Mientras los NAFO y demás fans de Zelensky celebran que las fuerzas ucranianas hayan entrado en la región rusa de Kursk, la cruda realidad que viven los militares del régimen de Kiev en el frente de Donbass no resulta muy esperanzadora. Y no lo dice la propaganda rusa, no: lo dice The Wall Street Journal.
Según un comandante del Ejército ucraniano entrevistado por el medio estadounidense, la situación es completamente desesperada. Rusia posee una ventaja de 10 a 1 en artillería en algunas zonas y los sistemas rusos de guerra electrónica están dejando inservibles los drones ucranianos. Sin embargo, el problema más grande es otro: los soldados. "Si en una posición deberíamos tener unas 5 o 6 personas, ahora tenemos 2 o 3". El comandante asegura que, debido a la enorme falta de personal, están mandando a las trincheras a cocineros, mecánicos y otros militares que se encontraban hasta ahora en la retaguardia realizando tareas no relacionadas con los combates.
Ante semejante panorama, no cabe sino preguntarse por qué Zelensky está enviando a sus hombres a morir en Kursk, en lugar de emplearlos en defender su propio territorio. Pareciera que, convencido de que la derrota es inevitable, busca un golpe de efecto a corto plazo que le pueda servir en unas hipotéticas negociaciones, o bien simplemente para ofrecer una imagen victoriosa de cara a la prensa y los gobiernos occidentales.
Sin embargo, no parece una estrategia muy acertada. Rusia ha demostrado varias cosas a lo largo de su historia en general y de este conflicto en particular: tiene paciencia, sabe controlar las embestidas del enemigo, tiene ventaja en una guerra de desgaste, no se deja llevar por impulsos y, a largo plazo, termina venciendo.
Hablando de historia, acabamos con un apunte interesante. La batalla de Kursk en 1943 supuso uno de los puntos de inflexión más grandes en la II Guerra Mundial. Dicha batalla comenzó con una ofensiva de las fuerzas alemanas, que pretendían cambiar la dinámica tras acabar contundentemente derrotadas en Stalingrado apenas unos meses antes. El resultado ya saben cuál fue: una victoria decisiva soviética que les impulsó aún más a recuperar los territorios de la URSS ocupados por los nazis. Y hoy, en 2024, a Zelensky no se le ha ocurrido nada mejor que lanzar una operación en la misma zona, la región de Kursk. Como suele decirse, quien no aprende de la historia está condenado a repetirla.