Resumen Latinoamericano / 18 de junio de 2018 / Luis Alfonso Mena S., Pacocol
Se ha sembrado, la cosecha vendrá. Los resultados electorales de este domingo 17 de junio demostraron que la sociedad colombiana continúa secuestrada, en un porcentaje muy alto, por las clases dominantes corruptas, violentas y excluyentes, que han sumido al grueso de la población en un caldo de atraso político y conservadurismo, base sobre las cuales se han perpetuado en el poder a lo largo de 200 años.
Pero no todo está perdido. Se ha avanzado mucho. En el Pacífico colombiano el pueblo le respondió a la Colombia Humana. En todos sus departamentos, incluidos el Valle del Cauca y su capital, Cali, ganó Gustavo Petro. También en Bogotá, Atlántico, Sucre y Vaupés.
Más de ocho millones de votos este domingo por Petro y la confluencia de fuerzas alternativas, socialdemócratas y de izquierda que lo respaldaron son un caudal sin precedentes que debe ser encauzado en las luchas que se avecinan por los poderes regionales y locales.
Ese es uno de los grandes frutos de esta gran pelea desigual dada por quienes apoyaron a la Colombia Humana y a Petro, cuya campaña se desarrolló en medio de la ofensiva de todos los medios masivos de la oligarquía, de una guerra sucia descomunal contra sus tesis, de un sistema electoral profundamente antidemocrático y de la manguala montada por todos los partidos del establecimiento godo, que pusieron detrás de Duque a los máximos representantes de los corruptos, las mafias, el clientelismo y la politiquería.
Lo que sigue ahora es la construcción de un gran movimiento social y político que, desde el Congreso de la República, pero también desde los barrios y las veredas de todo el país, defienda la paz, persista en procura de las transformaciones que urge la patria y haga valer los más de ocho millones de votos de ciudadanos libres y conscientes que sueñan con una sociedad democrática y justa.
La manguala del establecimiento conservador queda notificada: tendrá una gran oposición, irreductible, en las cámaras legislativas y en las calles.
Colombia no volverá a ser la misma de ahora en adelante. Hay una avanzada de más de ocho millones de seres vigilantes y actuantes. Que seguirá creciendo.
Se ha sembrado. La cosecha tendrá que venir. La lucha continúa.