José Sant Roz
- ¡Ah! – suspiran los escuálidos -: si nosotros le besáramos el Orto a Trump, con exquisita delicadeza (como la Meloni), con finura caballeresca (como el inglés Keir Starmer), con tacto sutil y palaciego (del Macrón) no estaríamos pasando por lo que pasamos. Si nosotros fuéramos como esos gobernantes europeos tan cultos y estudiados, tan estólidos como falsos, insistimos, como el primer MINISTRO BRITÁNICO, Keir Starmer; el PRESIDENTE DE FRANCIA, Emmanuel Macron; el CANCILLER DE ALEMANIA, Friedrich Merz; la PRIMERA MINISTRA de Italia, Georgia Meloni; la PRESIDENTA DE LA COMISIÓN EUROPEA, Ursula von der Leyen y el SECRETARIO GENERAL DE LA OTAN, Mark Rutte, excelsos catadores de anos gringos, otro gallo cantaría. O si fuéramos como el patuleco Noboa, el burdo de Milei, la fatua de la Boularte, el mequetrefe de Bukele o el bobo de Boric, consumados besamanos y besaculos de los gringos, otro destino nos esperaría. Podríamos entonces ir y entrar a la Casa Blanca y extasiarnos besándole el fofo y asqueroso Orto a Trump. Pero es que escogimos el camino de la decencia, de la Adversidad, el marcado por Bolívar para ser libres y soberanos, para ser dignos de llamarnos venezolanos, dignos de tener patria, y nos negamos a andar por las ramas dejándonos vejar, robar, comportándonos cual cerdos en sus pútridas charcas.
- Si nuestros gobernantes hoy, fuesen, expertos catadores de culos gringos, como lo fueron en el pasado Betancourt y Leoni, Caldera y CAP, Luis Herrera y Lusinchi, ¡caramba!, los de las clases privilegiadas, anduvieran por Miami disputándose bagatelas y virguerías, con el cantaíto pajudo: “Ta`barato, dame dos”. Los privilegiados anduvieran por el mundo trayéndose chorizos y quesos, vinos y whisky, sintiéndose del primer mundo.
- “¡Ah! –suspiran los enfermos opositores de Venezuela-: ¡qué felices seríamos si nosotros estuviéramos dispuestos a besarles el culo a Trump! Tal cual como están dispuestos María Corina Machado y chuchumeco Edmundo González; como lo están, Leopoldo López, Juan Guaidó (quien está harto de hacerlo), Julio Borges, Enrique Capriles o Antonio Ledezma,… “¡Ah! –proclaman ellos-: otro gallo cantaría… Nos meterían aranceles del 50% y los aceptaríamos, nos meterían asesores gringos en Fuerte Tiuna, y lo aceptaríamos; se llevarían nuestro petróleo por tres lochas y lo celebraríamos, y en todo lo que nos pidieran, dijéramos felizmente arrodillados, sí señor, como no…”.
- Hay una filosofía que consiste en que si un fulano se arrastra, se deja humillar ante quien lo ofende y le esquilma; si se vende o se envilece cual una ramera, y todo por no enfrentar las adversidades, por no asumir su propio destino, entonces cree que podrá dormir tranquilo, que no tendrá problemas ni tendrá que aguantar presiones, amenazas o tener que padecer grandes sacrificios. Es decir, asumen el papel de miserables, de debiluchos y cobardes. Hacer como al que le montan los cuernos, hacerse el loco, hacerse el que no ve, para entonces no tener que encarar nada. Así estuvimos nosotros desde que muriera Bolívar a excepción del interregno de Cipriano Castro y Medina Angarita. Así estuvimos durante casi cincuenta años bajo los gobiernos adeco-copeyanos, bajos los robos y miserias impuestas por los gringos. Nada ofende más a un poderoso que cuando tú decides cambiar y no seguir siendo sus huele-pedos, no seguir aceptando sus degradaciones, sus imposiciones y bajezas.