Publicado por: Jose Sant Roz
José Sant Roz
1- Eran horas desesperantes pero el cielo todo cerrado en un limbo total, urgida como estaba de levantarle el ánimo a sus seguidores, recibiendo miles de llamadas importantes del mundo entero y con la entera necesidad de tener que decir algo al mundo, sobrecogida por ese extraño silencio del candidato quien había arrollado con más del 80 por ciento en las elecciones presidenciales de Venezuela…, una importantísima noticia que ya recogía y corría por todos los poderosos medios del planeta. Llamaba CNN: “Queremos entrevistar al nuevo presidente de Venezuela, ¿puede pasárnoslo, por favor?”. La ABC-News: “¡Felicitaciones, qué gran triunfo, al final, al final, señora María Corina!, ¡Venezuela logra su libertad!, ¡conéctenos por favor con el Presidente Edmundo González!”. El Presidente Biden, a través del Departamento de Estado, en medio de sus grandes compromisos, también llama a María Corina: “-Please put President Edmundo González on the phone so we can congratulate him directly. We feel happy, it has been a great joy like when we saw Gaddafi eliminated... Please... what a joy...
- Doña María Corina con sus tres más íntimos colaboradores, refugiada, en su bunker de Baruta, a poca distancia de la Universidad “Simón Bolívar”, no dejaba de decir: “Ahora, dónde coño se habrá metido este viejo, nojoda,… se lo tragó la tierra, que tremenda pifia, qué maldito embarque, venir a echarnos esta grandísima vaina… Ganamos y entonces viene él y se pierde, qué puede pensar todo el mundo de ese repentina ausencia suya, de ese raro ocultamiento, de ese inexplicable silencio de su parte. No sabe uno si le dio algo, si no quiere dar la cara, si nos está sacando el cuerpo en el momento más valioso y clave. Tengo acaso yo que ponerme a inventar, ¿pero qué invento?, ¿qué digo? ¡qué, Dios mío!, ¿por qué me pasan sólo a mí estas cosas…?…”
- En el fondo, Delsa Solórzano, William Dávila Barrios y César Pérez Vivas, entre muchos otros de sus acompañantes, se solazaban en sus fueros internos de aquel desasosiego, de aquella íntima desesperación que era íntimamente suya… ella toda y sola, angustiante dueña de todo el tinglado y de toda la parafernalia de sus controles, formados alrededor de don Edmundo. Porque ella era la directora de orquesta y la que tocaba todos los instrumentos, ella no permitía delegar absolutamente en nadie cualquier decisión que tuviera que ver con el contacto y comunicación con su candidato. Ahora, no hallaba el timón, ahora el barco se le hundía y ella no encontraba en qué asirse, en quién apoyarse porque sólo ella controlaba absolutamente cualquier movimiento del mismo.
- “¿Dónde coño se habrá metido este estropajo?” –refunfuñaba entre dientes, tecleando y tecleando el celular, llamando a la esposa de Edmundo, a su hija, a su primo, a su cuñado, a su hijastra, a su chofer, al vigilante del conjunto residencial donde vive, a los vecinos, a sus contactos en el exterior. Y tener en ese momento que perder horas preciosas en localizar al hombre más importante de la tierra, el hombre requerido por The New York Time y The Washington Post, mejor dicho el PRESIDENTE más esperado por los medios del Norte, de Sur, de Occidente, de Oriente, sudoeste, nordeste…… por todos los mandatarios de la Unión Europea… más de diez celulares a su alrededor replicando sin cesar, y ella sin poder decir nada, sin poder atenderlos… o mejor dicho atorada mentalmente buscando que sandeces inventar, siendo, sin embargo, una mujer tan capacitada para ello, dueña de recursos admirables y enormes para salir del paso ante cualquier complicación, muy versada en para engañar, en fantasear y mentir. Aun siendo ese totalmente su ambiente sentíase sobrepasada por lo abrumador. De pronto ese, su medio predilecto se convirtió en su mayor condena, y respondía sin cesar: “Sí, ya va”…, “un momentico”…, “ya se los pongo en cuanto termine de firmar unos documentos”…, “el presidente está ocupadísimo atendiendo a una delegación de los Países Bajos”, “El presidente está contestando una llamada del rey de España”, “el presidente ya viene porque lo requieren del Reino Unido”, “el presidente se fue al baño”, “esperen unos minutos se lo ruego”, “¿podría llamar más tarde que el presidente está reunido con varios Comanditos, celebrando la victoria?, “el presidente está en una entrevista”… todo totalmente falso…
- Hubo un momento en que Magalli Meda que estaba a su lado sufriendo también el sofocón de tal avalancha de tensiones, le aconsejó a María Corina: “-Coño, haz tú también lo mismo, desaparécete, es el colmo, no contestes más esos malditos teléfonos… vayámonos al infierno, nojoda y que todo se vaya a caraj…. Qué iba uno a imaginarse que ese señor nos iba a echar ese pajón tan grande… esta vaina. Por pendejas nos pasan estas cosas. Por pendejas, por pendejas…, y ahora todo el mundo esperando que les hable el nuevo presidente de Venezuela…, qué chasco tan burdo, de pana…”.
- Dijo Roberta Pilieri, de las asesoras más in pectori de María Corina: “Ese señor lo que está es ca… y no se cree nada, y lo que quiere es irse del país y dejarte todo el muerto en tus manos”, a lo que María Corina les respondió indignada: “-Pero es que él ganó abrumadoramente, con casi el 90 por ciento, que es lo peor, lo más insólito, increíble, inverosímil, asombroso, inimaginable, impensable, amazing, outrageous, inconcebible, Inconceivable, absurdo, intolerable, incalificable, ilógico, ridículo, inadmisible, inexcusable, imperdonable,…”.
- “-Lo que más arrech es que venga a desaparecer precisamente cuando yo he anunciado planetariamente que hemos ganado OVERWHELMING…”. “-Cuando más lo necesitamos, cuando requerimos de su ayuda, de su presencia y de su alegría, cuando es necesario que muestre su rostro victorioso, feliz… viene entonces, este parto de los montes… con una campaña que fue inédita recorriendo yo el país por él, por su popularidad, por fama, por su gloria, reputación y celebridad, por su prestigio y reconocimiento mundial… viene y desaparece. ¿Cómo puede explicarse que apenas a horas de celebrarse las elecciones y cuando anunciamos victoria arrolladora viene él y pasa a la clandestinidad … ¡cuando ocho millones de venezolanos votaron por él, según las actas publicadas por nosotros? Entonces, desaparece sin decirme nada, sin ninguna explicación, dejándome plenamente abandonada, dejándome todo ese muerto a mí solita, ¿cuál muerto?, pues el de su silencio, el de su huida, el de su desaparición…”
- Fueron 40 días enconchado en la Embajada de Países Bajos. Entró, confiesa, acobardado, en pánico, porque tampoco creía en el anuncio de María Corina de que habían ganado, pues él no hacía otra cosa que repetir lo que ella le ordenaba. En ese estado de agitación y miedo, su equipo de seguridad, le advirtió que lo andaban buscando como palito de romero para arrestarlo, y en esa tensión lo que se le ocurrió, a este presidente ganador, fue decirles a sus escoltas: “-No le respondan ninguna llamada a María Corina, y llévenme por favor a esta dirección (la embajada de Países Bajos)”. Lo que repetió incesantemente a su propia gente, sin importarle quién lo escuchara: “-Yo lo que quiero es salir de este país, qué presidente ni ocho cuartos, eso aquí no se lo va a creer el CNE ni el TSJ. Vámonos y listo, y por favor que María Corina no lo sepa, de hecho, he apagado todos mis teléfonos”.
- No hubo, por supuesto, ninguna coacción. Pero él no puede dejar de lado el libreto que ahora le escriben el PP y VOX de España, por lo que ahora habla de “negociaciones … Mi salida estuvo rodeada de episodios de presiones, coacción y amenazas”, pese a que el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, decidió revelar una carta firmada por González Urrutia en la que acata LA VICTORIA DE MADURO Y PROMETE BAJAR EL PERFIL PÚBLICO EN SU NUEVO DESTINO.
- Ante todo, el escandalazo armado, él ahora confiesa, que tuvo que ser cobarde firmando el documento en la residencia del embajador español, pero que ese documento debe ser visto como un texto nulo, por las coacciones que asegura sufrió…: “-¡Yo lo que quería era irme!” Ay Dios, si se pudieran rescatar todos los teléfonos, tanto de María Corina como los de Edmundo, qué no encontraríamos en ellos. Seguramente, un día de estos, doña Delsa contará todo lo que sabe… es como para un diario de terror… Esperemos…