Resumen Latinoamericano / 18 de junio de 2018 / CI
En poder de la Corte Suprema de Justicia estarían pruebas contundentes de la manera en que Álvaro Uribe Vélez ha intentado manipular el testimonio de Juan Guillermo Monsalve, testigo clave en el proceso que la Corte sigue contra el ex presidente.
Hijo del que fuera mayordomo de la Hacienda Guacharacas, de propiedad de los Uribe Vélez, Monsalve ha sido condenado por paramilitarismo, está recluido en La Picota, y ha declarado en varias ocasiones que el ex presidente y su hermano Santiago son fundadores del Bloque Metro de las autodefensas.
El periodista Daniel Coronell cuenta cómo el ex paramilitar Carlos López, alias Caliche, fue contactado por el congresista del Centro Democrático Álvaro Hernán Prada, para que le hiciera llegar a Monsalve una oferta que vendría del propio expresidente Uribe: si se retractaba de su testimonio, y aseguraba que había sido manipulado por el senador Iván Cepeda, Monsalve pasaría a la Justicia Especial para la Paz -JEP-, y sería puesto en libertad. Además, le ofrecían dinero y protección.
En el audio de la llamada que da a conocer Coronell se escucha cómo Carlos López, alias Caliche, afirma que fue el propio Uribe el que hizo el ofrecimiento: “Yo escuché directamente; me lo pusieron en altavoz al viejo ahí. Dijo: ‘Venga mijo, será que usted puede entrar y hablar con él y que nos mande un video diciendo que ese hijueputa [Iván Cepeda] está prometiendo cosas que no le pudo cumplir. Que no sé qué, que sí sé cuándo y que lo que está hablando él es mierda’”.
Pero esta no ha sido la única oferta del ex presidente. Los periodistas Gonzalo Guillén y Yohir Akerman han señalado cómo Jaime Lombana y Diego Cadena, abogados de Uribe Vélez, visitaron La Picota con el fin de hacerle llegar a Monsalve una propuesta similar. Hoy, las grabaciones y pruebas documentales de estos encuentros reposan en el despacho de José Luis Barceló Camacho, magistrado encargado del proceso que la Corte Suprema sigue contra del ex presidente, por los delitos de concierto para delinquir y homicidio, entre otros delitos.
Por su parte, el diario The New York Times, en su edición del 25 de mayo pasado, también dio a conocer unos cables diplomáticos desclasificados, en donde se reconoce que los Estados Unidos ya sabían de las relaciones de Uribe Vélez con Pablo Escobar y el Clan de los Ochoa, desde principios de los años 90s del siglo pasado: “Seguimos sospechando de las conexiones de Uribe con el narcotráfico”, asegura un cable de 1992, en el que los diplomáticos estadounidenses hablan de operaciones antidrogas.
El cerco judicial alrededor de Uribe se va cerrando. Las pruebas, que incluyen testimonios, grabaciones y documentos que revelan su relación con el paramilitarismo y el narcotráfico, entre otros delitos, ya son muchas. De ahí el afán del Centro Democrático, e Iván Duque, de reformar las altas cortes y el poder judicial. Es la manera de garantizar la impunidad para Uribe y los promotores del paramilitarismo.
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