Se ha discutido mucho sobre las bases, forma o diseño, agentes del fascismo, pero nos parece que su esencia está en la aristotélica finalidad: evitar que los trabajadores lleguen al Estado y, a la vez, y a través del gobierno, por elecciones y/o golpe transformar a éste en un Estado de excepción policiaco que permita explotar a los trabajadores al máximo, llegando al extremo de nuevas formas de esclavitud.

“Hasta el final” “y vamos a cobrar”, de la violenta promesa electoral de MCM, o “la solución final” practica de los nazis, nos muestran la esencia del fascismo, y no solo por el “final” en sí mismo, sino por su motivación.

En Venezuela el fascismo se nos asemeja a un esquivo gato de cinco patas: la guarimba, el golpe, la invasión, lo electoral y el carisma como quinta pata.

El fascismo en Venezuela ha estado en los tras telones del golpe mediático del 2002 y el golpe-paro del mismo año, pero mostró su cara en las guarimbas de 2005, 2014 y las más recientes de 2024.

En 2014 dijimos: “Guarimba no más”, pensando que el fenómeno no volvería a repetirse, pero resulta que este fascismo intenta indistintamente cuatro formas de lucha: y los desórdenes públicos que son su sello, y donde llegan al extremo de quemar vivas a las personas y asesinar a sus mismos seguidores.

 

1.- Guarimbas:

2014: Obstáculos al libre tránsito, que impedían ir al trabajo o regresar a la casa, incluso acudir al médico. Obstáculos que eran de noche trampas: alambres, miguelitos, retiro de alcantarillado. Además de quema de basura, tala de árboles de ornato, colocación de escombros.

Todo esto, no lo olvidemos, sucedió durante los primeros meses del 2014, y con el concierto de residentes de urbanizaciones de Valencia, Táchira, Mérida y, en menor medida, Caracas. No fue un fenómeno espontáneo, sino coordinado por partidos, a través de las redes sociales,  reuniones de condominio y asambleas de vecinos.

Los mensajes con planes violentos y su logística tuvieron receptividad de amplios sectores de clase media alta, sobre todo entre jóvenes, que reaccionaron contra los otros y contra ellos mismos.

Hasta aquí el daño de bienes, cosas públicas y privadas. Eso lo vimos y lo vivimos, pero la guarimba trae un substrato: el Instinto de Muerte. En Valencia supimos de la muerte de una manifestante por parte de un guardia, y de dos guardias asesinados también por francotiradores entre los manifestantes (El Trigal), pues ambos sucesos fueron reseñados por la prensa.

En otros casos todavía no doblan las campanas. Los obstáculos eran trampas mortales: un abogado al regresar del trabajo a la casa impactó con objetos colocados con ese fin, de noche, en la vía a Guataparo. Por San Blas, un motorizado, militante de la oposición, fue decapitado por alambre no visible colocado por opositores. En el Bosque un adulto mayor fue abaleado desde el edificio donde vivía por apartar un árbol cortado.

En Prebo arrollaron a una joven en una calle lateral al Shooping Center, quien falleció tras semanas de agonía. De esto  me enteré por rumores, antes de leerlo en la prensa. No hay, que se sepa, ningún guardia involucrado: son vecinos matando vecinos. En Táchira, Mérida y Caracas se presentaros asesinatos parecidos.

¿Cómo fue esto posible? Sugerimos tres lecturas que podrían ayudar a entender la Guarimba. De Freud: El malestar de la Cultura, es clásica su descripción del Instinto de Muerte (Thanatos) que está presente en la psiquis y sociedades compitiendo con el Eros o Instinto de Vida. En determinados momentos históricos, y en personas, puede predominar el Thanatos sobre el Eros (1).

La Personalidad Autoritaria, libro de Theodor Adorno, donde a través de encuestas encontró que el pensamiento conservador era frecuente entre los que siendo de clase media venían de una familia patriarcal, de padre autoritario y  origen rural (2). La Psicología de Masas del Fascismo, de W. Reich, psicoanalista que describe en todo individuo tres capas en su carácter: una externa o superficial personalidad reservada, amable, comprensiva, responsable que permite la cooperación social; una capa intermedia relacionada con los impulsos sádicos, crueles, lascivos, rapaces y avariciosos (inconsciente reprimido, instintos secundarios); y en lo más profundo un núcleo biológico, laborioso y cooperativo que posibilita el amor (3).

A nivel político, el liberalismo se conecta con la capa superficial y el socialismo con el núcleo biológico. El mensaje del fascismo alemán se dirigía a esa capa intermedia sádica que todos tenemos, y de ahí su éxito comunicacional, y de estímulo a las acciones violentas (El libro de Reich tiene edición del Perro y la Rana).

 

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En Febrero del pasado año, mensajes políticos apelando a esa capa intermedia del carácter, entre los vecinos de clase media alta,  dentro de un clima de inmersión tanática propiciado por los medios de comunicación (cultura de la muerte en películas, noticias y videojuegos), permitieron la eclosión de la guarimba.

Es de destacar la nula repercusión en sectores populares y de trabajadores o en las urbanizaciones de la burguesía. Los barrios demostraron madurez al desoír los llamados al saqueo y las revueltas callejeras. Ningún sindicato se paralizó. La guarimba era un fenómeno circunscrito. Conocimos al fascismo.

Continuará…

 

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BIBLIOGRAFIA
(1)FREUD, S. (1970): El malestar de la cultura. Alianza editorial, Madrid.
(2) ADORNO, T. (1965): La personalidad autoritaria. Editorial proyección, Buenos Aires.
(3) REICH, W. (1980): Psicología de masas del fascismo. Bruguera, Barcelona.

 

Pedro Téllez / Ciudad Valencia