Guajirita Soy |
Posted: 27 Dec 2017 07:22 AM PST
Por Agustín Palermo (*)
Si los hechos en Venezuela fueran como dicen los titulares de los grandes medios, entonces la patria de Simón Bolívar sería una de las celdas de la cárcel de Guantánamo, donde el gobierno criminal y genocida de los Estados Unidos viola derechos humanos de cientos de detenidos desde hace más de tres lustros.
Sobre Venezuela los medios mienten. Como se trata de defender los intereses del imperio en uno de los principales países productores de petróleo, entonces machacan cacofónicamente que en Venezuela no hay democracia, no hay libertades y se violan los derechos humanos; esa es la mejor forma de dar cobertura ideológica para una intervención militar estadounidense.
El exmandatario Rafael Correa siempre sostuvo que los medios en América Latina son los peores del mundo, porque mienten sin ningún reparo, tergiversan los hechos, ocultan verdades, difaman, sentencian y juzgan. Todos esos medios pertenecen al Sistema Interamericano de Prensa (SIP), brazo ‘armado’ del imperialismo. Desde esta lógica, todo ataque al gobierno venezolano es válido, no importa si para eso hubiera que poner en riesgo la vida de las personas.
El pasado 15 de diciembre Andrés Hurtado, animador de la televisión peruana, haciendo honor a su apellido quiso hurtar 120 niños de Venezuela, pero el gobierno impidió esa salida. La trata de niños y el tráfico de órganos son dos grandes negocios; suelen ser sacados con todo tipo de artimañas de los países sudamericanos para ser llevados a los Estados Unidos como destino final.
Existen normas, convenciones y declaraciones internacionales sobre los derechos de la niñez y la adolescencia, que son avalados, promovidos y defendidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), todo esto con el fin de velar por la vida de esta población más vulnerable e inocente del mundo. Hurtado, un producto de la televisión basura creada por la dictadura fujimorista, intentó pisotear el derecho internacional. El objetivo dizque era, buscar el reencuentro con sus padres residentes en Perú. Si ese era el propósito, entonces hubieran sido sus propios padres quienes hubieran ido por ellos, porque no existe impedimento y, en caso de que alguno de los progenitores tuviera problemas con la justicia, para eso están los familiares de primer grado. Los niños no son bultos que se empacan por cientos para trasladarlos de un país a otro. Ni al papa Francisco se le permitiría cometer tamaña irresponsabilidad.
Otro argumento de Hurtado, que no ha podido probar, es que los niños se estaban muriendo de hambre; si eso fuera cierto la UNICEF hubiera hechos demandas al gobierno de Nicolás Maduro. Hurtado no tiene ni la menor idea de lo que es la UNICEF. Lo que queda claro es que cada vez más aumentan los vividores que quieren sacar provecho de Venezuela. Si en realidad Hurtado tiene interés por los niños que se ‘mueren de hambre’, entonces que se dedique a ayudar a los niños peruanos, que por decenas de miles viven en la calle buscando comida en los basureros; así no tendría que cruzar ninguna frontera ni puesto migratorio ni pedirle permiso a nadie.
Andrés Hurtado quiso hacer creer que él era la reencarnación de la Madre Teresa de Calcuta, pero fracasó. Su tremendo nivel de ignorancia le impide entender que tener libertad para producir cacosmia televisiva en el Perú, no le da derecho para traficar con niños inocentes. (Pensando Américas)
(*) Colaborador de Pensando Américas