Colocando piedras sobre las cenizas para que sirvan como fundamento para una nueva nación
La elección de marionetas ha terminado y los directores ejecutivos y los operadores políticos están dividiendo el botín detrás de escena.
En la lucha libre profesional, hay un ganador y un perdedor. Pero si alguien realmente “ganó” o “perdió” es cosa de tontos.
Lo que sí sabemos sin ninguna duda es que el mito de un Partido Demócrata que defiende a los trabajadores ha recibido una estaca de madera en el corazón de un zombi. Eso no significa que los republicanos fueran mejores, sino que sus vagas ofertas de cambio convencieron a algunos que de otro modo nunca habrían apoyado a un estafador como Donald Trump .
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Como candidato a la presidencia, permítanme decir una vez más que no podemos aceptar estas elecciones fraudulentas, plagadas de fraude y engaño desde el principio, encubiertas con sobornos de izquierda a derecha y desinformación de norte a sur. Los dos supuestos candidatos, Donald Trump y Kamala Harris, no tenían legitimidad para empezar y nunca habrían sido elegidos por el pueblo.
No felicito a Donald Trump por su “victoria”, sino que más bien le pido que renuncie porque su participación directa en crímenes de Estado y su aceptación de sobornos flagrantes de los ricos y poderosos lo descalifican para cualquier cargo público.
Debemos celebrar en breve unas elecciones presidenciales transparentes, científicas y supervisadas internacionalmente. No hay otra opción.
Nosotros, el pueblo, debemos colocar en las cenizas de esta casa quemada las piedras que serán los cimientos de una nueva república, a partir de hoy, y debemos hacerlo con confianza y seguridad, sabiendo que el sonido y la furia que producen los titiriteros decadentes no es más que un eco molesto de la tiranía en los pasillos de la historia.
La segunda Declaración de Independencia del Imperio de las Sombras arraigado en Washington, Londres y Jerusalén nos ofrece un punto de partida desde el cual debemos avanzar a medida que reescribimos las reglas por las que se conduce la política, en lugar de tratar de conformarnos con las reglas fallidas y amañadas, las migajas políticas que los poderosos se dignan permitirnos tener.
Olvidémonos por el momento de las elecciones. No significarán nada hasta que tengamos instituciones sólidas y un periodismo fiable, hasta que nuestros ciudadanos tengan derecho a una educación de calidad y a un gobierno responsable, y ese proceso empieza con la organización de los ciudadanos, cuadra por cuadra, ciudad por ciudad, estado por estado, en comunidades éticas y transparentes.
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Es mejor afrontar la verdad y hablar honestamente con tu familia. Es mejor empezar tu propio huerto y animar a tu vecino a que haga lo mismo. Es mejor imprimir un periódico local sobre temas reales y distribuirlo a todo el mundo. Es mejor explicarles a tus hijos honestamente cómo funciona la economía y por qué tenemos que hacer estas guerras. Ese debate honesto es el comienzo de una nueva república y nunca debe ser una cuestión de recaudar dinero de los ricos.
Seis herramientas de la tiranía que los llamados revolucionarios de izquierda y derecha no mencionan y no pueden detener:
Hablemos hoy de las seis herramientas de la tiranía que se emplean para gobernar este país, pero que ustedes no están facultados para cambiar, o siquiera para abordar, a través de elecciones o de cualquier parte del proceso político.
Los ciudadanos pueden detener estas seis herramientas de la tiranía, pero sólo mediante la creación de organizaciones locales transparentes, responsables y constitucionales y la adopción de una postura revolucionaria de acuerdo con nuestra Declaración de Independencia. Esta revolución no se puede comprar, no se puede externalizar y no puede ser creada por nadie más que por ustedes. Como dijo Hillel el Viejo: “Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?”.
1. Mercado de valores, mercado de derivados y otros “mercados” falsos
La primera herramienta de la tiranía es el mercado de valores. Este casino amañado en el que los ricos nos obligan a jugar según sus reglas y en el que pueden llevarnos a la bancarrota en cualquier momento modificando las reglas sobre la marcha es el potro económico en el que nos torturan. Todos los políticos y los economistas perversos se inclinan sin pudor ante este falso dios, Wall Street, ofreciendo el futuro de nuestros hijos a sus horribles dioses y a sus colmillos sangrientos. Si no podemos crear una política que regule o elimine a Wall Street debido a su robo y su delincuencia flagrante, entonces no somos más que súbditos de una horrible tiranía en la sombra.
2. Complejo de publicidad, entretenimiento y relaciones públicas
Desde la cuna nos dicen qué debemos valorar y qué no, no por los sabios ancianos, ni por los escritos ilustrados de épocas pasadas, ni por nuestros padres, sino más bien por el complejo de publicidad, entretenimiento y relaciones públicas que nos lava el cerebro sin que nos demos cuenta. Nos dicen que debemos anhelar el sexo y la comida dulce, que debemos vivir en una casa grande y permitirnos el derroche si queremos ser felices; todo por cortesía de la industria del entretenimiento. Nos seduce lo superficial, nos distrae la excitación del voyeurismo y nos embrutece la emoción carente de significado, y así nos induce a un coma narcisista, todo cortesía de la industria del entretenimiento.
La industria encubierta de relaciones públicas gasta miles de millones de dólares para convencernos, utilizando profesores de Harvard y estrellas de cine, de que la guerra es paz, que la esclavitud es libertad y que los falsos políticos atados pueden conducirnos a la tierra prometida.
3. El complejo de lobby y consultoría
La industria del lobby permite a las corporaciones y a los ricos sobornar a funcionarios públicos , para obligarlos a depender de los elementos más despreciables de nuestra sociedad para obtener el dinero que se exige para las campañas electorales. El lobbying debe ser ilegal; sin embargo, en esta era depravada, los políticos hacen que los lobbistas escriban sus discursos, hacen que los lobbistas redacten sus leyes y cuentan con los lobbistas para proporcionar puestos de trabajo cómodos para sus familias y amigos. Los consultores son una especie aparte, solo detrás de escena, tomando las decisiones reales para los títeres de la televisión. Los consultores pueden hacer cualquier cosa y no rinden cuentas a nadie. Llevan los mensajes reales de las bocas de los multimillonarios a los oídos de los que están en el gobierno.
4. La Reserva Federal, los bancos y el complejo de inteligencia y militar
La Reserva Federal, que crea y devalúa nuestro dinero, es un peón de los bancos privados, ya no está bajo el control del Congreso y está mucho más allá del alcance de la gente que se ve obligada a utilizar el dinero que imprime. Eso significa que BlackRock o Black Stone, State Street o Goldman Sachs, o cualquier otro actor oculto ubicado en el extranjero, que se hace pasar por “estadounidense”, puede simplemente ordenar que se imprima dinero y, como resultado, su dinero se diluirá por la inflación. A eso se le llama robo. Este robo monetario ha empeorado y ahora está vinculado a la inteligencia, que a su vez está dirigida por empresas de TI como Google, Amazon, Oracle y Microsoft, que están trabajando duro para obligarlo a utilizar dinero digital que pueden quitarle en cualquier momento.
También cooperan con el Pentágono, que utiliza presupuestos militares falsos como medio para blanquear el dinero falso, o dinero sucio, que traen los banqueros.
5. La estafa de la automatización, la electrificación y la digitalización
Las grandes empresas han instalado en las universidades, en el periodismo y en la política a voceros que nos dicen que debemos estar a la vanguardia de los semiconductores y que debemos instalar lo antes posible los sistemas más modernos y millonarios para la automatización y digitalización de nuestra sociedad con el fin de seguir siendo competitivos. Pero las tecnologías que nos dicen que debemos tener no mejoran nuestras vidas, sino que hacen que la sociedad sea más frágil y más susceptible de sufrir perturbaciones, y aseguran que la piratería, una interrupción del suministro de energía o incluso una actualización de software que nunca pedimos pueden ponernos a todos de rodillas de una manera que ni siquiera una guerra podría hacer antes.
La automatización y la digitalización no sólo destruyen puestos de trabajo, no sólo crean una Gaza del alma en el centro comercial o en la oficina, también nos hacen pasivos y dependientes, consumen cantidades masivas de energía, establecen una forma totalitaria de gobierno en la que no existen personas sin tarjetas de crédito o teléfonos móviles, y vacian deliberadamente las instituciones para que no haya nadie detrás de los sitios web que vemos.
Como resultado, los departamentos gubernamentales, las universidades y todas las instituciones públicas están gestionadas con ánimo de lucro por empresas privadas que nos explotan, en lugar de ayudarnos, y cuya existencia misma está oculta. La correspondencia y las llamadas telefónicas que recibimos de nuestros ciudadanos están a cargo de personas que no tienen autoridad ni responsabilidad. La inteligencia artificial, una estafa que permite a las corporaciones multinacionales determinar nuestras vidas en secreto y dar órdenes dictatoriales que supuestamente son producidas por supercomputadoras que son más sabias que nosotros, se está introduciendo en todos los rincones de la nación como parte de esta guerra contra el pueblo.
6. La medicina como guerra contra los cuerpos de los ciudadanos
La toma de control de todo el campo médico, desde la investigación básica en las universidades, hasta las revistas académicas, los hospitales y las clínicas, las empresas farmacéuticas, los seguros y las políticas públicas por parte de los bancos de inversión, ha creado una nueva forma de medicina cuyo propósito es extraer ganancias de los ciudadanos a cualquier precio y destruir sus cuerpos utilizando una nueva forma de guerra.
Esta guerra se aceleró en 2020 con la toma total de control de la medicina por parte de los militares y la inteligencia durante la operación Covid-19 que tuvo como misión, empezando por DARPA, la destrucción de cuerpos de ciudadanos con medicamentos peligrosos que no tienen valor científico, sino que son más bien nuevos tipos de armas y la emisión de mensajes de alarma pandémicos destinados a inducir traumas paralizantes.
Necesitamos agarrar por los cuernos a estos seis instrumentos de la tiranía y derribarlos. Los partidos políticos no los tocarán; los periodistas guardan silencio. Nosotros, los ciudadanos, debemos hacer el trabajo pesado.
El activista por la paz Philip Berrigan describió nuestra situación perfectamente:
“Sufriremos como pueblo, y ese sufrimiento seguirá uno de varios derroteros. Continuaremos con nuestra obstinada y torpe idiotez hasta la Tercera Guerra Mundial y arderemos como el mundo arde con nosotros. O bien nos quedaremos callados mientras Estados Unidos se ve desgarrado por una revolución sangrienta hasta que el caos interno haga imposible la falsa unidad necesaria para luchar en la guerra. Nuestros estadounidenses decentes aprenderán, como ahora no entienden, que el poder proporcionado ya no está en sus manos; que el poder reside hoy en el conglomerado económico y sus representantes políticos en Washington, y que recuperar el poder debe significar introducir una revolución no violenta. De lo contrario, el poder será arrebatado a sus amos inhumanos por medios inhumanos, presagiando su uso inhumano por nuevos amos”.
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Este artículo fue publicado originalmente en Fear No Evil .
Emanuel Pastreich fue presidente del Asia Institute, un centro de estudios con oficinas en Washington DC, Seúl, Tokio y Hanoi. Pastreich también es director general del Institute for Future Urban Environments. Pastreich declaró su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos como independiente en febrero de 2020.
Es colaborador habitual de Global Research.
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