Un
tercio de toda la colaboración médica mundial es desarrollada por Cuba
(1) que, en 2018, tenía 36 mil cooperantes en 67 países, principalmente
de América Latina, África y Asia (2). Toda una epopeya de solidaridad…
silenciada.
O
manipulada. Por ejemplo, por un medio que hace bandera de la
“pluralidad”: la BBC. En su web en español, publicaba recientemente tres
trabajos sobre el tema. Dos de ellos daban voz a cinco
cooperantes médicos que habían abandonado las misiones cubanas en
Venezuela (3) y Brasil (4), con la “esperanza” de que Donald Trump
reabra pronto el Cuban Medical Proffesional Parole (5), un
programa -eliminado por Obama (6)- que durante años dio asilo y entrada a
EEUU a miembros de las brigadas médicas cubanas. Un tercer trabajo de
BBC era la entrevista a un médico –uno- que sí se manifestaba orgulloso
de la cooperación cubana (7).
Es decir, BBC
daba espacio privilegiado a una ínfima minoría, guiada por motivaciones
de mejora económica personal, mediante cinco testimonios; mientras, la
inmensa mayoría de profesionales que siguen en los programas de
cooperación era representada por una sola persona.
No hemos leído en BBC –ni en medios que no sean cubanos- que
la ONG canadiense “Help Fight Ebola” acaba de otorgar a Cuba el premio
“Amigos de la Humanidad en África” (“Friends of Africa Humanity
Award”), por su labor frente al ébola en dicho continente (8).
Pero
sí leemos que las misiones médicas son “programas lucrativos” (9) para
el gobierno cubano o un “salvavidas económico para el régimen” de La
Habana (10).
Exactamente lo que ha argumentado el
gobierno de EEUU para incluir a Cuba en su reciente Informe sobre Trata
de Personas, en el que asegura que su personal cooperante sufre
“trabajo forzado” (11) -incluso “esclavitud” (12)- a manos del gobierno.
Pero
expliquemos lo que ni Donald Trump, ni BBC ni otros medios corporativos
mencionan. De la mayoría de los 67 países donde aporta asistencia
médica, Cuba no recibe un centavo (13). Solo en 27 el gobierno local realiza algún pago por dichos servicios. ¿Y a qué se destina ese fondo?
Una parte, a sostener las propias misiones, otra a mejorar los ingresos
del personal sanitario y sus familias, y una tercera a financiar todo
el sistema de salud pública de Cuba. Ni un dólar tiene otro destino.
Tampoco leeremos que, en 2017,
la Relatora Especial de la ONU sobre Trata de Personas Maria Grazia
Giammarinaro, felicitó a Cuba por sus “buenas prácticas” y la “voluntad
política del Estado para combatir la trata de personas”, con
“un fuerte enfoque de prevención” (14). Por el contrario, EEUU es uno de
los países con mayores problemas de trata de niños, niñas y mujeres,
sobre todo migrantes (15).
Lo
grave no es que un gobierno dirigido por magnates y militaristas
lunáticos trate de ensuciar la cooperación médica cubana. Lo
imperdonable es que medios de gran alcance colaboren con sus mentiras y
oculten a la opinión pública un ejemplo admirable de solidaridad como el
de que representan miles de profesionales médicos de Cuba en todo por
el mundo.