Así Antonio Ledezma y María Corina Machado pataleen por
twitter, los diálogos de paz son el punto político incuestionable del
momento, y con sus desniveles habituales, la MUD "acepta" asistir a las
conversaciones con los cancilleres de la Unasur y el Gobierno
Bolivariano. Por más que los medios traten de venderlo como obra y gracia de la oposición y el espíritu santo,
que se haya alcanzado este punto que aleja -aunque sea por los
momentos- el expediente golpista, la razón de alcanzar este punto se
debe fundamentalmente a la voluntad política del Gobierno, y no a su
malograda epopeya. A otro sector del país se le debe también reconocer
en este esfuerzo: a nosotros mismos.
Abril 8 de 2014, 6:23 am
-Después de muchos llamados del Presidente de la República,
la MUD ha decidido acudir a dialogar -Unasur mediante- con el Gobierno
Bolivariano. No ha sido al revés, como ellos pretenden hacerle creer al
mundo: no fueron ellos quienes empujaron al Gobierno a sentarse en una
mesa a dialogar. Ha sido el Gobierno quien les ha vuelto a tender la
mano.
-Ya que están en eso de simular algo parecido a una posición de
fuerza, y como en eso se la han pasado desde que existen como "unidad",
su vuelta a los escenarios públicos ha tenido su toque de patetismo y
melodrama: les han dicho a los cancilleres de Unasur que sólo dialogarán
si les cumplen unas exigencias. Cadáveres poniendo condiciones para
resucitar. Obvio: para tener algo de credibilidad entre sus exaltados ex
seguidores tienen que parecer un poco altivos y peleones. Pero la
realidad sobre el terreno demuestra las debilidades de su propio
simulacro: no hay unidad,
la MUD aglutina a las principales figuras dirigentes del partidismo
opositor, pero no engloba la totalidad de las posiciones que vendrían a
conformar lo que hoy por hoy se generaliza por el nombre de "Oposición".
-La línea dura
facho-guarimbera, la de los líderes invisibles, dice otra cosa de la
MUD y del diálogo. La robustecida hija bastarda del simulacro unitario
-sus propias y antiguas avanzadillas-, no aceptan otra línea que el golpe de Estado,
el fin del chavismo. Quienes del lado opositor se oponen a la
violencia, en líneas generales no lo hacen porque encuentren en Julio
Borges un líder natural, lo hacen porque en muchísimos casos eso de "La
Salida" y las nuevas guarimbas artilladas se han volcado contra ellos
mismos, y ese rechazo miedoso los lleva a buscar posiciones moderadas.
Ellos representan finalmente a ese sector de la sociedad venezolana que
nunca ha sido capaz de ocuparse de sus propios problemas, y cuya
dependencia innegable a la lógica de que es otro el que debe
solucionarles su problema permanece intacta.
-Dentro de este escenario, una cosa sería la MUD, otra la violencia
ultra más cercana a Voluntad Popular (y algunas nuevas degeneraciones),
y otra más la línea y presencia paraca que no es exactamente "política"
y que es, sin más, intervención extranjera
pura y dura. Lo que se llama oposición se mueve más o menos en esos
tres niveles, y esto es algo que no distingue entre partidos. Ejemplo:
Primero Justicia asiste a los diálogos en la persona de Julio Borges,
pero Ramón Muchacho y Carlos Ocaríz (pasiva-agresivamente),
amparan las guarimbas reloaded de sus municipios, y algunas de sus
figuras no marcan distancia alguna (ni siquiera teatral) con la
intensificación de la violencia en las guarimbas restantes, toda vez que
el Gobierno Bolivariano avanza en su desactivación.
-Palabras más, palabras menos, el antichavismo en su rotunda
mayoría opina que la MUD no lo representa, que nadie los ha autorizado a
dialogar "con el régimen" en nombre de los guarimberos, y que ir a dar
la cara ante Unasur no es ningún acto cívico de valentía o buena
intención, sino un intento nefasto de apropiarse de los presuntos
méritos de la colocación de barricadas y quema de basura en las calles.
-¿Por qué en un primer momento no asistieron a la Conferencia de
Paz antes de que la violencia callejera creciera? ¿Por qué sentarse a
dialogar 39 personas muertas después? ¿Por qué, por el contrario, una
figura como Hiram Gaviria fue cayapeado y vilipendiado por la misma
opinión escuálida al decidir sumarse a la Conferencia? Porque en las
divergencias de la MUD, entre las presiones, el recule histórico, su
ambiguo guabineo respecto a una posición contundente contra la violencia
política y las posturas resbalosas de muchas de sus individualidades,
está el centro del asunto: ellos mismos crearon su propia fuga y
migración a posiciones más radicales, descarriadas, peligrosas y
provocaron que esas nuevas posiciones amparen y legitimen la violencia
paraco-guarimbera. Y es un signo de su historia la total
irresponsabilidad a los hechos que ellos mismos producen, bien sea por
tutela ajena, bien sea por su propia estupidez política (signo de una
crisis de representación de clase).
Si no fuera por el terreno ganado por el Gobierno ni se acercarían a una mesa de diálogo, así fuera su superhéroe Álvaro Uribe el mediador designado
-Los guarimberos que todavía quedan por ahí no acatarán ningún
llamado ni orden de dejar de joder porque la MUD haya "aceptado" (como
si les sobraran opciones) sentarse a dialogar con el Gobierno. Ellos
tienen otros jefes, otras fuentes de enardecimiento, otras órdenes y
otros planes. Nada se logrará en una conversación entre la MUD y el
Gobierno, como no sea una frágil y fugaz resurrección de la
declaracionitis escuálida, y un triunfo del Gobierno en una materia
crucial: poner a esos viejos verdes a desligarse de los violentos ante
la comunidad internacional. A comprometerse a no apoyar los desmanes de
terroristas y mercenarios en las calles de Venezuela.
-Volviendo al simulacro de una posición de fuerza, las cuatro puntos planteados
por la MUD (Ley de Amnistía, una Comisión de la Verdad "independiente",
una Comisión "Equilibrada" para elección de Poderes y el desarme,
"comprobado internacionalmente, de los colectivos oficialistas") señalan
ya, desde la tendenciosidad con la que enuncian sus cuatro
"inamovibles", 1) que el simulacro en su tono y en la ambigüedad de sus
prácticas reales niegan la agenda golpista, 2) que luego del marasmo
político que ellos mismos se encargaron de apoyar e impulsar
(directamente o no) no se encuentran exactamente en lugar de "exigir"
nada, hasta que no asuman sus responsabilidades sobre la pérdida de
control sobre los sectores ultra y golpistas y 3) que si no fuera por el
terreno ganado por el Gobierno ni se acercarían a una mesa de diálogo,
así fuera su superhéroe Álvaro Uribe el mediador designado.
-Los distintos niveles de búsqueda de la paz no corresponden a las
mismas lógicas. En ese contexto, la MUD trata de reconquistar algo del
protagonismo asumiendo una vía relativamente política (por no decir
cosmética y mediática, amén de su debilitada condición), y en gran
medida depende de lo que ahí salga, el amarrar a sus locos o dejar que
la ley se encargue como les corresponde fuera de toda intoxicación
mediática. Así en su seno ya comiencen a manifestarse, una vez más, sus
claras diferencias de fondo y amaguen
con no reunirse cara a cara con el gobierno (la cobardía es su signo
indiscutible), no debemos olvidar que el sólo hecho de aceptar el
diálogo es un logro político y un triunfo del avance del Gobierno. Y así
siga la agenda ultraviolenta por los momentos, su desmantelamiento
depende de otros factores.
-Conclusión: el Gobierno ha logrado frenar y revertir el intento de
gran suicidio nacional frenando que se propague la agenda golpista en
todo el territorio; el suicido político de la MUD y companía ya corre
por cuenta de ellos mismos y su implosión será un suceso cada vez menos
trascendente. Hoy por hoy, paz no significa sumisión del Gobierno, pero
que no se haya alcanzado sí significa sumisión de la MUD, a sus
acreedores y a las miserias propias consustanciales a su propia
historia.