Nueva York, 25 de septiembre • La formación de un mundo multipolar requiere la modernización de la arquitectura internacional de gobernanza, si queremos construir un orden mundial más justo y democrático, basado en los principios inalterables de la Carta de la ONU en toda su integridad y conexión. • El G20, como principal foro económico mundial, puede dar un impulso poderoso a estos procesos objetivos. Creemos que el G20 debe mantenerse fiel a su mandato, no meterse en cuestiones de paz y seguridad y otros problemas universales que son competencia de la ONU. Es importante que las actividades de dicha plataforma se basen en el principio de consenso. • Cada vez cobran mayor relevancia los formatos multilaterales de nuevo tipo, como BRICS (que será presidido por Rusia en 2024), la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEE), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), la Unión Africana, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). • Algunos mecanismos globales aún están en manos de Occidente, que abusa de ellos. Especialmente preocupantes son los intentos de Estados Unidos y sus aliados de imponer una agenda confrontacional a las estructuras internacionales, transformándolas en instrumentos de restricciones unilaterales, saqueos, confiscación de activos soberanos, guerras comerciales y competencia desleal, incluso bajo el pretexto de la ecología y el clima. • La reforma de la arquitectura de la gobernanza mundial debe tener en cuenta el papel central que sigue desempeñando la ONU en el sistema de relaciones internacionales. La Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional no deben ser reemplazados por una especie de "reglas" clandestinas.