Caracas.- Como Diputado de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela y Vicepresidente del Partido Podemos para el Área de Energía y Petróleo, rechazo de manera contundente y categórica el reciente ataque perpetrado por Estados Unidos contra instalaciones nucleares en Irán.
Esta acción no solo constituye una flagrante violación del derecho internacional, sino que además amenaza gravemente la paz y la estabilidad global.
Este acto de agresión, que guarda preocupantes similitudes con acciones previas de Israel, revela un patrón de comportamiento que socava la soberanía de las naciones y el orden multipolar emergente.
La justificación de dicho ataque es aún más cuestionable si consideramos que la propia Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha confirmado que Irán no posee instalaciones para desarrollar armamento nuclear.
Esta agresión premeditada, lejos de buscar la seguridad, parece estar diseñada para influir en la geopolítica global, con el objetivo de frenar el avance hacia un mundo multipolar.
Irán, como miembro fundamental de los BRICS, ha demostrado una resiliencia inquebrantable frente a las intenciones imperiales de Estados Unidos, que ha buscado asfixiar a esta nación con sanciones económicas, tal como ha intentado infructuosamente con Venezuela.
Este ataque militar representa una escalada inadmisible, que atenta directamente contra la Carta de las Naciones Unidas, la cual prohíbe taxativamente el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, así como también el ataque militar a instalaciones nucleares.
La inacción o debilidad que muestra en estos momentos la Organización de las Naciones Unidas (ONU), frente a estos eventos es una muestra preocupante de su actual intelequia y su incapacidad para garantizar el cumplimiento del derecho internacional.
Las implicaciones de esta agresión son graves y de alcance global.
Cabe destacar que la inestabilidad en la región ya ha provocado un alza en los precios del petróleo, que podría dispararse a los 100 dólares el barril en los próximos días, desencadenando una crisis energética global.
Esta situación comprometerá el crecimiento económico de numerosos países ya afectados por recesiones y procesos inflacionarios, incluyendo al propio Estados Unidos.
Curiosamente, esta coyuntura podría beneficiar a las empresas de fracking norteamericanas, que a precios previos no veían viabilidad en sus proyectos.
Irán tiene el legítimo derecho a defender su soberanía y su integridad territorial.
Dentro de su legítima respuesta, la posible afectación del flujo de hidrocarburos, tanto petróleo como gas, en el Estrecho de Ormuz, —punto vital por donde transitan 20 millones de b/d y 296 millones de m3/d de gas—, podría generar una crisis energética de proporciones inéditas.
Nos encontramos, sin lugar a dudas, en la antesala de un escenario de conflicto de dimensiones incalculables.
La Comunidad Internacional, y en particular las potencias aliadas en la construcción de un mundo multipolar como Rusia y China, no pueden limitarse a una mera postura declarativa.
Este ataque flagrante contra un miembro de los BRICS exige una respuesta firme y coordinada.
Desde Venezuela, alzamos nuestra voz en solidaridad con el pueblo iraní y hacemos un llamado urgente a la Comunidad Internacional para condenar esta agresión y actuar en defensa del derecho internacional, la soberanía de las naciones y la paz mundial.