Virreinato de Nueva Granada
La débil dependencia del gobierno del Nuevo Reino de
Granada en Santafé de Bogotá,
con el del virreinato del
Perú en Lima,
la lentitud de las comunicaciones entre las dos ciudades,
sumados a los constantes conflictos internos, llevaron a recomendar a Felipe V la
creación de un virreinato independiente
en la Nueva Granada en 1717,
con la llegada de su primer virrey
en
noviembre de 1719.
De esta manera, provincias de lo que hoy
podría corresponder a Colombia, Ecuador, Panamá, V enezuela,
y regiones de Perú, Brasil, Costa Rica, Nicaragua y Guyana,
se unieron bajo una misma autoridad colonial establecida en la ciudad
de Santafé de Bogotá,
quedando como el tercer
centro administrativo español junto con el de Lima y Ciudad de México.
Su creación se basó en dos
hechos.
Primero, la zona era la más importante del continente en cuanto a la
producción
aurífera. Segundo, era una situación estratégica entre los dos océanos y puerta de entrada al
occidente de la América del
Sur,
lo cual le permitiría enfrentar mejor
el contrabando y
los ataques de piratas y filibusteros.
La mayor concentración de su población (62%)
se concentró en los
altiplanos andinos colombianos.
Sin embargo, la difícil y diversa geografía y la escasez de
caminos
apropiados hacían difícil el tránsito y la comunicación en el interior
del virreinato,
lo cual contribuyo al establecimiento
de una capitanía
general en Caracas y
una real audiencia en Quito,
subordinadas al virrey.
Algunos analistas consideran que también fue
reflejo, en algún grado, de
las rivalidades locales, que tampoco Simón Bolívar
logro apaciguar con la fundación de la primera República de Colombia en 1819.
Transcurridos poco más de dos años desde su
incorporación al Nuevo Reino
de Granada, la Provincia
de
Venezuela (sin Maracaibo y Guayana) es reintegrada en 1742 a
la
jurisdicción de la Real
Audiencia de Santo Domingo, dependiente esta a su vez del Virreinato
de
Nueva España con sede en México.
De esta forma el virreinato quedó formado por
el Nuevo Reino de Granada (gobernaciones de Nuevo
Reino, Cartagena,
Santa Marta, Maracaibo, Antioquia, Popayán y Guayana), Quito
(gobernaciones de Quito, Quijos, Macas, Esmeraldas y algunos
corregimientos) y Panamá
(gobernaciones de Panamá y Veraguas).
Posteriormente, las gobernaciones de la
Guayana, Margarita, Mérida y
Maracaibo fueron incluidas en la Capitanía
General de Venezuela.
Por
lo tanto El Virreinato tuvo por territorios los
correspondientes a las Reales
Audiencias de Santafé
de Bogotá, Panamá,
y Quito,
y parte del posterior territorio de
la Capitanía
General de Venezuela.
En
tal sentido, el virreinato comprendió territorios de las
actuales Republicas de: Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica y
Venezuela, además
de regiones del norte del Perú, Brasil,
y el oeste de Guyana
(Esequibo).
Aruba, Curazao y Bonaire.
Los
primeros europeos que hacen referencia a Aruba
son Américo
Vespucio y Alonso
de Ojeda.
Vespucio, en una de sus cuatro cartas a Lorenzo
di Pierfrancesco de Médicis, describe su viaje por las islas a lo largo
de
la costa de Venezuela.
Escribió sobre una
isla donde la mayoría de los
árboles eran de madera de Brasil, semipobladas por
aborígenes gigantes (arahuacos) y, que a diez leguas
de distancia, se habían construido unas casas como en Venecia.
En 1508, Alonso
de Ojeda fue designado como el primer gobernador español de Aruba, como
parte
de la "Nueva Andalucía".
Una "cédula real" en
noviembre 1525 otorga
a Juan de Ampíes la encomienda de repoblar las islas despobladas de
Aruba,
Curazao y Bonaire.
En 1528, Juan Ampíes
fue sustituido por Ambrosio
Alfinger, un representante de
la casa Welser de
Augsburgo asentada en Coro, capital de la
recién creada provincia
de Venezuela a la cual
pertenecían Aruba,
Bonaire y Curazao.
Las
islas Curazao, Aruba y Bonaire junto
a las pequeñas
Antillas fueron
denominadas inicialmente por los españoles como Islas
Inútiles, debido a la carencia de oro en ellas.
Aunque hasta 1510 los
arahuacos eran considerados
amigables, la demanda de esclavos para la obtención de perlas en la isla de
Margarita hizo que se les
declarara caribes, lo que permitió ser
sometidos a la
esclavitud en 1511. En consecuencia, Trinidad se convirtió para España
en un
centro para la obtención de esclavos.
En
1634-1636, los holandeses (la Compañía
Holandesa de las Indias Occidentales) durante
la Guerra de los
Ochenta Años
conquistan a Curazao, Aruba
y Bonaire, desalojando definitivamente a los españoles.
En 1805, durante la guerra napoleónica, los ingleses
tomaron el control de
las islas, pero fueron devueltas al control neerlandés en 1816.
En 1986, Aruba
se separó de las Antillas
Neerlandesas y se convirtió en
independiente, miembro autónomo del Reino
de los Países Bajos. El movimiento hacia
la
independencia total se detuvo en la prerrogativa de Aruba en 1990.
Trinidad y Tobago
Cristóbal
Colon la denomino “Tierra de la Santísima Trinidad”
por los tres picos que diviso en ella. Los indígenas la denominaban
“Kain”,
tierra de colibríes.
A finales de 1700, la Provincia de
Trinidad, entonces parte de
la Capitanía
General de Venezuela desde 1777, era una
colonia muy
próspera debido a su producción de azúcar de caña. Su
población había pasado de 3.000 almas en 1783 a 16.000 en 1796 siendo la mayoría de
ellas aborígenes.
Trinidad
fue poseída por España hasta 1797, pero ampliamente
colonizada por franceses.
Tomada por los
ingleses, nombraron como primer
gobernador a Sir Thomas Picton. Desde entonces la
isla se
convertiría en foco de subversión contra el poder español; importante
fue el
apoyo brindado al Precursor Francisco de Miranda luego de su fallida
expedición
sobre Ocumare de la
Costa el 28 de abril de
1806, como también por el
asilo ofrecido en 1797 al Protomártir Manuel Gual, quien fue
envenenado en San José de
Oruña el 25 de octubre de
1800.
Con la abolición del
tráfico de esclavos en 1807,
en la colonia británica de Trinidad se produjo escasez de mano de obra.
Esto
fue empeorado por la abolición de la esclavitud en 1833. Para
solucionar el
problema, Trinidad contrató trabajadores desde 1830 hasta 1917.
Inicialmente
eran chinos, africanos libres y portugueses de Madeira, pero pronto
fueron
substituidos por trabajadores de India. Adicionalmente, un gran número
de
antiguos esclavos emigraron desde las pequeñas Antillas hasta Trinidad.
El desarrollo de
Tobago fue parecido a las demás
islas de las Pequeñas Antillas y bastante diferente al de Trinidad.
Durante el
período colonial, franceses, holandeses, británicos y curlandos
lucharon por la
posesión de la isla, cambiando de manos hasta 22 veces, más que
cualquier otra
isla de las indias.
Tobago fue finalmente
cedida al Reino Unido en
1814. Las dos islas fueron incorporadas en un solo territorio de
ultramar en
1888, siendo Tobago reducida al estatus de entidad local menor hasta la
independencia del Imperio Británico de la nación de Trinidad y Tobago
en agosto
de 1962, convirtiéndose
en república en 1976.