que los europeos instalaron y propiciaron una ruptura demográfica y social mediante la conquista portuguesa, haciendo que los padrones primigenios de organización social y de manejo de recursos naturales de las poblaciones indígenas que actualmente viven en el territorio brasileño no fueran representativos de los padrones de las sociedades precoloniales. Este es un punto controvertido entre los investigadores, porque aún no hay datos suficientes provenientes de trabajos arqueológicos, antropológicos y de historia indígena que se centren en el impacto del contacto europeo sobre las poblaciones nativas para que se pueda hacer tal afirmación. Durante el siglo XIX, se registraron algunos casos de brasileños que usaban las epidemias de viruela como arma biológica contra los indios. Un caso “clásico”, según el antropólogo Mércio Pereira Gomes, es el de la villa de Caxias, en el sur de Maranhão, hacia 1816. Los hacendados, para conseguir más tierras, “obsequiaban” a los indios timbira ropas de personas infectadas por la enfermedad (que normalmente eran quemadas para evitar contaminación).
Más allá del mestizaje de los indígenas con los europeos, el proceso colonizador de Brasil por parte de la Corona Portuguesa significó la extinción de gran parte de las sociedades originales que vivieron en el territorio dominado, mediante la acción armada, el contagio de enfermedades traídas de Europa desconocidas en América, o incluso, a través de la implantación hegemónica de políticas de asimilación de los indios a la nueva sociedad. El impacto fue inmenso, y no hay cifras precisas sobre la población existente hacia la época de la llegada de los europeos, teniéndose como referentes demográficos estimativos en el año 1500 entre 1 a 10 millones de habitantes aborígenes.1 Se estima que sólo en la cuenca amazónica existieron unos 5.600.000 habitantes. También en términos estimativos, los lingüistas creen que cerca de 1.300 lenguas diferentes eran habladas por las distintas sociedades indígenas entonces existentes en el territorio que corresponde a los actuales límites de Brasil. De todo aquello, muy poco es lo que queda hoy en día.
El exterminio continuó hasta épocas relativamente recientes. Según registra en su obra el investigador y activista Stephen Corry «(…) En 1963, por ejemplo, la comunidad de los indígenas “cintas largas” de Brasil fue dinamitada desde un avión por unos recolectores de caucho que querían deshacerse de ella. Durante el juicio, doce años más tarde, uno de los asesinos se jactó abiertamente de que “es bueno matar indígenas”»
Situación actual de los pueblos indígenas brasileños
Cuando se observa el mapa de distribución de los pueblos indígenas en el territorio brasileño actual, se puede ver claramente los reflejos del movimiento de expansión político-económica ocurrida históricamente. Los pueblos que habitaban la costa oriental, en la mayoría hablantes de lenguas del tronco tupí-guaraní, fueron diezmados, dominados u obligados a refugiarse en las tierras del interior para evitar el contacto. Hoy, solamente los Fulniô (de Pernambuco), los Maxakali (de Minas Gerais) y los Xokleng (de Santa Catalina) conservan sus lenguas. Curiosamente, sus lenguas no son tupí, pero pertenecientes a tres familias diferentes ligadas al tronco Macro-Gê. Los guaraníes, que viven en diversos estados del Sur y Sudeste brasileño y que también conservan su lengua, migraron del Oeste en dirección al litoral en años relativamente recientes. Las demás sociedades indígenas que viven en el Nordeste y Sudeste del país perdieron sus lenguas y sólo hablan portugués, manteniendo únicamente y en algunos casos, palabras aisladas que utilizan en rituales y otras expresiones culturales. La mayor parte de las sociedades indígenas que consiguieron preservar sus idiomas vive actualmente en el Norte, Centro-Oeste y Sur de Brasil. En otras regiones, fueron siendo expulsadas a medida que la urbanización avanzaba. Hoy viven cerca de 460 mil indios, distribuidos en 225 sociedades indígenas, siendo cerca del 0,25% de la población total brasileña. Cabe esclarecer que este dato demográfico considera sólo aquellos indígenas que viven en aldeas, habiendo estimaciones de que, más allá de éstas, hay entre 100 a 190 mil viviendo fuera de las terras indígenas, incluyendo áreas urbanas. Hay también 63 referencias de indios aún no contactados por el gobierno brasileño.En las últimas décadas, el criterio de autoidentificación étnica ha sido el más ampliamente aceptado por los estudiosos de la temática indígena. En los años ‘50, el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro se basó en la definición elaborada por los participantes del II Congreso Indigenista Interamericano, en Perú, en 1949, para así definir al indígena como:
«(…) aquella parte de la población brasileña que presenta problemas de desadaptación a la sociedad nacional, motivados por la conservación de costumbres, hábitos o meras lealtades que la vinculan a una tradición precolombina. O, en un sentido más amplio: indio es todo aquel individuo reconocido como miembro por una comunidad precolombina que se identifica étnicamente diferente de la nacional y es considerada indígena por la población brasileña con la cual está en contacto.»
Una definición muy semejante fue adoptada por el Estatuto do Índio (Ley Federal Nº 6.001, del 19.12.1973), que orientó las relaciones del Estado brasileño con las poblaciones indígenas hasta la promulgación de la Constitución de 1988.

Chamán de una tribu amazónica.
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