“Estar hoy aquí es combatir contra el espíritu de la derrota y la política neoliberal”
Estamos
hoy aquí para reafirmar nuestro apoyo al gobierno y al pueblo
venezolanos, acosados por una guerra imperialista implacable desde la
llegada de Hugo Chávez al poder y el inicio de la Revolución
bolivariana.
Podemos
decir que este episodio de hoy, 10 de enero del 2018, el ataque a la
soberanía y la legitimidad del gobierno del Presidente Maduro, es un
capítulo más de una guerra prolongada.
Recuerdo
que el gran Ho Chi Min, definía la guerra de Vietnam como guerra
popular y prolongada hasta que vencieron al invasor Yanqui. Este
concepto de guerra popular y prolongada como estrategia de lucha contra
el imperio en Venezuela adquiere otras características, porque si bien
no hay una invasión directa de tropas americanas la agresión ha sido y
es implacable y constante, y la resistencia popular y prolongada a la
guerra imperialista también.
Son ya veinte años de ataques al pueblo venezolano y son veinte años de resistencia y de lucha.
Es
importante recuperar nuestra historia anticolonial y antiimperialista y
entender que la lucha en Venezuela es una lucha por un modo de vida
humana diferente y un estado soberano, enfrentado radicalmente a la
peste del neoliberalismo y en proceso de construcción del socialismo.
Para oprimir a los pueblos es necesario no sólo castigarlos
económicamente, bloquear- boicotear- y crear el caos, sino sobre todo
destruir el sentido de la vida y arrebatarles su historia. La
resistencia al imperialismo se nutre del conocimiento de nuestra
historia y de la defensa de una esperanza radical en un mundo sin
explotados ni explotadores, de una sociedad socialista. El ejemplo de
Cuba está presente. Y recordemos, la destrucción de la URSS no fue un
tema económico, sino profunda y complejamente ideológico, político.
Con
inmensos medios ideológicos, culturales, propagandísticos,
informativos, y usando tecnologías comunicacionales de última generación
las grandes corporaciones imperialistas y los gobiernos de Estados
unidos y Europa han tratado de destruir la revolución bolivariana, tal
como intentaron destruir nuestra querida revolución cubana y tal como
intentan destruir toda lucha emancipadora en Nuestra América y el mundo.
De allí que en este momento la guerra ideológica, la guerra
comunicacional pase a primer plano.
La
guerra mediática contra Venezuela ha sido feroz. Y para nuestra
desgracia, como habitantes de este país, España cumple en este sentido
un papel criminal. Desde hace veinte años, los medios hacen grandes
campañas de difamación, verdaderas bombas comunicacionales dirigidas a
sembrar la desconfianza, a criminalizar al gobierno democrático con más
elecciones de la historia contemporánea, a degradar los logros sociales y
políticos y hasta a crear con esto un tema nacional de conflicto
interno digno de la época de la caza de brujas, donde cierta progresía
se ha visto impulsada a tener que hacer meas culpas denigrantes pero,
claro, previsibles por su propia debilidad o carencia de proyecto
político socialista .
Este es el poder inmenso con el que nos enfrentamos y este es el sentido de estar hoy aquí diciendo una vez más ¡No pasarán!.
Y
no pasarán mientras consigamos desnudar la mentira y el cinismo que
utilizan para atacar no solo al gobierno bolivariano sino al Estado, la
soberanía y la legitimidad misma del estado. Invierten el sentido de las
palabras para confundir, llaman dictadura a un gobierno que ha
realizado 25 elecciones en 19 años, con 23 de ellas ganadas, y en nombre
de la democracia atacan a la democracia participativa y protagónica
cuyo sujeto histórico es el pueblo de Venezuela, asediado y en
resistencia.
Para
sobrevivir, el capitalismo necesita la guerra, el caos y estados
débiles y sumisos. Mafias y partidos y gobiernos empresariales como los
que forman el cartel de Lima. Y por eso desde hace veinte años el
enemigo de la humanidad ataca y pretende debilitar al estado soberano:
criminalizar, aislar y agredir militarmente son fases que se han dado
en Venezuela, a veces de manera simultanea y estamos en la fase de una
posible agresión militar directa. La violencia, el bloqueo, el sabotaje,
el crimen, la persecución contra la unidad latinoamericana que Chavez
propuso y desarrolló, no conseguirán aislar a Venezuela, y al no poder
aislarla tampoco podrán invadir en nombre de ese falso humanitarismo que
ha destruido ya muchos pueblos usando la excusa de la democracia
mientras siembran de muerte y uranio la tierra.
Y
la tarea desde aquí, desde el riñón del imperio, es impedir ese
aislamiento, construir vínculos internacionalistas, desmontar el
discurso de la gran mentira mediática y aprender del camino emancipador
bolivariano.
En
Europa vivimos una época de profunda barbarie programada y
programática, un tiempo de neoliberalismo a ultranza y de agresión a
los pueblos del mundo que no aceptan los mandatos imperiales. Y sin duda
hemos de luchar desde el corazón del monstruo como decía Martí, aunque
Europa realmente es el riñón del monstruo, porque si bien forma parte de
la punta de lanza de la agresión imperialista en medio oriente y en
América latina, al mismo tiempo es dependiente de los mandatos de
Estados Unidos, al menos hasta ahora, donde empiezan a aparecer algunas
contradicciones inter-imperialistas que están desplazando los ejes
hegemónicos.
El
antiimperialismo y el internacionalismo, son dos conceptos amplios que
es necesario hoy más que nunca recargar de significado, porque para
poder enfrentar a la hidra capitalista hay que conocer con precisión sus
múltiples cabezas, cómo y desde donde lo estamos combatiendo, es decir
cuál es el rol de este país, España, en relación con el imperialismo y
en especial con la política imperialista en América Latina. La
resistencia antiimperialista del pueblo español es esencial no solo para
apoyar a los pueblos agredidos sino para fortalecer y refundar el
espíritu de lucha que necesitamos y que ha sido arrasado por una cultura
de la derrota, que el neoliberalismo ha conseguido imponer.
España
es no solo un país que coloniza América Latina a través de sus grandes
empresas, sino una polea de transmisión –la historia, la lengua y la
proximidad cultural han jugado a su favor- de las políticas del imperio.
Los distintos gobiernos han impulsado en la UE la política de acoso y
sanciones contra Venezuela y han apoyado siempre a la oposición – a la
criminal y a la que se disfraza de demócrata-. (Para corroborar esto,
basta leer los periódicos, hoy mismo la máquina de mentiras, el diario
el país titula: “La toma de posesión de Maduro culmina la quiebra
institucional de Venezuela”…una prueba evidente de la inversión del
sentido, y del uso perverso del lenguaje.
Hoy
reafirmamos que nuestra solidaridad se inscribe en el antiimperialismo
consecuente, es urgente revitalizar el pensamiento crítico y crear una
izquierda internacionalista en Europa capaz de luchar en contra de las
políticas de recolonización y destrucción el mundo.
El
capitalismo ha mutado y por lo tanto también sus guerras de conquista y
rapiña son distintas a las que tuvieron lugar en la época del
capitalismo de los siglos anteriores. Hoy utilizan medios más
sofisticados en nombre de la democracia: el golpe blando, el golpe
judicial, el golpe parlamentario, las revoluciones de color, las
guarimbas, la ignorancia programática de la barbarie instalada en el
lenguaje para crear un mundo de esclavos sin capacidad de imaginar otras
posibilidades, esas son sus armas letales. Y aunque resulte vulgar la
metáfora, sin horizonte no puede haber amanecer.
Esto
es lo que hay que comprender cuando hablamos de una programada guerra
ideológica: se construye al enemigo, se lo inviste de los peores rasgos
(ya lo hicieron con Sadam, con Gadaffi, y con tantos otros cuyas
muertes aún están sin juzgar…) , se miente y se denigran los logros, se
habla de oposición cuando se queman a personas vivas, se calla frente al
magnicidio, se oculta que el bloqueo económico existe, y en nombre de
una supuesta democracia se termina apoyando el crimen y la guerra contra
los pueblos.
Cada
victoria en esta guerra popular y prolongada contra el imperio ha de
ser celebrada, y celebro la victoria del pueblo sirio, como celebro la
victoria del pueblo venezolano hoy, cuando se inicia un nuevo periodo
presidencial que sin duda nos llevará a profundizar nuestro camino al
socialismo y a la unidad de América Latina.
Hoy,
aquí, una vez más al lado de nuestros hermanos venezolanos y de todos
los que resisten la guerra y la depredación imperialista, decimos desde
este castigado país y desde Madrid ¡No pasarán!
¡Viva Venezuela soberana y socialista!
¡Venceremos!
10-1- 2019
(Texto leído en el acto del de apoyo a la asunción del presidente Nicolás Maduro.
Acto convocado por el FAI, Casa de vacas del Retiro)
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