Un
panorama de conflictos se avizora de acuerdo con los resultados
recogidos en la pasada contienda electoral denominada de medio término
en los Estados Unidos, por una parte el Partido Demócrata logró sus
deseos de obtener la mayoría de representantes en la Cámara con 219
plazas, mientras los republicanos mantenían el mando en el Senado, con
una votación que superaba sus deseos y contra de las aspiraciones de
los llamados ‘’liberales’’. El proceso terminado deja clara una cuestión
fundamental: la población norteamericana muestra un alto nivel de
división interna en sus apetencias políticas.
Por
una parte, la existencia de un gobernante autoritario y falaz, el cual
es capaz de embestir hasta contra sus propios seguidores y que se ha
mostrado incapaz de mantener una estabilidad en su propio gabinete y con
sus compañeros de partido. Él se atribuye las victorias obtenidas en
los estados donde apoyó candidatos, mientras culpa de la derrota a los
que no quisieron su ‘’ayuda’’. De hecho, es innegable que su
personalidad juega un papel indiscutible en los sectores más
reaccionarios y en los que no poseen un nivel político alto que les
permita ver el bosque en que se encuentran. Así Donald Trump enfrenta el
segundo ciclo de su mandato y es optimista con la idea de ganar las
próximas presidenciales en el 2020.
En
el campo de los Demócratas, aunque obtuvieron la mayoría de los curules
en la Cámara de Representantes, tampoco pueden congratularse de tener
una unidad sólida en el orden interno, pues quien aparece como su
posible líder, Nancy Pelosy, es cuestionada por varios de sus compañeros
en esa instancia acerca de si es la adecuada para encabezarlos y
pretenden que sea relevada. Mientras esto ocurre, ella propone a Trump
una tregua política, demócrata-republicana, para ‘’ayudar ‘’ a salvar
las diferencias existentes y buscar un mejoramiento en la división
existente en el país, lo cual muchos creen utópico dadas las acciones a
que acostumbra el actual mandatario.
La
complejidad en el entorno internacional, dado el manejo llevado a cabo
por Trump, donde ha fomentando el incordio en distintas partes del
planeta con una política caprichosa e impositiva, requeriría una real
toma de conciencia del Presidente, que al parecer, por su comportamiento
hasta ahora, no la tiene y por ende la propuesta de Pelosy caerá por su
propio peso.
No
será tarea fácil a los analistas del mundo político hacer vaticinios
exactos del futuro que nos espera con el actual gobierno estadounidense,
donde las fuerzas más negativas asumen posiciones claves en la
proyección de la política internacional del país que es el máximo
representante de la sociedad capitalista. La espera necesaria aconsejará
el camino a seguir en las distintas zonas del planeta, mientras los que
poseemos una claridad de la sociedad que queremos , vamos a seguir
adelante son independencia de lo que pase por allá.
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