José Sant Roz
- Él es un político común, nada extraordinario, y lo que ha podido hacer son amagos de un hombre formal de izquierda. Él puede ser tan de izquierda como Pedro Sánchez, Lula o Boric, los mismos que se comportan ambivalentes en relación con la revolución bolivariana. Sánchez pide reforzar la guerra contra Rusia, es de los mejores aliados de la Unión Europea en suministrar armar para apoyar a Ucrania, y de los hombres que reciben en palacio a Edmundo González. ¡Y es de izquierda! Por su parte Boric ha mantenido una histérica guerra contra Venezuela, sosteniendo que Maduro es dictador y se mantiene como de los aliados principales del Comando Sur, ¡y es de izquierda! Lula hizo una alianza con Petro para desconocer al Presidente Maduro, poco después de las elecciones del 28 de julio de 2024, e impidió obedeciendo órdenes de EE UU, que Venezuela ingresase a los BRICS ese mismo año. Ambos, Lula y Petro se consideran de izquierda. Quien tenía clarísimo que Lula es un tipo bien raro, melifluo, ladino y cobardón, era Chávez. ¿Quién puede creer en un tipo quien hizo una eufórica y enternecida amistad con un ser tan abominable y canalla como Lech Walesa?
- Esos son pues, los supuestos gobernantes de izquierda en América Latina y en España, que ni lavan ni prestan la batea. Si Petro fuera realmente de izquierda, habría entendido a Chávez en su verdadera dimensión. Aunque, aclaremos, hay una gran diferencia entre entender algo y asumir a partir de allí un propósito en la vida, contra viento y marea. Petro no tiene los cojones de Chávez, y por otro, por allí lo tienen severamente sujetados los gringos. Hasta el extremo que los gringos mismos no lo toman para nada en serio. Eso de colocar como canciller de Colombia a un gringo como Luis Gilberto Murillo Urrutia, lo pone al desnudo totalmente. Más allá de eso, Colombia tienen siete bases militares que Petro jamás ha tocado y es totalmente incapaz de decir algo sobre eso que lesiona horriblemente tanto la dignidad como la soberanía de Colombia.
- Pero, sin embargo, en medio de la comedia que le ha tocado representar a Petro ha hecho algunos gestos impensables entre los políticos de la Nueva Granada. Gestos que se consideran milagrosos, revolucionarios, como, por ejemplo, atacar el genocidio en Gaza, y establecer algunas relaciones amistosas con Venezuela, a pesar de decir que él no sabe qué tipo de gobierno es el que nosotros tenemos si dictadura u otra vaina que no está en el catálogo político de las naciones o teorías políticas. Un gesto noble y grandioso, fue cuando en su juramentación pidió la espada de Bolívar e hizo cagar al rey de España Felipe VI. El rey estuvo tan chorreado que no supo si pararse o salir corriendo. Fue un gesto sublime, realmente. Te lo agradecemos, Petro.
- Pero nunca se sabe, cuáles son los verdaderos pasos de Petro, qué es lo que persigue, porque vacila, avanza y recula. Le echa algunas florecitas al gobierno venezolano, pero de repente sale sugiriendo como que Venezuela de algún modo el grupo guerrillero ELN anda entre nosotros como Pedro por su casa. Maduro ha tenido que manejarse como un demiurgo, como un mago o genio de la política para no caer en trampas o peines de estos gobernantes “izquierdistas” latinoamericanos. Maduro en eso ha tenido que tragar desiertos.
- El más grandioso gesto Petro, real, profundo y verdadero, hubiera sido, dar pasos para una integración confederada de Colombia con Venezuela, para de algún modo ir recomponiendo el sublime proyecto de la Gran Colombia. Eso sí hubiera constituido para los gringos otra amenaza inusual, monstruosa, de las más “hijos de puta”, sin parangón en los anales de la vida republicana de los pueblos, a la seguridad de mierda del Tío Sam. Porque en esencia, en la desintegración de nuestros pueblos está la fuerza demoledora del imperio norteamericano. Nuestra unión le provocaría a ellos pánico. Geopolíticamente EE UU es poderoso, porque sus estados están unidos como un todo. De ahí su fuerza y su poder. Quisieron debilitar a Rusia y a China, a la misma India, para que estas potencias se vayan a pique. Hoy están haciendo lo imposible por debilitar a Brasil y a Sudáfrica.
- En tal sentido, dice el pensador Manuel Ugalde: «Si la América del Norte, después del empuje de 1775, hubiera sancionado la dispersión de sus fragmentos para formar repúblicas independientes; si Georgia, Maryland, Rhode Island, Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Nueva Hampshire, Maine, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Pensilvania se hubieran erigido en naciones autónomas, comprobaríamos el progreso inverosímil que es la distintiva de los yanquis? Lo que lo ha facilitado es la unión de las trece jurisdicciones coloniales que estaban lejos de presentar la homogeneidad que advertimos entre las que se separaron de España. Este es el punto de arranque de la superioridad anglosajona en el Nuevo Mundo «.
- Y en tal sentido dice JORGE ABELARDO RAMOS: La ruina del plan bolivariano y la patética lucha personal del Libertador ante el derrumbe ha movido a los historiadores a dialectizar la pugna entre el héroe y el destino reviviendo las mohosas categorías carlylianas sobre el papel del individuo en la historia. Bolívar habría sido «un soñador» y su proyecto «una hermosa quimera». La rigurosa necesidad de unificar América Latina no sería sino un «ideal», digno de evocarse en las conferencias de la O.E.A. o en las sesiones del Banco Interamericano de Desarrollo. Todas las fuerzas que Bolívar logró congregar en su torno para consumar la independencia se disolvieron cuando pretendió construir la unidad de los Estados recién emancipados. Las mismas oligarquías regionales que sostuvieron a los ejércitos libertadores con recursos y hombres, entre los que figuraban muchos parroquiales «padres de la patria», se volvieron contra los unificadores cuando el comercio libre estuvo garantizado. De esa disgregación nacieron las pequeñas patrias, estas miserables y arrogantes «naciones», pavoneándose con ejércitos sin armas…” ¡Gran grandioso párrafo, CARAJO!